A lo largo de los
años --y en mi caso son 54—hemos dicho
tantas cosas que a veces existe el riesgo de ser malinterpretado.
Recuerdo el tiempo
cuando comenzamos todo en Uruguay. No había nadie dedicado al tema OVNI, ni
investigación, ni estudio, ni evaluación, ¡nada!
Pero la gente
denunciaba haber visto cosas extrañas en el cielo y a veces aterrizadas.
¿Qué eran esas cosas?
La gente quería saber y nosotros asumimos la responsabilidad de dar una
respuesta.
No fue fácil.
Partimos desde cero. Nadie tenía experiencia en el tema. Estuvimos obligados a
leer y aprender de lo que los estadounidenses habían hecho, privadamente (APRO,
NICAP) y oficialmente, el Proyecto Libro Azul.
Estando en Uruguay tomamos
contacto con investigadores en Argentina (CODOVNI, Sr. Ariel Ciro Rietti,
Sub-Oficial Rualde Moyano, CEFAI, Dr. Roberto E. Banchs, CIU, Sr. Guillermo
Roncoroni, FAECE) y Brasil (CBPCOANI y algunas personas como el Dr. Olavo
Fontes, el Dr. José Escobar Faría, el Dr. Walter Buhler, el Dr. Flávio A.
Pereira, y el Ing. Joao Martins).
Pero aparte de un
montón de informes sobre OVNIs procedente de esos países, la única cosa práctica
que pudimos obtener fue un Formulario de Interrogatorio que era usado por las
organizaciones estadounidenses.
Fuimos capaces de
adaptar y desarrollar nuestro propio Formulario de Interrogatorio que llamamos
Ficha de Observación, y desarrollar las capacidades y estrategia para
interrogar a los testigos.
En esos tiempos,
--1958—nadie hablaba de OVNIs. En nuestra área geográfica aún se solía hablar
de “platos voladores” lo que sonaba ridículo y nada serio. Una de nuestras
primeras batallas fue convencer a los medios de comunicación que abandonaran la
práctica de hablar de “platos voladores” y comenzaran a hablar de OVNIs.
Vencimos.
Pero éramos el
hazmerreir de las redacciones de los diarios. Aún recuerdo las risitas
socarronas de los periodistas cuando alguien anunciaba “aquí están los
muchachos de los platos voladores”.
Sí, nosotros
atravesamos esa barrera del ridículo y la burla, hicimos esfuerzos por
soportarla y finalmente vencerla. Pero
les puedo asegurar que no fue fácil.
Las viejas
generaciones se han ido, nuevas generaciones llegan al campo Ovnilógico
sabiendo casi nada de todas las cosas que aprendimos por nosotros mismos, de
toda la experiencia y pericia que hemos acumulado a lo largo de los años. Ellos
no tienen idea de la cantidad de lectura que hemos hecho, y del correo y los
contactos personales que hemos disfrutado con los más prominentes
investigadores y estudiosos en la materia.
Y seguramente no han
investigado la cantidad de casos que nosotros investigamos, y probablemente no
han sacrificado el tiempo libre, la familia y aún su propio dinero por la causa
de tratar de hallar la verdad detrás de una denuncia de OVNI.
Ahora ellos enfrentan
un mundo diferente. La Internet es una tremenda herramienta para encontrar
información, relacionarse con gente, leer el mejor material, comprar libros, y
estar en contacto casi con cualquiera en cualquier parte del planeta.
Ellos no necesitan
aprender desde cero cómo investigar una denuncia de OVNI, y qué hacer después.
Todo está explicado en manuales. De hecho, yo escribí uno.
Ellos no necesitan
adaptar y adoptar un Formulario de Interrogatorio, ya están disponibles. Una
vez más, yo desarrollé uno.
Pero…ellos carecen de
experiencia, y por sobre todo, carecen de criterios.
¿Por qué? Porque
cualquiera que quiere puede involucrarse con el tema OVNI. No hay un filtro, no
hay un proceso de selección, no hay un título académico que prepare a la
persona para la tarea. Tampoco hay quien analice la personalidad del individuo
para determinar si satisface los requisitos de un adecuado nivel de educación
formal, honestidad, carencia de intereses económicos, adhesión al método
científico, y por lo tanto está en condiciones de ser un investigador bueno y
efectivo.
En nuestra
experiencia en Uruguay, tratamos con muchas personas que tenían pasión por el
tema y decían que querían investigar. Primero nos reuníamos personalmente con
ellas y teníamos una conversación en profundidad acerca de los OVNIs y otros
temas. Tratábamos de conocer sus personalidades, las cosas que habían leído
sobre el tema, qué pensaban o sabían de ciertos individuos involucrados con los
OVNIs, y qué pensaban acerca de todo el tema, así como sobre sus ocupaciones,
logros académicos, etc.
También tratábamos de
saber sobre el barrio donde vivían, sus familias, qué instrumentos poseían
(p.ej: binoculares, walkie-talkies, cámaras, brújula, etc) si tenían vehículo,
etc. y luego de eso decidíamos si invitarles o no a unirse a nosotros a nivel
de Colaboradores/as.
Les explicábamos la
forma en que encarábamos el problema, cómo investigábamos, en qué consistía
nuestro trabajo. Les decíamos que las denuncias de OVNI no ocurrían todos los
días sino que eran esporádicas, que entre tanto considerábamos un montón de
cuestiones administrativas y otras, como el correo internacional,
publicaciones, etc.
Luego de un año de
asistir todas nuestras reuniones, tratar algunas denuncias de OVNI, investigarlas
con nosotros y participar en nuestro análisis y evaluación de cada caso, les
dábamos la opción de tomar la decisión:
si querían continuar con nosotros o no
lo harían.
Algunas personas que
comenzaron como Colaboradores llegaron a ser miembros plenos, investigadores y
expertos.
Otros, luego de un tiempo se retiraron. Hubo un hombre que permaneció con nosotros por un tiempo y luego que aprendió algo de nuestro trabajo, la forma en que hacíamos nuestra investigación, el Formulario de Interrogatorio que teníamos, decidió dejarnos y comenzar otra organización por su propia iniciativa. Era un buen hombre pero no fue capaz de compartir nuestros criterios.
Otros, luego de un tiempo se retiraron. Hubo un hombre que permaneció con nosotros por un tiempo y luego que aprendió algo de nuestro trabajo, la forma en que hacíamos nuestra investigación, el Formulario de Interrogatorio que teníamos, decidió dejarnos y comenzar otra organización por su propia iniciativa. Era un buen hombre pero no fue capaz de compartir nuestros criterios.
Con el tiempo esa
organización que nunca alcanzó la eficiencia y precisión de la nuestra se
dividió en dos, y algunas personas dejaron esa institución para comenzar otra.
Competían entre ellas.
Nosotros continuamos
sin vacilación con nuestro trabajo que demostró ser el mejor.
Desde el mismo
comienzo de nuestra institución, establecimos una relación de cooperación con
la Fuerza Aérea Uruguaya. Funcionó perfectamente.
Sin embargo, cuando
los militares asumieron el gobierno de Uruguay, decidieron crear por ellos
mismos una entidad oficial, lo hicieron con las otras dos instituciones que se
declararon inexistentes luego de ser tragadas por la estructura oficial. Quedó
claro que la intención era eliminar a las instituciones privadas y tomar
un control directo sobre el tema y la gente relacionada con el mismo.
Posteriormente,
nuestra organización fue invitada a unirse a la comisión oficial. Primero
solicitamos una aclaración sobre el punto de vista de la comisión respecto del
tema OVNI y demandamos total transparencia y una política en la que no hubiera
secreto, lo cual en el momento se nos aseguró. Bajo esas premisas decidimos
participar en la comisión oficial pero manteniendo nuestra independencia como
institución.
En otras palabras,
nuestra relación con la investigación oficial sería entre dos instituciones: la
Fuerza Aérea Uruguaya y CIOVI. Lamentablemente, la falta de conocimiento del
tema por los militares y el entusiasmo pero la carencia de criterios adecuados
de las personas de los otros grupos hicieron finalmente imposible trabajar juntos
y CIOVI dejó la comisión oficial.
Ahora, en el mismo
comienzo fuimos realmente subsidiarios de las ideas y puntos de vista
desarrollados en Estados Unidos, principalmente por Donald E. Keyhoe, (un Mayor retirado del
Cuerpo de Infantería de Marina) cuyo libro “Platos Voladores de Otros Mundos”
llegó a nosotros en su versión en español y en ese entonces fue la “Biblia”
para cada Ovnílogo de la región.
Pero había un problema del cual nos dimos cuenta muchos años después. Keyhoe fue el vocero de la inteligencia militar y promovió abiertamente la idea de que los OVNIs venían del espacio exterior.
Pero había un problema del cual nos dimos cuenta muchos años después. Keyhoe fue el vocero de la inteligencia militar y promovió abiertamente la idea de que los OVNIs venían del espacio exterior.
Nosotros aceptamos
esa posición, pensamos que era casi la única razonable y realista, y combatimos
duramente a los escépticos que decían que los OVNIs no existían, que no eran
reales, o simplemente de naturaleza psicológica.
Con los años supimos
que NICAP –la organización fundada por Keyhoe--
era un niño prodigio de la C.I.A., y que había otras hipótesis y
posiciones a tener en cuenta.
Aprendimos que una
cosa es lo que los testigos ven y otra es la interpretación provista por la
cultura que habitualmente va con lo que ha sido sistemáticamente instilado por
todos los medios, incluidos revistas y libros; y ahora preponderantemente por
la Internet.
Aprendimos que la prensa
exagera y aún distorsiona el relato de una denuncia de OVNI a fin de venderla
mejor al público, afectando el trabajo de los investigadores.
Aprendimos que cuando
hay un programa de televisión en vivo en el cual el conductor trata regularmente el tema OVNI, la cantidad
de denuncias de OVNI crece concomitantemente.
Aprendimos que aún
los más destacados y respetados expertos dedicados al tema OVNI (el Dr. J.
Allen Hynek y el Dr. Jacques Vallée) no suscriben la idea de extraterrestres
visitando la Tierra.
Pero ciertamente
sabemos que los OVNIs siguen andando por ahí. No en la cantidad que
supuestamente lo hicieron antes, y con
seguridad no en la cantidad que los entusiastas del tema pretenden que creamos,
con fotografías y videos subidos un día y otro también a YouTube.
Ciertamente
reconocemos que hay objetos materiales, con forma ovoide que vuelan los cielos
y que no pertenecen a los países donde son vistos. Y que existen los llamados
Fenómenos Luminosos Anómalos que son muy enigmáticos y son actualmente el
específico tema de investigación de campo y estudio por unos 40 científicos y
técnicos alrededor del mundo, en lo que constituye la más importante expresión
del último desarrollo en Ovnilogía, lo que personalmente llamo la Nueva
Ovnilogía.
Esta Nueva Ovnilogía
exige el uso de algunos instrumentos sofisticados y la observación, registro y
medición directa de los F.L.A. en los lugares donde ocurren.
Dicho todo esto, el
campo de los OVNIs actualmente y particularmente en ciertos países está
excesivamente poblado de ignorantes, gente sin suficiente educación formal, sin
ninguna experiencia y conocimiento del tema, su historia, el quién es quién, lo
que hemos hecho, lo que ya sabemos y lo que aún no sabemos.
Hay demasiado
entusiasmo, una presuntuosa discriminación contra las personas que no estamos
de acuerdo con el “dogma ET”, hay una tendencia conspiranoica que propende a
pensar que todo lo que procede de una fuente oficial es sospechoso o una
mentira, y que todos los gobiernos del mundo, no importa cuán antagonistas sean
entre ellos, sin embargo participan en un ocultamiento planetario para esconder
la “verdad” de que tenemos visitantes del espacio exterior.
Esta posición y
actitud no sólo carece de rigor científico, sino que no cumple con los mínimos requisitos
de un intelecto inteligente y una forma lógica de pensar.
Encontramos personas
que se consideran a sí mismos/as “Ufólogos/as” pero aceptan a pie juntillas
casi cualquier cosa que llega a su conocimiento, sea una fotografía, un video,
un relato de “hombres de negro, agroglifos, el “chupacabras”, criaturas
intraterrenas, ¡lo que sea!
Bueno, es hora de ser
rigurosos, es tiempo de aplicar un filtro responsable a los relatos que
circulan y no relacionar a todos ellos con el tema OVNI. Es hora de aplicar un
filtro a las personas que no han aprendido lo que implica ser un
investigador y estudioso serio,
responsable y efectivo en el tema OVNI.
Ciertamente ¡no
cualquiera tiene el derecho de autotitularse Ovnílogo!
Es por esto que
debido a las terribles distorsiones que verificamos actualmente, de la misma
forma en que decidimos no hablar más de OVNIs, dada la diseminada idea de que
OVNI es equivalente a nave extraterrestre, y hablamos de Fenómenos Aéreos
Inusuales o Fenómenos Aéreos Anómalos, por la misma razón decidimos no
llamarnos más Ufólogos (u Ovnílogos) sino investigadores y estudiosos, o
expertos en F.A.I.
Esta es una medida
para tomar distancia y claramente diferenciar el tema de nuestra investigación
y estudio, y a nosotros mismos, con las versiones populares de ambos.
Pensamos que hay aún
muchas razones para investigar y estudiar los Fenómenos Aéreos Inusuales, y que
quizás estemos al borde de un excepcional avance científico.
Pero ciertamente no
procederá de los pseudo-documentales de algunos canales, o de algún programa de
radio o TV, o de mesas redondas populares donde se puede discutir cualquier
tema, o de YouTube y especulaciones acerca de “antiguos astronautas” y una
conspiración mundial.
Vendrá del silencioso
y casi secreto trabajo de un grupo de personas dedicadas, que en todo el mundo
trabaja sin anteojeras, sin prejuicios o la aceptación de creencia alguna, pero
con el honesto propósito de hallar la verdad, cualquiera sea ésta.
Entre tanto, ¿qué
podemos hacer con las nuevas generaciones de personas realmente y seriamente
interesadas en el tema de los F.A.I.?
Uno de los
principales problemas que ha creado el actual desmadre en torno al tema es la
falta de involucramiento del estamento científico. Visto como algo fantástico,
irreal, no merecedor de investigación, la verdad es que jamás se destinó suficiente
dinero como para desarrollar un amplio y profundo estudio del tema.
La comunidad
científica, esos investigadores en universidades y facultades siempre están en
desesperada necesidad de fondos para desarrollar su trabajo. No hay nación en
el mundo –que yo sepa—que jamás haya establecido un fondo permanente para hacer
investigación en el área de los F.A.I.
Si se hubiera hecho,
no habría más charlatanes, comerciantes y gente que explota la credulidad de
otras para hacerse de su dinero, sino la verdad y sólo la verdad. Estaríamos
permanentemente informados de los progresos hechos en el área, y finalmente se
alcanzaría una respuesta que definitivamente podría poner todo el tema en
reposo.
La carencia de esta
situación determina todas las incertidumbres y toda la especulación y fantasía
que actualmente sufrimos.
Pensamos que ha
llegado el momento de poner fin a todo este tipo de circo, y de comprender que
este es un tema que deben encarar los científicos por ellos mismos de una
vez por todas.
Algunos de ellos ya
lo están haciendo privadamente. Pero tiene que ser hecho por universidades
oficiales o privadas y con suficientes
fondos.
Lo que nosotros
investigadores y estudiosos de los F.A.I. podemos hacer es dar todo nuestro
apoyo y colaborar con esos científicos.
Esta es nuestra
opinión.
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