En 1989 se dio a
conocer oficialmente la existencia del bombardero “stealth” B-2, al salir
carreteando desde un hangar.
Pero la Fuerza Aérea
estadounidense no ha tenido desde entonces un nuevo avión que le sustituyera, y
aún sigue utilizando los actualizados y modernizados bombarderos B-52 que tan
importante papel estratégico desempeñaran durante la Guerra Fría.
Ahora definitivamente
la Fuerza Aérea está decidida a tener un nuevo bombardero que quiere que sea
capaz de hacer ataques a larga distancia. Tal es el interés en disponer de un
aparato semejante que la USAF ha anticipado que ofrecerá un contrato previendo
“costos mayores” que suelen suceder por demoras en la producción de prototipos,
modificación en los costos de materiales, etc.
Tres compañías
competirán ferozmente por ganar el contrato. La Northrop-Grumman, que
desarrollara el actual B-2, y por supuesto Boeing y Lokheed Martin.
Se estima que el Long
Range Strike Bomber (LRS-B) como le designan, significará un gran avance y
renovación de la capacidad ofensiva de la USAF para los años por venir.
Se dice que podrá
volar tripulado o sin tripulación --¿acaso habrá que pensar en dos versiones
del aparato?—y que será capaz de llevar armas convencionales y nucleares.
Pero será mucho más
que un bombardero con gran autonomía de vuelo.
Tendrá una enorme capacidad de
integrar una red de comunicación cibernética para coordinar con otras unidades
militares, y asegurar ataques precisos atendiendo distintos blancos.
El avión tendrá
tecnología de punta en sensores y en guerra electrónica, volará a gran altura,
podrá cubrir distancias en forma rápida, y tendrá una gran capacidad de carga.
Este aparato
culminará siendo un verdadero sistema de armas en el aire, y prácticamente
indestructible.
La USAF quiere contar
con 100 aparatos de este tipo para 2030, y el costo de cada uno será de 550
millones de dólares.
Se han hecho pruebas
con aparatos hipersónicos, de modo que es altamente probable que el dinero que
ahora se destina a la competencia y toma de decisión por un aparato específico,
sea consecuencia de todo ello, y tal vez mucho antes de 2030, la USAF ya pueda
contar con algunos de estos aviones, aunque llegar a los 100, le lleve hasta el
2030.
Milton W. Hourcade - especial para UAPSG-GEFAI
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