El pasado 15 de Julio, publicamos en esta página web un artículo escrito por el Miembro del GEFAI y destacado investigador y estudioso español Vicente-Juan Ballester Olmos, que él tituló: “OVNIs: ¿cuál es la investigación prioritaria hoy?”
Con posterioridad a ello, Vicente-Juan redactó un agregado a su artículo, que aquí reproducimos.
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Adenda
Quisiera señalar rotundamente la
necesidad de datos ciertos, ni conjeturas bienintencionadas ni experiencias
personales descontextualizadas. Hay que pasar de deseos a realidades.
Veamos los datos reales. Proceden
del GEIPAN,organismo oficial nada sospechoso.
En este estudio de diciembre de 2016 http://www.geipan.fr/index.php?id=181&no_cache=1&tx_ttnews[backPid]=211&tx_ttnews[tt_news]=205 se indica que el porcentaje de
casos inexplicados en los casos investigados en los últimos 10 años ha caído al
2%
Pero lo más importante es que sólo el 10% de los casos ha requerido una
investigación sobre el terreno. Y señala que “El uso de nuevas herramientas digitales e Internet está revolucionando la técnica de investigación”.
La frecuencia de uso de cada tipo de investigación avala el grado de relevancia de uno sobre otro, cara al futuro. Al fin y al cabo, “todo el material recabado de una investigación de campo se trae al gabinete para ser analizado. Es en ese ámbito donde se efectúa el análisis y también donde se elaboran las conclusiones”.1
Nadie dice que no hay que hablar con el testigo sino que la manera personalizada no es imprescindible para la resolución de los casos, como generalmente se asume de forma equivocada. Ni mucho menos. Es un enfoque mínimo en la solución de la casuística. Y, como he escrito en mi anterior artículo, habiendo recogido la inmensa cantidad de material ya, lo que procede es analizarlo, no dar preponderancia a las "salidas al campo".
Porque ha sido históricamente la investigación de gabinete o a distancia, siguiendo estrictas pautas científicas, lo que ha hecho avanzar nuestro conocimiento sobre el “misterio” de los ovnis, y lo ha hecho en una dirección inequívoca: mayormente los testigos creen ver -imaginan- lo que no es. Y muchos de los encuestadores aficionados aumentan la distorsión.
Y es la acumulación de testimonios erróneos lo que produce el “fenómeno ovni”. El efecto multiplicador de los exégetas del sensacionalismo, la subcultura ufológica y el cine y la televisión del entretenimiento han creado un para-fenómeno, una mitología moderna de la que historiadores y científicos sociales ya van explicando su génesis y evolución.
No se trata de negar, por negar. Es que la nula evidencia de visitas extraterrestres a nuestro planeta no solo lo atestiguan los malvados escépticos, negativistas, reduccionistas y desacreditadores.
Leía días atrás la obra de un astrobiólogo de la Universidad de Victoria (Canadá), firme impulsor y proponente de la búsqueda de vida y comunicación con inteligencia extraterrestre, quien escribe al inicio de su libro:“A pesar de las afirmaciones de los entusiastas de los ovnis, la vidaextraterrestre no ha aparecido espontáneamente en nuestras puertas".2
Notas
(1) Rubén Lianza, Comodoro de la Fuerza Aérea Argentina, director del Centro de Identificación
Aeroespacial (CIAE), e-mail a Vicente-Juan Ballester Olmos, 13 de abril de 2020.
(2) Jon Willis, All These Worlds Are Yours, Yale University Press, 2016, p. 2. “Despite de claims of UFO enthusiasts, alien life has not spontaneously appeared on our doorsteps."
Añadiendo a lo que expone V.J. Ballester Olmos
Luego de leer la nota anterior, sentí la necesidad de agregar algo como complemento de ella, lo cual indica de suyo el valor que le adjudico a lo escrito por Vicente-Juan Ballester Olmos.
Al preparar un audiovisual que he titulado: “La investigación de los F.A.I.: lo que se hacía antes y lo que hay que hacer ahora”, justamente destaco cuánto ha cambiado la tarea de investigación, y el impacto positivo que en la misma ejerce la cibernética, el universo digital.
Es absolutamente cierto que muchos casos se pueden resolver en la comodidad de un escritorio, con una computadora y los programas adecuados.
Especialmente cuando el testigo provee algunos datos y los acompaña de fotos o video, porque el análisis del material gráfico permitirá dilucidar lo que originó el caso.
Pero cuando el caso no cuenta con un documento gráfico, y sólo con el relato de él o los testigos, no hay otra alternativa que el interrogatorio directo. Como lo digo en mi ya viejo libro “Elementos de Ovnilogía – Guía para la Investigación”, “no por carta ni por teléfono, sino personalmente”.
La variante que encontramos desde hace varios años y que se ha ido multiplicando, es que no sólo podemos tener la voz del testigo haciendo su relato (lo cual ya permite evaluar varias cosas respecto de un relato fluido, uno que entra en contradicciones o está plagado de dudas), la forma en que contesta las preguntas del investigador, y hasta su lenguaje gestual (muy importante por cierto, al punto que actualmente se dictan cursos sobre dicho lenguaje silente pero elocuente).
Antes había que ir hasta el lugar –a veces muy distante—para entrevistar al testigo. Ahora, Skype, Whatsapp, y Zoom, proveen medios idóneos que nos permiten ver y escuchar al testigo.
Google con sus mapas a diferentes niveles, posibilitan ubicar con total exactitud el lugar donde ocurrió el caso, direcciones cardinales, etc.
Con todo ello, ciertamente el investigador actual puede proveerse de toda la información de manera muy precisa, sin tener que trasladarse al lugar donde ocurrió el caso, lo cual muchas veces implica horas de viaje, de pronto tener que pernoctar en el lugar para recién al día siguiente regresar, a lo que se le suman todos los gastos.
La prioridad –recogida toda la información básica —es el análisis de todos esos datos, para procurar con certidumbre, cumpliendo con todas las exigencias de un trabajo honesto y en base al método científico, llegar a una conclusión. La validez de la misma será entonces sólida e incontrovertible.
Cabe una advertencia: el trabajo de investigación primaria (ese con el o los testigos) no puede llevarse a cabo con ninguna presunción. Esto es, pensar que “los testigos mienten”, “seguramente esto va a terminar otra vez en algo convencional”, o al revés, “esto se va a transformar en el mejor caso nacional”, “acá hay mucho como para convencer de que no estamos solos”.
Porque esa cerrazón mental, en cualquier sentido, arruina una percepción objetiva del caso, y sólo termina sirviendo para incrementar una polémica inútil.
También es cierto que muchos que se auto-titulan de investigadores, cumplen (y mal) la primera parte, el “trabajo de campo”, el interrogatorio. Pero se quedan ahí, no hay análisis posterior, no se profundiza en el caso, basta con que suene raro, y ya se tiene un relato más que se suma a las decenas de miles de todo el mundo que pasan a engrosar la fila del mito OVNI y de la fantasía impulsada y mantenida desde los medios, revistas, programas radiales y televisivos, películas, etc.
Y eso no sirve. No tiene ningún valor.
Ballester Olmos afirma: “La verdad es que la calidad de la mayoría de las encuestas ovni en España dista mucho de ser impecable. Generalmente contienen el grave sesgo de la presunción “extraterrestre”. Seamos sinceros y reconozcámoslo. Y lo que habitualmente no pasa de ser una mera entrevista periodística coloquial se queda a medias. No hay discusión crítica. Y, sin solución de continuidad, pasa a la revista de turno, eso sí, convenientemente ilustrada.”
Y más adelante se pregunta: “¿por qué la mayoría de las encuestas ufológicas son incapaces de explicar los casos que luego se aclaran posteriormente?”
La respuesta se la da a sí mismo en su frase anterior: “la calidad de las encuestas ovni, [no sólo en España, sino en la gran mayoría de los países] dista mucho de ser impecable. Generalmente contienen el grave sesgo de la presunción “extraterrestre”. Son “una mera entrevista periodística coloquial”, y “no hay discusión crítica”. Así de simple. Este error grave de procedimiento es el que compone el cuerpo de la llamada Ufología.
Por eso es que cuando los “ufólogos”, hablan de cientos de miles de casos en todo el mundo, se refieren apenas a denuncias de OVNI, pero no a casos debidamente investigados y correctamente procesados como para arribar a una conclusión válida.
Milton W. Hourcade
Septiembre 21 de 2020