En este paréntesis que se abre entre las Fiestas Tradicionales, nos ha parecido agradable publicar algo diferente: un cuento.
Quien infiera algo más que eso, se equivoca. Esto es ficción pura. Es un cuento, y el único fin que persigue es entretener. Si lo logra, estamos satisfechos.
En una reunión “para
todos los interesados en el tema OVNI”, se dieron cita una veintena de personas
en un bar y restaurante algo alejado del centro de la ciudad.
Quien invitó entonces
lanzó la pregunta del título, y los presentes comenzaron a responder.
Alguien –por su
cuenta—llevó una libreta de apuntes, y comenzó a anotar las respuestas.
El primero que habló
dijo que él era una persona naturalmente curiosa, y que el tema le empezó a
interesar casi desde que era niño, y cuando se puso a leer revistas y libros,
cada vez se interesó más, porque ve que en todo hay como un misterio.
Una señora dijo que
estaba enamorada de la idea de que otros seres inteligentes hayan llegado a la
Tierra, y que para ella eso constituye una verdad evidente, y lo que está
buscando es una forma de hacer contacto.
Un hombre maduro dijo
que a él le interesaba llegar a la verdad en todo el asunto. Que él veía muchas
tendencias y enfoques, pero que para él lo que contaba era la poca gente que
seriamente se dedica al tema, y que sus lecturas y fuentes de información eran
muy selectas.
Otro dijo que veía OVNIs todos los días, y los
filmaba. Que tenía ya 3 mil 200
registrados, y que a cualquiera que quisiera le podía obsequiar un DVD
para que se convenciera…..Luego de esas palabras siguió un silencio….y lo
interrumpió un muchacho joven que dijo que para él los OVNI eran como animales
que hay que salir a cazar. Y él tiene un equipo de visión nocturna y filmación,
y sale a darles caza, y ha cazado a algunos.
Terció otro hombre
maduro, quien dijo que él relaciona el tema con tradiciones indígenas de la
Patagonia y de la zona cordillerana, donde junto a imágenes rupestres hay
relatos de visiones de estos objetos.
Se sumó entonces
alguien que dijo que tenía conocimientos adquiridos en eso desde hace muchos
años, cuando leía la revista Planeta, y a Pauwels y Bergier. Y que había que
rastrear en los relatos indígenas y de pueblos autóctonos de distintas latitudes
y culturas, las historias y las construcciones dejadas por estos seres venidos
del cielo, y comenzó a explayarse sobre las pirámides en distintas partes del
mundo, la terraza de Baalbek en Irak, las construcciones pre-incaicas en Perú,
las figuras de Nazca, el “astronauta” de Palenque, las imágenes “jo-mon” de
Japón, y hasta habló de los continentes perdidos de Mu y Lemuria.
Otro asistente dijo
que había que traer el tema a la actualidad, y que él y su esposa se
especializaban en el estudio de dos tipologías: los hombres de negro y las
abducciones.
Melissa, una chica
muy inquieta que se movía en su silla y desde el inicio era notorio que quería
decir algo, finalmente encontró un momento propicio para decir que en la Laguna
de los Cuervos, se observan extrañas apariciones de luces casi todas las noches,
y que más de una vez se han llevado un gran susto porque se les han aparecido
casi al lado, y así como aparecen desaparecen para reaparecer un poco más
distantes. Cambian de forma y de color, pero deambulan por allí. Las han
fotografiado y filmado. Por otro lado, está muy dedicada al tema de la
mutilación de ganado, y ya tiene con un grupo
que trabaja con ella, 223 casos de animales mutilados. La pregunta dijo,
es ¿quiénes son los que están haciendo eso y por qué?
Cuando alguien le
preguntó si pensaba que eran extraterrestres, ella dijo que no lo sabía pero
que encontraba que en el caso de las mutilaciones hay como cierto desafío o
cierta burla…y explicó: si fueran seres venidos de otro mundo, y quieren
estudiar nuestras especies, bastaría con que se llevaran algunos ejemplares de
animales y punto.
No tendrían necesidad
de devolverlos mutilados. Pero eso de dejar tirado a un animal mutilado, parece
como un desafío a que uno descubra quién lo está haciendo, como una expresión
de impunidad, como si dijeran: “ven, lo hacemos y ahí se lo dejamos…den con
nosotros si pueden”.
Alguien que estaba en
el fondo del salón surgió con su voz para decir que él no veía ningún desafío
ni burla. Que simplemente luego de obtener del animal lo que querían, se
deshacían del resto que ocupa lugar y peso.
El que tomaba notas,
una vez que la ronda de opiniones parecía haberse terminado, tomó la palabra y
dijo que a él le importaban las estadísticas, que había coincidencia universal
en que el porcentaje de casos denunciados y no explicados a lo largo de los
años había sido cada vez más pequeño, y que en la actualidad, prácticamente no
se registraba el tipo de avistamiento de objetos que habían abierto el tema en
los años 40 y 50 del siglo XX.
Ya nadie habla de
tripulantes, ni de encuentros cercanos. Ahora todo se refiere a imágenes que la
gente toma con sus teléfonos celulares o a alguna imagen que le aparece a
alguien en su computadora cuando mira una foto tomada a un paisaje, o un video
obtenido con la misma intención.
Añadió que frente a
esta realidad actual, se pregunta a sí
mismo, qué tiene que ver con lo que se veía hace 40 o 50 años atrás.
El moderador del
grupo resumió un poco lo dicho por los asistentes, dijo que era un muy buen
comienzo, y todos acordaron reunirse dentro de un mes, trayendo cada uno más
elementos para aportar y compartir.
Cerca de las mesas
ocupadas por este grupo, había dos señores que habían estado allí desde antes
que el grupo se reuniera, y que tenían al costado de su mesa, sobre una silla,
una valija ancha, de bordes metálicos.
Uno de ellos comentó
con el otro: “Creo que hemos hecho una buena cosecha. Habrá que hacer un
seguimiento…esto promete.”
“Sin duda, --contestó
el otro-- esto es digno de un estudio de
psicología social…pero en cuanto a lo nuestro, de momento creo que no hay
peligro alguno…nadie se ha acercado a la realidad….pienso que el Comando
Central recibirá el informe con beneplácito.
“¡Oh, si!” Exclamó el
otro, con una leve sonrisa.
Pagaron su
consumición, y se retiraron del local partiendo en un automóvil con chofer que
les aguardaba.
Un mozo del local,
advirtió que el vehículo tenía chapa diplomática, y sus cristales todos oscuros…
Milton W. Hourcade