Milton W. Hourcade, co-fundador del C.I.O.V.I. presenta su comentario a la propuesta sobre “El
Futuro de la Ufología” planteada por Vicente-Juan Ballester Olmos.
Hemos exhortado a otros ufólogos a hacer lo mismo y
hemos ofrecido este blog para ello, pero hasta ahora, nadie ha dicho una
palabra, lo cual no me parece justo para la importante reflexión hecha por
nuestro colega y amigo VJBO.
A riesgo de equivocarme en algo, o de decir cosas que
no gusten, aquí continúo el diálogo iniciado por Ballester Olmos. Diálogo al
que –una vez más— invito a participar a
otros ufólogos en quienes estoy pensando, pero no los nombro para no
comprometerles.
En primer lugar, me voy a permitir señalar dónde
discrepo con Vicente-Juan, y luego, en qué concuerdo.
La discrepancia fundamental y general, es con la
propuesta del Dr. Jacques Vallée, a quien tengo por uno de los más brillantes
pensadores en torno al tema de los OVNIs.
Vallée es hombre de informática, y entonces, es
natural que él piense que el futuro de la Ufología radica en construir una
buena base de datos, para analizarla y extraer conclusiones definitivas.
Siempre he criticado las bases de datos como el
UNICAT, y el propio archivo cibernético de Vallée, porque si esos catálogos y
las estadísticas que de ellos surgen, contienen denuncias de OVNI, pero no sola
y exclusivamente casos irreductiblemente calificados como OVNI luego de una
meticulosa y concienzuda labor de investigación y estudio, pues esos catálogos
son un perdedero de tiempo y no sirven para nada.
De ahí que hay que aplicar una criba, hay que
establecer un filtro racional elemental. Sólo un catálogo compuesto por casos
bien investigados tendría el valor de aportar datos que nos podrían tal vez,
dar un perfil real del fenómeno ante el cual estamos.
Pero el tema se transforma en algo inalcanzable y
complejo, porque lamentablemente hemos desperdiciado 68 años sin lograr que la
Academia, aceptara tratar al fenómeno OVNI bajo la consideración
multidisciplinaria que merece, y aún peor, sin crear cursos a nivel universitario
para formar investigadores y estudiosos del tema.
Entonces, todo ha sido una improvisación, de cabo a
rabo. Tanto a nivel oficial cuanto mucho más a nivel privado. Sí, habemos
quienes hemos realizado una gran experiencia en la materia, acumulado pericia,
y tenemos por tanto una idoneidad adquirida en el tratamiento del tema.
Pero, ¿qué grado de confianza puedo tener respecto de
lo que un investigador haya hecho en su tarea, por ejemplo para MUFON
–organización muy dada a afirmar de antemano el carácter extraterrestre de los
OVNIS?
Es evidente que antes que seleccionar casos, tenemos
que seleccionar investigadores, porque de éstos va a depender en muy buena
medida el resultado obtenido de la investigación, análisis y conclusión de una
denuncia original de Ovni.
Digámoslo con simpleza y realismo: a fulano le creo,
confío en sus criterios. A zutano no, no puedo confiar en esta persona. Y ahí
se juega el tema todo.
Si reunimos no 100, sino una treintena de buenos casos
de todo el mundo, pero bien investigados, y sin explicación convencional
posible luego de haber agotado todas las posibilidades, entonces estaremos cara
a cara con el fenómeno, y veremos en qué consiste, qué características tiene,
etc.
La
adjudicación del origen ET de los Ovnis
Dice Ballester Olmos: “No podemos olvidar que a
los ovnis se les adjudicó un origen extraterrestre por parte de la prensa y de
escritores poco rigurosos (teoría ésta que sustenta actualmente la mayoría de
los ufólogos) mucho antes de que se estudiaran académicamente.”
El
origen extraterrestre no fue adjudicado “por parte de la prensa y de escritores
poco rigurosos”. Fue una típica
operación psicológica (psyop) creada por la Inteligencia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, y que tuvo
como principal vocero al Mayor (Ret.) del Cuerpo de Infantes de Marina, Donald
Keyhoe, y a su organización creada por la CIA, el NICAP. En mi libro “OVNIs:
La Agenda Secreta” así lo expongo, documento y demuestro.
Por supuesto que una vez echado a andar el mito, tuvo
inmediatamente repercusiones deliberadamente buscadas, --la andanada de libros,
artículos en revistas y películas de ficción mostrando “platillos volantes”,
todo muy bien estudiado y descrito en el libro “UFOs & Alien
Contact – Two Centuries of Mystery” (OVNIs & Contacto Extraterrestre – Dos
Siglos de Misterio”, 1998, Prometeus Books, Nueva York, 408 páginas,
escrito por Robert. E. Bartholomew, investigador de Sociología en la
Universidad James Cook en Queensland del Norte, Australia, y George S. Howard,
Profesor de Psicología de la Universidad Notre Dame, en Indiana, Estados
Unidos.
Y
como consecuencia de ello, el público en EE.UU. y luego los interesados que
fuimos surgiendo en diferentes países, mordimos el anzuelo y primero también
sostuvimos ese origen extraterrestre que luego el trabajo de investigación se
encargó de demoler categóricamente.
Los testigos y la validez
de los testimonios
Al
respecto Ballester Olmos señala: “la
evidencia muestra
que gente normal y corriente cuenta historias inventadas, engaña y embauca a
otras personas, así como que gente bien entrenada en sus profesiones confunde y
malinterpreta objetos o fenómenos naturales mucho más a menudo de lo que cabría
esperar.”
Por
el contrario, he señalado en más de una ocasión que gracias a la fidelidad de
la descripción de lo avistado, eso nos ha permitido concluir un caso.
Pero
también he indicado que el testigo no es un sujeto aislado de la influencia que
la sociedad y la cultura ejercen sobre él. De modo que el testigo hace la
denuncia porque considera que vio algo extraño que para él no tiene una
explicación lógica. Ahí entra la tarea del investigador.
En
mi artículo “DOS PREMISAS FUNDAMENTALES:
Las apariencias engañan - Las cosas son
lo que son y no su interpretación” digo: “La experiencia indica que en general
los testigos describen con bastante exactitud lo que han visto, pero son
llevados por factores mayormente culturales y de condicionamiento psicológico,
a interpretar eso que han visto, atribuyéndole una identidad errónea.
Es propio
de la labor del investigador, saber separar ambos factores, y aprovechando el
mayor grado de fidelidad en la descripción brindada de lo visto, procurar
establecer la verdadera identidad del fenómeno u objeto que motivó la denuncia
OVNI. Todo ello necesariamente
complementado con un estudio de las circunstancias que rodearon lo acontecido,
la búsqueda de otros testigos, y la verificación de información técnica que permita
dilucidar el caso.”
Las
únicas denuncias que han sido fraudulentas –en la experiencia del CIOVI— han sido las referidas a fotografías.
Invariablemente los testigos han inventado historias para respaldar los trucos
que han realizado. Y me estoy refiriendo a fotografías en blanco y negro o en
color, usando película.
Actualmente
ocurre algo muy diferente. Alguien sale al aire libre, y toma fotos de
distintos motivos. Cuando las va a ver en su computadora, ¡oh sorpresa!
descubre un “objeto” o varios, que ni siquiera vio. Lo bueno es que algunas de
estas personas acuden a los investigadores, y un análisis de las tomas permite
establecer la identidad de lo fotografiado, generalmente aviones, pájaros y
hasta mariposas.
Claro,
muchos otros, desaprensivamente, suben a YouTube un video, o a una página web
una foto y muy sueltos de cuerpo ya titulan “eso” como “ovni”. Una simple
demostración de ignorancia y de obsecuencia irracional con el mito ET.
Concuerdo
con Vicente-Juan respecto a que “gente bien entrenada en sus
profesiones confunde y malinterpreta objetos o fenómenos naturales mucho más a
menudo de lo que cabría esperar.”
Y en este rubro me permitiría señalar a los
pilotos de aviones –tanto civiles como militares. Pero también cabría añadir a
algunos científicos que a pesar de serlo, caen en tontos errores conceptuales.
Y al respecto no voy a citar un nombre que es paradigmático, por cuanto la
persona ha fallecido.
Lo que sabemos
Dice
en una fuerte autocrítica Ballester Olmos:
“quiero resaltar que después de 68 años de historia
moderna de los ovnis, no sabemos nada acerca de la naturaleza de un supuesto
fenómeno OVNI/UAP. A día de hoy, todavía seguimos partiendo de cero, porque
todas las preguntas básicas sobre este fenómeno están abiertas y ninguna de
ellas ha sido resuelta, como el mismo Vallée señala al esbozar una lista de
“preguntas sin respuesta” que son cruciales y que pertenecen a temas clave como
la búsqueda de patrones, la física del fenómeno, la geografía, el impacto sociocultural,
el efecto en el testimonio humano y aspectos de metodología y epistemología.”
El Dr. Vallée quiere
mantener un misterio y me parece que busca razones para hacerlo misterioso, y
considero respetuosamente, que la realidad es diferente.
El fenómeno OVNI
involucra más de un tipo de fenómenos, y no sólo el de los “platillos
volantes”. Pero, en términos por ejemplo de los Fenomenos Luminosos Anómalos,
hemos llegado a saber mucho, gracias a los trabajos de una cuarentena de
científicos e investigadores, entre los cuales se destaca el trabajo del
Astrofísico Dr. Massimo Teodorani (miembro del UAPSG-GEFAI), así como el de
quienes están involucrados en el estudio del Valle de Hessdalen en Noruega, y
de otros tantos puntos geográficos bien precios del planeta.
En cuanto a la
geografía, así como al impacto sociocultural, creo que se ha testimoniado y
escrito harto suficiente.
Respecto a la
búsqueda de patrones, me parece que también hay mucho elaborado, y no
especulativo. La nocturnidad del fenómeno es abrumadora, por ejemplo. Su
capacidad de aparecer como de la nada y desaparecer en la nada, también. Esto
sólo por señalar dos aspectos bien constatados en todo el planeta.
De los aspectos de
metodología y epistemología, nosotros los investigadores y estudiosos somos
responsables.
En lo personal, mi
libro “Elementos de Ovnilogía – Guía
para la Investigación” ha querido ser un aporte básico y sensato acerca del
método de investigación, estudio y evaluación a emplear, que –de haberse
adoptado universalmente—nos daría la seguridad y una base firme para valorar
los casos culminados con la clasificación “OVNI”.
En tanto sigo
enviando con frecuencia gratuitamente el libro a todo quien me lo solicita vía
Internet, espero que sus criterios se adopten en España, Chile, Perú, México y
Argentina, países desde donde me han llegado pedidos de la obra.
Mis mayores concordancias
Según el Dr. Vallée: “el fenómeno ha demostrado
un nivel de complejidad que desafía el análisis e incluso la descripción
racional
Ballester
Olmos por su parte indica que no se trata de complejidad sino que “en mi opinión‒ no hay ningún fenómeno
realmente nuevo en la casuística”.
Y
aún va un paso más allá, Ballester Olmos plantea esta interrogante: ¿Qué pasa si los ovnis son algo más
relacionado con nuestro mundo interior que con el mundo exterior? ¿Qué pasa si
esto no tuviera nada que ver con la complejidad en absoluto? ¿Y si ello se
debiera simplemente al hecho de que en realidad estamos manejando un fenómeno,
donde un número infinito de causas, estímulos, objetos y procesos, tanto
naturales como artificiales (hechos por el hombre) provocan la falsa impresión
de que todos los avistamientos proceden de un mismo y único principio?
Más
de una vez he dicho que el categorema OVNI, sirve como un comodín, como una
gran bolsa a la que se echa todo lo aparentemente inexplicable o extraño,
aunque eso que se echa dentro, no tenga inclusive ninguna conexión entre sí.
Concuerdo
plenamente con la interrogante planteada por Ballester Olmos, que en lo que me
es personal la transformaría en una afirmación. Porque eso es lo que ha estado
sucediendo hasta ahora.
Más
adelante, VJBO afirma: “los informes de
platillos volantes parecen simplemente un epifenómeno asociado a un determinado
modo mental”.
Exactamente,
y ese es el modo mental creado por el mito E.T. Ahí está el resultado
pragmático y constatable de la operación psicológica emprendida décadas atrás.
O sea, el meme que se creó en 1952, y que continuó de ahí en más, haciéndose
más complejo, con nuevos elementos que lo fueron nutriendo a lo largo del
tiempo, hasta el llano actual, donde ya no ocurre nada.
Constata asimismo Ballester Olmos: “de mi propio estudio de más
de cuatro décadas se infiere que, probablemente, no es un fenómeno genuino,
sino un sumatorio de explicaciones más o menos banales, inmersas en un universo
caótico de datos donde los malentendidos y la inadvertencia juegan un papel
significativo”.
Añadiría,
donde la ignorancia enfatuada de algunos, la irracionalidad cuasi fanática de
otros, el interés de quienes siguen explotando comercialmente el tema en
beneficio propio, y algunos intereses públicamente no confesados de agencias de
inteligencia, siguen aportando elementos para sustentar el mito.
En
medio de este panorama, de este “universo caótico” o casi, no puede dejarse de
ver el papel cumplido por la prensa. Una prensa que ha colaborado con los
investigadores cuando ha aportado datos para ubicar a los testigos, o
anticipado relatos, y otros elementos, pero una prensa que –cuanto más
amarillista peor—ha sido nefasta cuando ha generado en personas
psicológicamente influenciables, todo el ámbito propicio para que terminaran
formulando denuncias de OVNI, implicando un trabajo extra e innecesario por
parte de los investigadores.
La
prensa inescrupulosa que sólo busca aumentar el tiraje o vender bien el
programa de TV, acude a estas bajezas sin medir ni pensar en el daño cultural
que causa.
También concuerdo con mi ilustre amigo valenciano en que: “Se ha informado sobre
fenómenos OVNI/UAP por lo menos desde 1947. La ciencia institucional ha
descartado los ovnis. Muchos gobiernos han desclasificado sus archivos y los
han entregado a los aficionados. Los militares han anunciado que este tema
tampoco es suyo.”
Cuando
hay quienes aún se afanan por la “desclasificación” de archivos oficiales, o
sea, quitarles el carácter de secreto de los mismos, con lo que estoy en un
todo de acuerdo, porque no hay en esta materia nada que ocultar, es cierto
también que el BlueBook, la inteligencia aérea del Reino Unido, España, y
GEIPAN han abierto sus archivos oficiales, ¿y qué?, pues que no ha pasado nada.
No ha surgido nada extraordinario y significativo como para concluir que
efectivamente estamos ante la presencia de algo verdaderamente “no de este
mundo”.
En
lo personal, pienso que se vieron en las primeras décadas, algunos artefactos
aéreos inusuales, producto de una tecnología basada en una física diferente a
la usualmente conocida y aceptada, creados por parte de un grupo humano
reducido, apartado, y altamente especializado. Pero el uso de esos aparatos,
terminó no siendo redituable ni conveniente, y tal vez, esa generación de una
“civilización otra” al decir de Joseph P. Farrell, ya ni siquiera está entre nosotros.
Ballester
Olmos culmina expresando lo siguiente: “Como
recomienda Vallée, es el momento de diseñar una nueva estrategia para evitar 70
años más de ignorancia y frustración. Creo que es necesario un debate mundial
con el fin de impulsar la estrategia óptima.”
Estoy
totalmente de acuerdo con el debate planteado, y creo que un núcleo selecto de
investigadores tendremos que volver a dialogar tal vez en el marco de una
Segunda CAIPAN, o bien mediante foros vía Skype o algo similar.
El
tema es ¿qué estrategia elegir? ¿Acaso la de la base de datos es la mejor?, y
si no lo fuere ¿qué otra podría arrojar resultados concretos, y no dentro de 10
años sino dentro de 2 o a lo sumo 3?
Los
Ufólogos/as tienen la palabra.
Milton
W. Hourcade
Virginia,
Marzo de 2015.