Estamos verificando una muy preocupante y peligrosa
tendencia entre algunas personas que no confían en la ciencia, pero en cambio prefieren
aceptar lo que cualquier individuo elocuente dice en una serie de TV,
particularmente si esa persona pretende saber de lo que está hablando, y la
serie tiene la apariencia –y sólo la apariencia— de un serio material
documental.
Algunas personas desconfían de la NASA pero aceptan
entusiastamente esos pseudo-documentales que les dicen historias que culpan a
la Fuerza Aérea de Estados Unidos u a otra agencia oficial por supuestamente
ocultar datos o información, sin darse cuenta que ese material procede del
mismo país en el que no confían.
Por lo tanto tienden a aceptar acríticamente cualquier
historia que se dé, cualquier idea que se desarrolle, cualquier aparente
explicación que se ofrezca, sin una mínima demanda de evidencia o prueba.
Finalmente, le dan la bienvenida a lo absurdo, están
tomando como un hecho lo que –cuanto mucho— son meras especulaciones, o apenas
simplemente y deliberadamente, desinformación. No se dan cuenta que son objeto
de manipulación y de un lavado de cerebro.
Cautivados por las presentaciones visualmente buenas y
los aparentemente convincentes argumentos, estas personas tienden a creer en
todo lo que ven y luego, pensando que están bien informadas, no hesitan en
disputar y aún atacar a quienes siguen los principios de la metodología
científica y por lo tanto manifiestan sus objeciones a lo que esa gente cree y
tratan de que ellas utilicen su mente.
Las personas están inundadas por programas producidos
mayormente por el History Channel, que inoculan diariamente la idea de
“alienígenas”, “lo extraterrestre” todo mezclado con “OVNIs” procedentes de la
antigüedad.
Algunas personas consideran que si esas cosas son
abordadas y mostradas por televisión, son verdad.
Ni siquiera piensan que están contribuyendo a
calificar esos programas, y que para los productores esa calificación marca el
nivel de aceptación de esa línea de trabajo. De modo que van a repetir y
continuar con ella porque obtienen éxito.
Pero todo esto no tiene nada que ver con el tema
tratado en esos programas, dada la forma en que ellos lo hacen.
Estamos bajo una deliberada operación psicológica para
alienar a las personas respecto a la realidad, la verdad, sinceridad,
honestidad y respeto por el trabajo científico.
Ha llegado la hora de hacer algo para contrarrestar
esta muy peligrosa tendencia y para revertirla tanto cuanto sea posible.
Personalmente reconocemos y apoyamos el trabajo de
periodistas como el mexicano César Buenrostro, quien lucha todo el tiempo por
revelar secretos y decirle a la gente la verdad detrás de una cantidad de
historias que esencialmente no son más que eso: cuentos.
Alentamos a otros periodistas y a todos los
investigadores y estudiosos de los Fenómenos Aéreos Inusuales a hacer cuanto
les sea posible, escribiendo, preparando programas de radio y TV, redactando un
blog, y haciéndose conocer de periodistas, etc. a fin de compartir y diseminar
la verdad.
Sugerimos firmemente el uso de Twitter y Facebook con tal propósito.
¡Esto es ya un imperativo!
Debemos desarrollar nuestra buena batalla contra
mentiras, historias fraudulentas, comerciantes, gente que está usando los UAP
como forma de vida.
Necesitamos poner decencia en medio de tan caótica y
perjudicial situación.
Los hechos son realmente nuestros aliados. Ellos están
de nuestro lado.
Debemos demostrar la cantidad de relatos insostenibles
que aparecen en el History Channel y algunos otros canales también.
Estamos
convocados a dar buenas explicaciones de lo que es aparentemente extraño o
inexplicable, y a lo que se reputa de “origen extraterrestre”.
En nombre de la honestidad y la verdad, demos
información real y clarifiquemos las mentes del público consumidor.
Milton W. Hourcade
Coordinador Internacional del UAPSG-GEFAI
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