En este tiempo de vacaciones, especialmente en el hemisferio Austral, la gente no está para cosas muy serias. En cambio, leer una novela o un cuento, mientras se toma sol en la playa, resulta muy adecuado.
Por eso, he decidido publicar otro cuento, haciendo una excepción a la tradicional línea de publicaciones del UAPSG-GEFAI.
El cuento sólo está en español, y epero lo aprovechen bien todos nuestros lectores. ¡por supuesto! el cuanto tiene perfecta cabida en este blog.
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En algún lugar de la ciudad, un individuo con su
celular en la oreja dice: Bueno, Alberto, dale, esta tarde nos vemos!!!...sí,
sí, a las 6…¡chau!
Bueno, --comenta con el que le acompaña-- creo que este negocio nos puede salir
redondo….
--¡Como los platos!..jaja..-comentó el otro.
--Tal cual, ¡justito así!!
A las seis de la tarde Olegario y su amigo Aniceto
habían llegado al café y bar, casi
desierto. Pidieron una cerveza y conversaron entre ellos hasta que se hizo presente
Roberto, acompañado según dijo de su “asistente técnico”, el gordito Ricardo,
experto en luces, sonidos y otras lindeces.
Olegario y Aniceto les dieron la bienvenida y
comenzaron la conversación.
“La cosa es así…--comenzó diciendo Olegario-- hace ya casi un año, empezamos a mover la
pelota. Creamos una página web bien atractiva, muchas fotos, algunos videos, y
sacamos notas de donde fuera, exopolítica, etc.todas armando ambiente. Pusimos
avisos de la página en Twitter, en Facebook, en Hi5, dimos manija en 5
programas radiales dedicados a los OVNIs que agarran viaje con cualquier cosa,
y terminamos invitando a una reunión.
Cuando se hizo la reunión –dijo Aniceto-- te juro que estábamos con miedo, se vino
tanta gente que no sabíamos ni cómo empezar todo ni cómo parar aquello. Entonces a Olegario se le ocurrió decir: “nosotros sabemos… “ y hubo un
gran aplauso….”contra los escépticos, los mentirosos, los que nos ocultan cosas…
nosotros sabemos que los ovnis son naves de nuestros hermanos superiores que
vienen para prepararnos y guiarnos para el futuro”….y allí yo no sabía dónde
meterme…porque eso ni estaba previsto, nosotros en principio queríamos ver un
poco qué pensaba la gente…pero Olegario agarró para ese lado, y creo que fue
intuitivo…el aplauso a rabiar que tuvo lo dijo todo….”
A partir de ese momento,--añadió Olegario-- hubo quien
tomó la palabra para decir que había que estar preparados y que para prepararse
había que hacer ciertos ejercicios espirituales…otro dijo que luego de esos
ejercicios se está en condiciones de ver lo que otros no ven… y por ahí siguió
la cosa.
Nos dimos cuenta –señaló Aniceto—que “el campo estaba
fértil”, que sólo faltaba el vamos.
Entonces pedimos a todos que nos dejaran sus números
de celulares y sus direcciones de correo electrónico que próximamente
convocaríamos a otra reunión y decidiríamos donde ir.
Recogimos 170 papeles, algunos hasta firmados o con
mensajes alentadores.
De regreso hicimos una lista en la computadora y nos
dedicamos a buscar un lugar adecuado.
Sí, queríamos algo a no más de dos horas de la ciudad,
aislado, aparatado, con buen cielo.
También guarecido de miradas indiscretas. Algo entre
cerros que no permita ver desde otros lados lo que se está haciendo, pero con
apertura al cielo.
Cuando encontramos el lugar, convocamos a un primer
viaje.
Llenamos 4 autobuses, la gente pagó con gusto su
boleto que era 3 veces superior al costo total del viaje ida y vuelta.
Llegamos al lugar, Olegario les habló, luego surgió
Silvio, un hombre al parecer muy culto, que se puso delante de la gente, dijo
que había viajado mucho y que había aprendido técnicas de meditación y
concentración, y empezó a trabajar con la gente. Había que ver cómo le
obedecían…
Y de pronto dijo, nos vamos a concentrar en este
sector del cielo…y lo señaló, y vamos a enviar el siguiente mensaje
mental: "hermanos del cosmos, les
esperamos, manifiéstense!!" Repítalo cada uno en silencio, y mientras mira al
cielo siga repitiéndolo y repitiéndolo….
Si alguien ve algo, no diga nada para no distraer al
resto, simplemente levante su mano….
Bueno, --dijo Aniceto--- por unos 20 minutos, todo en silencio, la
gente con la mirada fija en el cielo, no pasaba nada….nosotros mirábamos, y todo estaba quieto.
De pronto una señora levantó su mano, y enseguida la
siguieron varias más, y luego algunos hombres y la cosa se fue
extendiendo. Yo creo que al final había
como 40 manos levantadas.
Silvio dejó pasar otro rato y entonces dijo, respiren hondo, una,
dos, tres veces….exhalen el aire
con fuerza…bien….ha terminado nuestro ejercicio por esta noche.
Quienes levantaron sus manos no digan nada, no
comenten nada, guárdenlo con ustedes, cada uno sabe lo qué vio, que puede ser
diferente a otros, porque cada quien recibe el mensaje según su estadio de
evolución y conocimientos…
Ahí tomé la palabra yo –dijo Olegario-- anunciando una próxima reunión en la ciudad,
y la planificación de una futura visita.
La vuelta fue de locos –dijo Aniceto-- en los buses era un cotorreo de comentarios
sobre lo que habían visto, y la palabra que más se escuchaba era
“maravilloso!”.
Yo les aseguro que no se vio nada ni pasó nada.. Pero
esa gente está tan manipulable, tan manejable que se comen un elefante volando.
Entonces se me ocurrió la idea y por eso me contacté con vos Roberto, que sé que
hace tiempo tenias ganas de hacer un negocio a lo grande.
Mirá –Olegario--
los tiempos están difíciles. La cosa es sencilla, tenés que revolverte
para hacer guita como sea. No somos ladrones, no vamos a robar ni asaltar a
nadie, pero tenemos que vivir. Y lo que pensé –que no es de ahora, ¿verdad
Ricardo?...y Ricardo asintió con la cabeza--
es de mucho tiempo atrás. Vamos a hacerle ver cosas a la gente….van a
quedar encantados, van a dar la guita que tengan por ver algo, y nosotros le vamos a dar la satisfacción de
verlo!!
¿Y cómo sería eso? Preguntó Olegario.
Bueno, --contestó Alberto—nosotros tenemos un equipo.
Camión donde transportar los útiles, tanques de helio para inflar globos,
armazones de plástico muy livianos pero resistentes, focos LED, el control para manejar todo a distancia,
y si querés sonido, hasta te instalamos ocultos unos woofers, que te dan unos
sonidos graves espectaculares que resuenan en el ambiente…es de locos, te
aseguro.
Entonces la cosa seria así, vos hacés tu publicidad y
llevás a la gente. No lleves a Silvio. Vos decís las cosas que él dice, y vos
manejás todo. Cuando ponés a la gente a mirar el cielo y a enviar el mensaje telepático, me marcás a mi celular y me
mandás decis: “listo”.
Nosotros en absoluto silencio y oscuridad (ojo tiene
que ser noche sin Luna y con buen tiempo) elevamos la plataforma, la estabilizamos, y cuando está estabilizada,
encendemos las luces. Si querés antes,
modulamos un sonido en el ambiente, muy
suave primero, que apenas lo oís, y que se va aumentando hasta cierto punto, y
entonces aparece aquello, y se va a estar ahí quieto, o lo podemos mover hacia
un costado y hacia otro, y de pronto, un flash, se apagan todas las luces, recogemos la plataforma, metemos todo en el
camión, y esperamos que Uds. se vayan para luego irnos nosotros.
De lo que vos saques queremos la mitad. Vos ponés la gente y nosotros el espectáculo.
¿cómo la ves?...dijo Alberto muy suelto y seguro de si
mismo.
¿Me permitís?, --le respondió Olegario--- tengo que
tener una consulta en privado con mi amigo Aniceto.
Ambos se apartaron de la mesa, fueron hata el baño, y
al rato volvieron.
Mirá, dijo entonces Olegario, a nosotros todo esto nos
ha costado un gran esfuerzo. Ahora
tenemos la gente, el lugar, los buses, a Silvio. Incluso empezamos a vender medallas
y banderines conmemorativos, ponemos un kiosco con libros, DVDs y CDs y te
aseguro que la gente gasta y gasta,
tiene una avidez de querer saber más….y le estamos dando chatarra,
basura….pero eso quieren y les gusta. Y mientras se lo traguen, yo sigo
mejorando mi negocio. Pero cuesta mucho.
Vos ponés tu equipo, pero no corrés riesgo alguno, no
tratás con la gente, nadie te va a reclamar nada si algo falla. Nosotros
pensamos que 30% para vos y 70 para
nosotros sería lo más justo.
Mirá –replicó Alberto—nosotros tenemos un camión que
lo tenemos que mantener al pelo.Tenemos todo el equipo técnico que es costoso.
El control remoto, las luces led, la plataforma que tenemos que hacer y probar
varias veces antes que ustedes vayan al lugar, y que nada falle, porque si no
ustedes quedan pegados, y nosotros peor! Así que sobre esa base yo creo que es
justo miti y miti.
Te hago una contrapropuesta, -dijo Olegario-- ya que
vamos a empezar esto. Si todo va bien,
con el tiempo podremos llegar al 50 y 50 por ciento, te ofrezco 60 y 40 ¿qué te
parece?
Alberto lo pensó un poco, se miró con Ricardo que
asintió con la cabeza, y le extendió la mano a Olegario: ¡trato hecho
hermano!! Dame unos 15 días para
preparar todo, los pasamos a buscar, ustedes van a estar donde llevan a la
gente, nosotros vamos a estar en otro lado que vamos a elegir –el camión no
puede verse—y vamos a preparar la plataforma, a subirla, a iluminarla, y Uds.
nos dirán si está bien así, siquieren más luz o menos, si más alta o más baja,
mas lejos o más cerca. Cuando estemos en el punto justo, lo marcamos en el GPS,
y ya queda para todas las veces el punto justo desde el cual operar.
Al final de la reunión, intercambiaron sus teléfonos y
direcciones electrónicas, se pusieron de pie y se despidieron dándose la mano.
A Olegario no le cabía la cara de la sonrisa feliz que
tenia. Aniceto parecía un niño con un juguete nuevo….Se dieron un abrazo y
mientras pedían otra cerveza, se dijeron uno al otro, no nos haremos ricos pero
que de esto vamos a hacer plata….la vamos a hacer, y hay para rato…
Entonces se pusieron a pensar qué hacer con Silvio,
cómo decirle que no fuera más…y Aniceto dijo: dejame que hable con él. Le vamos
a decir que no toda la gente está igual de sensible y preparada. Que él elija
con el grupo con el que quiera quedarse, y que elijan otro lugar de reunión, y
nosotros vamos a seguir con el grueso de la gente. Creo que lo va a aceptar.
Días después, el espiritual Silvio les invitó a su
casa, que olía a incienso por todos lados, mientras una música algo extraña
sonaba suave desde varios rincones.
¡¡Adelante….adelante! dijo Silvio dándoles una efusiva
bienvenida a Olegario y Aniceto.
Tomen asiento….¡¡Ustedes son mis hermanos de la Nueva
Era….con gusto los recibo en mi punto planetario!!…
Olegario y Aniceto
intercambiaron miradas sin decir nada
Silvio prosiguió: en mi meditación de hoy sabía que
Uds. iban a venir y les digo más, sé que
me traen una muy buena noticia….la intuyo, sólo díganmela para confirmar que el
mensaje recibido es cierto.
Silvio operaba a un nivel mucho más sofisticado. Toda
la conversación de Olegario y Aniceto durante y después del encuentro con
Alberto y Ricardo había sido grabada, y Silvio estaba al tanto de todo.
Para jugar un
poco con Olegario y Aniceto les dijo: el mensaje que recibí me indica que
ustedes tienen una propuesta que hacerme…una especie de selección entre la
gente que les sigue…¿es así?...
Las caras de pasmados de Olegario y Aniceto eran como
para filmarlas. Los dos quedaron más impresionados que si vieran a un
fantasma..y casi balbuceando dijeron al unísono ..ssssí!.
Bueno, díganme en concreto qué me proponen. Olegario y Aniceto desarrollaron su
propuesta, y Silvio les dijo que sí, que la recibía con alegría en el corazón,
que la encontraba muy razonable…pero que eso le iba a quitar su participación
con todo el grupo, que era algo que él ambicionaba desde hacía mucho tiempo, y
que esa pérdida tenia que tener una compensación, así que el pensaba que un 10%
de las ganancias obtenidas por Olegario y Aniceto tenia que ser para él.
Ni Aniceto ni Olegario se imaginaron tan insólita
propuesta. Comenzaron a discutir el hecho de que al pasarle gente más avanzada,
ellos perdían de ganar a esa gente, que eran como 35 personas las que le
estaban dando, que era un número significativo, etc. etc.pero Silvio se mantuvo
firme, y cuando Olegario y Aniceto terminaron de argumentar, sólo les contestó
mientras su mirada parecía perdida en el techo de la casa.. 10%...10%...10%..
Pero Silvio!...intentó argumentar Olegario….Silvio se
puso de pie, y dijo: está bien…está bien…paz hermanos…paz…los superiores me
dicen que acepte un 7%...y por única vez. Debo acatar su mandato…¡¡debo
acatarlo!!
Olegario y Aniceto le dijeron a Silvio, “trato hecho, por única vez un 7%”. Se dieron un abrazo, todos sonrieron, Silvio
les acompañó hasta la puerta y cuando la cerró,
no pudo resistir no romper en tremenda carcajada…no más de recordar
cuando les dijo a Olegario y Aniceto sobre el mensaje que le traían…y las caras
que pusieron ambos…
.
Silvio danzaba mientras se restregaba las manos y
decía…¡es hermoso elevar la espiritualidad de la gente!!...
Olegario y Aniceto se fueron a un café a hacer
cálculos. No salían mal, y por el
contrario, cuando dieran difusión de lo visto en el próximo contacto, y lo publicasen
en su página web, en Twitter, Hi5, Facebook y otros lugares, la gente se iría a
duplicar o triplicar.
La noche del gran contacto fue anunciada con bombos y
platillos. Esta vez la caravana llegó a 14 autobuses…pero había más de 50 automóviles…Aquello era un pandemonio.
A los que llegaron en auto, les cobraron por estar en
el lugar para el contacto, lo cual pagaron generosamente. Mientras vendían agua
fresca, libros, revistas, Discos Compactos, Disco de Video Digitales,
banderines, placas conmerativas, medallones,etc. iban haciendo tiempo para que
oscureciera.
Cuando oscureció y todo se calmó, Olegario comenzó el
trabajo de guiar a la gente en la respiración, en la concentración, en mirar al
cielo, en levantar las manos los que otras veces habían visto algo, en
prepararse, en enviar mentalmente el mensaje, y esperar en silencio…y con
paciencia…cuando llevaban 25 minutos así, de pronto (para sorpresa feliz de
Olegario y Aniceto) acierta a pasar la Estación Espacial Internacional, y no
pudieron evitar la exclamación de la
gente…que cuando terminaron de verla irrumpió en aplausos….
Olegario intervino
para calmar el ambiente, para recomendarles no exclamar nada, para decirles que
eso era un anticipo, que los hermanos del cosmos habían enviado con eso un
saludo y reconocimiento a que ahí estaban pero que esperaran algo más…pero era
necesario que cuando vean no digan nada. Si alguien ve algo, simplemente
levanta la mano en silencio…
Aniceto entonces envio el mensaje de texto "Listo",
Alberto y Ricardo a casi un kilómetro de distancia lanzaron a oscuras la
plataforma que se elevó hasta unos 300 metros, y mientras la iban subiendo, la
gente reunida comenzó a sentir una especie de zumbido pulsante que cada vez de
cuasi imperceptible se hizo más notorio, aunque distante, y de pronto, se encendieron las luces y apareció aquella
figura oval, toda iluminada de color blanco….de pronto, el blanco se hizo débil y apareció una franja
ecuatorial de varios colores que se alternaban entre unos y otros y finalente esos
colores dejaron de estar, las luces blancas se encendieron nuevamente,
alcanzaron un punto de máximo brillo, de pronto hubo como un destello, y todo
quedó a oscuras…
Un silencio impresionante siguió a aquella
extraordinaria visión, había gente que lloraba, otros que daban gracias con los
brazos en alto, quienes rezaban el Padrenuestro, o el Ave María…otros
guardaban silencio y cabezas al cielo, o gachas…
Olegario tomó la palabra y dijo que tenia que
reponerse de la tremenda emoción, nunca habían presenciado algo tan
extraordinario, que todos seguramente tendrán para difundir lo que vieron entre
amigos, compañeros, vecinos, familares e invitarles a una próxima reunión de
contacto.
Mientras todos miraban asombrados, Aniceto había
filmado todo el show, el verdadero espectáculo.
Con algunas imágenes compusieron la próxima edición de
la página web, volvieron a las radios, esta vez dos diarios les reportearon, se
cuidaron muy bien en lo que decían, más que nada su lema era “vengan y vean” y
exhortaban a la gente a comunicarse con ellos vía correo electrónico.
Olegario y Aniceto eran conscientes de que no podían
anunciar públicamente un próximo contacto porque no faltaría alguien que
tratara de explorar el área hacia la cual se observaba “la nave extraterrestre” y
se encontrara con los muy terrestres Alberto, Ricardo, la plataforma y el
equipo.
Después el éxito logrado, una reunión entre Alberto,
Ricardo, Olegario y Aniceto, solidificó al grupo, acordaron en dividir
ganancias por igual, y planificaron para dentro de mes y medio otro contacto.
Silvio se llevó su 7 %, todos estaban felices, y el
negocio no podía lucir mejor.
Mientras tanto, algunos narcos volaban sus avionetas a
oscuras de noche, y no faltaba algún curioso que hasta por casualidad llegara a
fotografiar algo no muy nítido…Ya estaban prontos más de un “experto” en
fotografía que iba a decir que eso era un OVNI.
Eso se llama “a río revuelto, ganancia de pescadores”.
Sin tener nada que ver con eso, Olegario, Aniceto,
Alberto y Ricardo, ya consideraban buscar otros lados del país donde repetir la
experiencia….
Mientras tanto, en una oficina del Comando de la
Fuerza Aérea, el Coronel Astorga dialogaba con su subalterno el Teniente
Ramírez.
¿Se da cuenta Teniente en qué situación complicada
estamos? Estos tipos no tienen idea de que nosotros sabemos muy bien todo el
negocio que están haciendo…no podemos hacer nada contra eso, pero crean las
condiciones para que el enemigo las aproveche.
Asi es mi Coronel, --dijo el Teniente, quien agregó-- y
ahora nos quieren presionar para que demos a conocer públicamente los casos
investigados…¡se creen que estamos ocultando extraterrestres! Pero no les
podemos decir la realidad….
Ja! –exclamó el Coronel—sería bueno que supieran de
las 75 pistas aéreas clandestinas que hemos
detectado y clausurado. Pero esos son los secretos de Estado que no
podemos bajo ningún concepto dar a conocer.
Y la lucha continúa….
Sí, mi Comandante, dijo el Teniente Ramírez…sólo que
si de la Presidencia nos piden algo tendremos que responder con alguna
información…
Poca…dijo secamente el Coronel Astorga. Daremos tres o
cuatro casos en los que pudimos identificar aviones, pájaros y bolsas de
polietileno, y aquella detección radárica dudosa que quedó ahí…sin explicación
plausible, pero sin nada más que agregar tampoco.
En todo caso Teniente, haga una lista y elabore un
informe en base a esos casos. Téngala por ahí a mano por si se ponen muy
pesados. Pero de aquí ¡no saldrá más
nada!
¡Por supuesto que no mi Coronel!, casi exclamó el
Teniente Ramírez, quien mirando por una
ventana se sentía orgulloso de ver flamear la bandera nacional...
Milton W. Hourcade