16 March 2015

COMENTARIO A “EL FUTURO DE LA UFOLOGÍA”




Milton W. Hourcade, co-fundador del C.I.O.V.I. presenta su comentario a la propuesta sobre “El Futuro de la Ufología” planteada por Vicente-Juan Ballester Olmos.
Hemos exhortado a otros ufólogos a hacer lo mismo y hemos ofrecido este blog para ello, pero hasta ahora, nadie ha dicho una palabra, lo cual no me parece justo para la importante reflexión hecha por nuestro colega y amigo VJBO.
A riesgo de equivocarme en algo, o de decir cosas que no gusten, aquí continúo el diálogo iniciado por Ballester Olmos. Diálogo al que –una vez más—  invito a participar a otros ufólogos en quienes estoy pensando, pero no los nombro para no comprometerles.
En primer lugar, me voy a permitir señalar dónde discrepo con Vicente-Juan, y luego, en qué concuerdo.
La discrepancia fundamental y general, es con la propuesta del Dr. Jacques Vallée, a quien tengo por uno de los más brillantes pensadores en torno al tema de los OVNIs.
Vallée es hombre de informática, y entonces, es natural que él piense que el futuro de la Ufología radica en construir una buena base de datos, para analizarla y extraer conclusiones definitivas.
Siempre he criticado las bases de datos como el UNICAT, y el propio archivo cibernético de Vallée, porque si esos catálogos y las estadísticas que de ellos surgen, contienen denuncias de OVNI, pero no sola y exclusivamente casos irreductiblemente calificados como OVNI luego de una meticulosa y concienzuda labor de investigación y estudio, pues esos catálogos son un perdedero de tiempo y no sirven para nada.
De ahí que hay que aplicar una criba, hay que establecer un filtro racional elemental. Sólo un catálogo compuesto por casos bien investigados tendría el valor de aportar datos que nos podrían tal vez, dar un perfil real del fenómeno ante el cual estamos.
Pero el tema se transforma en algo inalcanzable y complejo, porque lamentablemente hemos desperdiciado 68 años sin lograr que la Academia, aceptara tratar al fenómeno OVNI bajo la consideración multidisciplinaria que merece, y aún peor, sin crear cursos a nivel universitario para formar investigadores y estudiosos del tema.
Entonces, todo ha sido una improvisación, de cabo a rabo. Tanto a nivel oficial cuanto mucho más a nivel privado. Sí, habemos quienes hemos realizado una gran experiencia en la materia, acumulado pericia, y tenemos por tanto una idoneidad adquirida en el tratamiento del tema.
Pero, ¿qué grado de confianza puedo tener respecto de lo que un investigador haya hecho en su tarea, por ejemplo para MUFON –organización muy dada a afirmar de antemano el carácter extraterrestre de los OVNIS?
Es evidente que antes que seleccionar casos, tenemos que seleccionar investigadores, porque de éstos va a depender en muy buena medida el resultado obtenido de la investigación, análisis y conclusión de una denuncia original de Ovni.
Digámoslo con simpleza y realismo: a fulano le creo, confío en sus criterios. A zutano no, no puedo confiar en esta persona. Y ahí se juega el tema todo.
Si reunimos no 100, sino una treintena de buenos casos de todo el mundo, pero bien investigados, y sin explicación convencional posible luego de haber agotado todas las posibilidades, entonces estaremos cara a cara con el fenómeno, y veremos en qué consiste, qué características tiene, etc. 
La adjudicación del origen ET de los Ovnis
Dice Ballester Olmos: No podemos olvidar que a los ovnis se les adjudicó un origen extraterrestre por parte de la prensa y de escritores poco rigurosos (teoría ésta que sustenta actualmente la mayoría de los ufólogos) mucho antes de que se estudiaran académicamente.”
El origen extraterrestre no fue adjudicado “por parte de la prensa y de escritores poco rigurosos”.  Fue una típica operación psicológica (psyop) creada por la Inteligencia de la  Fuerza Aérea de Estados Unidos, y que tuvo como principal vocero al Mayor (Ret.) del Cuerpo de Infantes de Marina, Donald Keyhoe, y a su organización creada por la CIA, el NICAP.  En mi libro “OVNIs: La Agenda Secreta” así lo expongo, documento y demuestro.
Por supuesto que una vez echado a andar el mito, tuvo inmediatamente repercusiones deliberadamente buscadas, --la andanada de libros, artículos en revistas y películas de ficción mostrando “platillos volantes”, todo muy bien estudiado y descrito en el libro “UFOs & Alien Contact – Two Centuries of Mystery” (OVNIs & Contacto Extraterrestre – Dos Siglos de Misterio”, 1998, Prometeus Books, Nueva York, 408 páginas, escrito por Robert. E. Bartholomew, investigador de Sociología en la Universidad James Cook en Queensland del Norte, Australia, y George S. Howard, Profesor de Psicología de la Universidad Notre Dame, en Indiana, Estados Unidos.
Y como consecuencia de ello, el público en EE.UU. y luego los interesados que fuimos surgiendo en diferentes países, mordimos el anzuelo y primero también sostuvimos ese origen extraterrestre que luego el trabajo de investigación se encargó de demoler categóricamente.
Los testigos y la validez de los testimonios
Al respecto Ballester Olmos señala: la evidencia muestra que gente normal y corriente cuenta historias inventadas, engaña y embauca a otras personas, así como que gente bien entrenada en sus profesiones confunde y malinterpreta objetos o fenómenos naturales mucho más a menudo de lo que cabría esperar.”
 
Por el contrario, he señalado en más de una ocasión que gracias a la fidelidad de la descripción de lo avistado, eso nos ha permitido concluir un caso. 
Pero también he indicado que el testigo no es un sujeto aislado de la influencia que la sociedad y la cultura ejercen sobre él. De modo que el testigo hace la denuncia porque considera que vio algo extraño que para él no tiene una explicación lógica. Ahí entra la tarea del investigador.
En mi artículo “DOS PREMISAS FUNDAMENTALES: Las apariencias engañan -  Las cosas son lo que son y no su interpretación” digo: “La experiencia indica que en general los testigos describen con bastante exactitud lo que han visto, pero son llevados por factores mayormente culturales y de condicionamiento psicológico, a interpretar eso que han visto, atribuyéndole una identidad errónea.
Es propio de la labor del investigador, saber separar ambos factores, y aprovechando el mayor grado de fidelidad en la descripción brindada de lo visto, procurar establecer la verdadera identidad del fenómeno u objeto que motivó la denuncia OVNI.  Todo ello necesariamente complementado con un estudio de las circunstancias que rodearon lo acontecido, la búsqueda de otros testigos, y la verificación de información técnica que permita dilucidar el caso.
Las únicas denuncias que han sido fraudulentas –en la experiencia del CIOVI—  han sido las referidas a fotografías. Invariablemente los testigos han inventado historias para respaldar los trucos que han realizado. Y me estoy refiriendo a fotografías en blanco y negro o en color, usando película.
Actualmente ocurre algo muy diferente. Alguien sale al aire libre, y toma fotos de distintos motivos. Cuando las va a ver en su computadora, ¡oh sorpresa! descubre un “objeto” o varios, que ni siquiera vio. Lo bueno es que algunas de estas personas acuden a los investigadores, y un análisis de las tomas permite establecer la identidad de lo fotografiado, generalmente aviones, pájaros y hasta mariposas.
Claro, muchos otros, desaprensivamente, suben a YouTube un video, o a una página web una foto y muy sueltos de cuerpo ya titulan “eso” como “ovni”. Una simple demostración de ignorancia y de obsecuencia irracional con el mito ET.
Concuerdo con Vicente-Juan respecto a que “gente bien entrenada en sus profesiones confunde y malinterpreta objetos o fenómenos naturales mucho más a menudo de lo que cabría esperar.”
Y en este rubro me permitiría señalar a los pilotos de aviones –tanto civiles como militares. Pero también cabría añadir a algunos científicos que a pesar de serlo, caen en tontos errores conceptuales. Y al respecto no voy a citar un nombre que es paradigmático, por cuanto la persona ha fallecido.
Lo que sabemos

 Dice en una fuerte autocrítica Ballester Olmos:
“quiero resaltar que después de 68 años de historia moderna de los ovnis, no sabemos nada acerca de la naturaleza de un supuesto fenómeno OVNI/UAP. A día de hoy, todavía seguimos partiendo de cero, porque todas las preguntas básicas sobre este fenómeno están abiertas y ninguna de ellas ha sido resuelta, como el mismo Vallée señala al esbozar una lista de “preguntas sin respuesta” que son cruciales y que pertenecen a temas clave como la búsqueda de patrones, la física del fenómeno, la geografía, el impacto sociocultural, el efecto en el testimonio humano y aspectos de metodología y epistemología.”
 
El Dr. Vallée quiere mantener un misterio y me parece que busca razones para hacerlo misterioso, y considero respetuosamente, que la realidad es diferente.

El fenómeno OVNI involucra más de un tipo de fenómenos, y no sólo el de los “platillos volantes”. Pero, en términos por ejemplo de los Fenomenos Luminosos Anómalos, hemos llegado a saber mucho, gracias a los trabajos de una cuarentena de científicos e investigadores, entre los cuales se destaca el trabajo del Astrofísico Dr. Massimo Teodorani (miembro del UAPSG-GEFAI), así como el de quienes están involucrados en el estudio del Valle de Hessdalen en Noruega, y de otros tantos puntos geográficos bien precios del planeta.

En cuanto a la geografía, así como al impacto sociocultural, creo que se ha testimoniado y escrito harto suficiente.

Respecto a la búsqueda de patrones, me parece que también hay mucho elaborado, y no especulativo. La nocturnidad del fenómeno es abrumadora, por ejemplo. Su capacidad de aparecer como de la nada y desaparecer en la nada, también. Esto sólo por señalar dos aspectos bien constatados en todo el planeta.

De los aspectos de metodología y epistemología, nosotros los investigadores y estudiosos somos responsables.

En lo personal, mi libro “Elementos de Ovnilogía Guía para la Investigación” ha querido ser un aporte básico y sensato acerca del método de investigación, estudio y evaluación a emplear, que –de haberse adoptado universalmente—nos daría la seguridad y una base firme para valorar los casos culminados con la clasificación “OVNI”.

En tanto sigo enviando con frecuencia gratuitamente el libro a todo quien me lo solicita vía Internet, espero que sus criterios se adopten en España, Chile, Perú, México y Argentina, países desde donde me han llegado pedidos de la obra.

Mis mayores concordancias



Según el Dr. Vallée: “el fenómeno ha demostrado un nivel de complejidad que desafía el análisis e incluso la descripción racional

Ballester Olmos por su parte indica que no se trata de complejidad sino que “en mi opinión‒ no hay ningún fenómeno realmente nuevo en la casuística”.

Y aún va un paso más allá, Ballester Olmos plantea esta interrogante: ¿Qué pasa si los ovnis son algo más relacionado con nuestro mundo interior que con el mundo exterior? ¿Qué pasa si esto no tuviera nada que ver con la complejidad en absoluto? ¿Y si ello se debiera simplemente al hecho de que en realidad estamos manejando un fenómeno, donde un número infinito de causas, estímulos, objetos y procesos, tanto naturales como artificiales (hechos por el hombre) provocan la falsa impresión de que todos los avistamientos proceden de un mismo y único principio?

Más de una vez he dicho que el categorema OVNI, sirve como un comodín, como una gran bolsa a la que se echa todo lo aparentemente inexplicable o extraño, aunque eso que se echa dentro, no tenga inclusive ninguna conexión entre sí.

Concuerdo plenamente con la interrogante planteada por Ballester Olmos, que en lo que me es personal la transformaría en una afirmación. Porque eso es lo que ha estado sucediendo hasta ahora.

Más adelante, VJBO afirma: “los informes de platillos volantes parecen simplemente un epifenómeno asociado a un determinado modo mental”.

Exactamente, y ese es el modo mental creado por el mito E.T. Ahí está el resultado pragmático y constatable de la operación psicológica emprendida décadas atrás. O sea, el meme que se creó en 1952, y que continuó de ahí en más, haciéndose más complejo, con nuevos elementos que lo fueron nutriendo a lo largo del tiempo, hasta el llano actual, donde ya no ocurre nada.

Constata asimismo Ballester Olmos: “de mi propio estudio de más de cuatro décadas se infiere que, probablemente, no es un fenómeno genuino, sino un sumatorio de explicaciones más o menos banales, inmersas en un universo caótico de datos donde los malentendidos y la inadvertencia juegan un papel significativo”.

Añadiría, donde la ignorancia enfatuada de algunos, la irracionalidad cuasi fanática de otros, el interés de quienes siguen explotando comercialmente el tema en beneficio propio, y algunos intereses públicamente no confesados de agencias de inteligencia, siguen aportando elementos para sustentar el mito.

En medio de este panorama, de este “universo caótico” o casi, no puede dejarse de ver el papel cumplido por la prensa. Una prensa que ha colaborado con los investigadores cuando ha aportado datos para ubicar a los testigos, o anticipado relatos, y otros elementos, pero una prensa que –cuanto más amarillista peor—ha sido nefasta cuando ha generado en personas psicológicamente influenciables, todo el ámbito propicio para que terminaran formulando denuncias de OVNI, implicando un trabajo extra e innecesario por parte de los investigadores.

La prensa inescrupulosa que sólo busca aumentar el tiraje o vender bien el programa de TV, acude a estas bajezas sin medir ni pensar en el daño cultural que causa.

También concuerdo con mi ilustre amigo valenciano en que: Se ha informado sobre fenómenos OVNI/UAP por lo menos desde 1947. La ciencia institucional ha descartado los ovnis. Muchos gobiernos han desclasificado sus archivos y los han entregado a los aficionados. Los militares han anunciado que este tema tampoco es suyo.”

Cuando hay quienes aún se afanan por la “desclasificación” de archivos oficiales, o sea, quitarles el carácter de secreto de los mismos, con lo que estoy en un todo de acuerdo, porque no hay en esta materia nada que ocultar, es cierto también que el BlueBook, la inteligencia aérea del Reino Unido, España, y GEIPAN han abierto sus archivos oficiales, ¿y qué?, pues que no ha pasado nada. No ha surgido nada extraordinario y significativo como para concluir que efectivamente estamos ante la presencia de algo verdaderamente “no de este mundo”.

En lo personal, pienso que se vieron en las primeras décadas, algunos artefactos aéreos inusuales, producto de una tecnología basada en una física diferente a la usualmente conocida y aceptada, creados por parte de un grupo humano reducido, apartado, y altamente especializado. Pero el uso de esos aparatos, terminó no siendo redituable ni conveniente, y tal vez, esa generación de una “civilización otra” al decir de Joseph P. Farrell, ya ni siquiera está entre nosotros.

Ballester Olmos culmina expresando lo siguiente: “Como recomienda Vallée, es el momento de diseñar una nueva estrategia para evitar 70 años más de ignorancia y frustración. Creo que es necesario un debate mundial con el fin de impulsar la estrategia óptima.”

Estoy totalmente de acuerdo con el debate planteado, y creo que un núcleo selecto de investigadores tendremos que volver a dialogar tal vez en el marco de una Segunda CAIPAN, o bien mediante foros vía Skype o algo similar.

El tema es ¿qué estrategia elegir? ¿Acaso la de la base de datos es la mejor?, y si no lo fuere ¿qué otra podría arrojar resultados concretos, y no dentro de 10 años sino dentro de 2 o a lo sumo 3?

Los Ufólogos/as tienen la palabra.

Milton W. Hourcade
Virginia, Marzo de 2015.










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