09 April 2023

COMENTARIO A LO QUE ESCRIBIÓ VICENTE-JUAN BALLESTER OLMOS

 


Estimado Vicente-Juan:

                          
Al parecer mis apuntes sobre algunos estudios hechos en tu país en torno a presuntos OVNIs, han tensado un poco tu espíritu, por no decir que te has enojado. Pero tu reacción es netamente emocional y no racional.

Para que yo no pueda criticar el libro “El Expediente Manises”, tú a rajatabla pretendes quitarme la posibilidad de lo que de hecho he efectuado, partiendo de la base de que no he leído la obra. Y te equivocas totalmente.

Tengo el libro conmigo desde el 24 de Julio de 2002, lo he leído, analizado y destripado.

Reconozco que cometí un error en la fecha de edición, que fue Agosto de 2000 y no de 2020.

Nunca me referí al trabajo de Fernández Peris, para entonces un joven estudiante, para no quitarle el ánimo de realizar mejores investigaciones, pero francamente cuando uno lo lee se da cuenta que es la obra de un entusiasta principiante.

Eso de que el “escenario propuesto por Fernández Peris no ha sido nunca refutado con acierto” es una flor que le tiras al autor. La realidad es que nadie se molestaría en refutar su libro porque el mismo contiene contradicciones en las que cae el autor, que al final se esfuerza por hallar algo que cree puede despejar el panorama respecto a que los tripulantes del Supercaravelle hubiesen visto un “ovni”.

Pero es que no hubo ningún OVNI. Hubo sí un avión, un avión de combate que siguió alternativamente el vuelo del Supercaravelle, a veces aproximándosele velozmente, otras distanciándose, algunas más abajo y otras más alto que el avión comercial.

Fernández Peris hace un buen trabajo de recopilación de información procedente de declaraciones del piloto Lerdo de Tejada, así como de las torres de control aéreo de Barcelona y de Manises, pero traiciona su propio trabajo cuando acude a las llamaradas de las chimeneas de la refinería de Escombreras para “explicar” el caso.

Hay especulaciones respecto a un posible avión ruso MIG 25, que no sé de dónde propiamente surgen, aunque en la jerga de los controladores aéreos puede tratarse de un “colado”, o sea un avión espía que a lo visto, por entonces se les metían a España con cierta frecuencia.

Pero en este caso se trata de algo diferente.

En el Mediterráneo (que el Supercaravelle tenía que sobrevolar)  estaba nada menos que el portaviones estadounidense “Nimitz”, --y todos los navíos de la Sexta Flota--  equipado con aviones de combate F-14 A “Tomcat”. Y este avión de doble cola, tiene en cada una de ellas una luz roja anticolisión.

Como el propio autor lo reconoce: “La teoría de que algún avión de la Sexta Flota hubiera interceptado al Supercaravelle de la TAE, pilotado por el comandante Lerdo de Tejada, era tema común de conversación en esas fechas entre todo el personal de aeropuerto de Manises. Se trataba de un verdadero “secreto a voces”. (pág. 90).

Leí en algún lado –pero no recuerdo dónde y no me puse a revisar mi biblioteca—  que un joven piloto estadounidense se divirtió por un rato persiguiendo al Supercaravelle y dándole un susto.                                                                                              

 Esto hubiese sido más que suficiente para descartar la fantasiosa hipótesis del “ovni”. Después de todo, eso era lo que el autor intentó hacer.

A mayor añadidura, el piloto del Ejército del Aire, Capitán Fernando Cámara, que despegara con un Mirage F-1 en alerta de interceptación aérea, dijo: “Conozco muy bien Escombreras, he visto cientos de veces sus llamas desde el aire. El que hace estas conjeturas, es que nunca ha volado un avión, ni sabe lo qué es estar en el aire.”

Menos mal que al final Fernández Peris escribe:”Este informe se compone en esencia de mi interpretación personal de lo sucedido, tras un proceso de análisis muy trabajoso y duro. Es mi verdad, sin que ello signifique no aceptar la existencia de otras posibles “verdades” tal vez igual de valiosas.”

Esta modestia personal, y este toque de sensatez, me parecen excelentes frente a tu reacción, Vicente-Juan, de que “Otra cosa es pura retórica”.

Pero queda claro que cuando ocurre el caso, Fernández Peris ni siquiera se enteró por la radio o la TV. Lo tiene que llamar por teléfono un colega investigador.

Y en lugar de inmediatamente procurar entrevistar a los testigos, base válida ineludible de un caso como este, el autor del libro procura comprar diarios y revistas para enterarse de lo que pasó.

Y lo peor, en 11 años a partir del incidente aéreo, nunca se preocupó de interrogar al piloto que, lamentablemente, falleciera años después.

Respecto a las luces de Marfa, me limito a señalar que en 1883 cuando se comenzaron a ver esas luces, no había automóviles, y son múltiples los testimonios hasta de científicos, que las han visto y registrado.

Pero lo fundamental: ¡ustedes no han ido a Marfa!, entonces, como solemos decir popularmente “están tocando de oído”, y eso finalmente no sirve.

Respecto de los Fenómenos Luminosos Anómalos en Hessdalen, el programa los “Misterios del Aire” del español Victorio –que tampoco fue a Hessdalen— es otro verso del mismo tenor.

En cuanto a “An alternative Hypothesis” es lo más serio que encontré porque los autores fueron al área, tomaron fotos, y explican una sola fotografía como la resultante del uso de bengalas militares.

Pero la cosecha de fotos, registros espectrográficos, y detecciones por radar hechas por la Universidad de Ostfold y por un selecto grupo de científicos a nivel internacional que han estado y más de una vez en Hessdalen, muestran otra realidad.

Y nadie ha dicho que se trate de “ovnis” ni de extraterrestres. Más aún, se han dado explicaciones que vinculan las luces a la constitución geológica de la zona, lo cual me resulta muy valioso.

Los “OVNIs” son tales hasta que el proceso de identificación aero-espacial es capaz de quitarles lo de no-identificados, y terminan siendo OVIs.

Personalmente me baso en el método científico y la aplicación del rasero de Occam, pero, con honestidad intelectual y prudencia.

No soy creyente en móviles aéreos de origen extraterrestre, pero tampoco niego que se puedan ver en el cielo aparatos experimentales que en estos momentos de guerra fría se están creando y probando, los cuales nadie conoce y bien pueden ser denunciados como “ovnis”.

De la misma manera que considero que pueden haber fenómenos naturales aún no totalmente conocidos y reconocidos por la ciencia.

El ejemplo más claro de ello sucedió con los “duendes”, un fenómeno en la alta atmósfera, denunciado muchas veces por pilotos, pero cuya existencia no se reconoció hasta mediados de la década de 1990.

No comparto pues la E.T.latría, pero tampoco la UFObia.

Mi actitud es moderada.

Cordiales saludos,

Milton W. Hourcade

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