04 May 2015

PALABRAS Y CREENCIAS un artículo de Rodrigo Bravo Garrido

Como bien se sabe, el Grupo de Estudio de Fenómenos Aéreos Inusuales reúne a un núcleo muy selecto de investigadores así como científicos y especialistas en diversas disciplinas.

Hoy nos honramos en dar una calurosa bienvenida como nuevo Miembro del GEFAI a Rodrigo Andrés Bravo Garrido quien en Noviembre del año 2010 junto a Juan Castillo Cornejo publicó el libro “Ufología Aeronáutica”.


Rodrigo Bravo se encarga él mismo de presentar sus credenciales en su primera contribución con este blog, artículo que con mucho gusto aquí reproducimos.



PALABRAS Y CREENCIAS
(RODRIGO BRAVO GARRIDO)

Quiero Agradecer la invitación que me realizara el Lic. Milton Hourcade para contribuir al debate en la página U.A.P.S.G./G.E.F.A.I., con relación al artículo “El Futuro de la Ufología”, escrito por el investigador Vicente-Juan Ballester Olmos,  y poder hacer públicos mis pensamientos y comentarios frente al tema que nos convoca.

Como algunas personas saben, soy Oficial del Ejército de Chile, con la especialidad de Piloto Militar, siendo representante del Ejército y asesor externo del Comité de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos (CEFAA), perteneciente a la Dirección General de Aeronáutica Civil de Chile (DGAC), desde el año 2002.

En estricto rigor, comencé el estudio del fenómeno aéreo anómalo (FAA-UAP) desde la perspectiva aeronáutica y de seguridad operacional en el año 2000, cuando se me designó como tema de investigación (tesis) para egresar como Piloto de Ejército, trabajo que presenté y defendí el año 2001, siendo esta investigación la base sustancial de mi libro “Ufología Aeronáutica” publicado en Chile el 2010 y en Brasil el 2011. (Este libro se entrega en forma gratuita en formato PDF, para todas las personas que estén interesadas en leerlo).

En estos 14 años de proximidad con el tema OVNI, puedo rotular explícitamente que no encuentro mayores discordancias con uno de los mayores referentes en la ufología mundial, como es Jacques Vallée, en sus ideas permanentes y en especial, en su discurso “UAP una estrategia para la investigación”, dictado en el seminario organizado por el GEIPAN en Julio del 2014, disertación que ha provocado este atractivo intercambio de opiniones. 

Extraído del análisis que realizó VJBO, tomé como título para esta exhortación, dos términos que reflejan la verdadera encrucijada filosófica que engloba este fenómeno, haciendo una reflexión ufológica acerca de las evidencias que hoy sostienen el estudio de los OVNIs, los relatos basados en palabras de los propios testigos y en nuestras creencias en su amplio y complejo sentido. 

Hago presente esta pequeña reflexión, forjando una diferencia en la ufología convencional o incluso especulativa, ya que desde un análisis aeronáutico, existe un consenso en la aprobación de un fenómeno aéreo anómalo, no siendo cuestionada en absoluto su existencia y por el contrario, constituyendo alrededor del mundo diferentes organismos de investigación oficiales que respaldan sus estudios en el campo de seguridad aeroespacial y trabajando en función de los efectos que estas manifestaciones traen al desarrollo normal de las operaciones aéreas, sin perjuicio que hasta este momento y tal cual concuerdan los textos que son referencia del presente análisis (JV, VJBO y MH), desde un enfoque aeronáutico y por ende una perspectiva científica, no se conoce en absoluto cual es el origen o causa de los llamados OVNIs. 

En cambio, desde el aspecto sociológico y sobre todo cultural, esta temática adquiere propiedades mucho más complejas y de heterogéneas interpretaciones, respaldadas exclusivamente en el área de la especulación y de la mitología.

Repasando el artículo de Milton, en el que hace referencia a su libro “OVNIs: La Agenda Secreta”, donde expone, documenta y demuestra que la adjudicación de un origen extraterrestre de los OVNIs, es obra y gracia del gobierno de los Estados Unidos de América, caben dos preguntas primarias, que espero alcanzar a responder en estas líneas.

Si ya está demostrado que el supuesto origen extraterrestre  de los OVNIs, es un invento que tiene detrás ese condimento que llamamos “aliento humano”, ¿Por qué razón seguimos investigando estos fenómenos? y ¿Por qué se mantiene casi indisoluble la relación OVNI-Extraterrestre?

Ambas interpelaciones tienen respuestas y la gran mayoría de los ufólogos las saben. 
Los objetos voladores no identificados como tales y basado en los años que existe la denominada “era moderna de los OVNIs”, son una creencia que se sostiene porque el ciudadano común y corriente le otorga una interpretación imaginaria y ajena a la realidad concreta de estas manifestaciones.

Si buscamos causas inmediatas o aparentes, encontramos en primera instancia a los medios de comunicación en general, los cuales sin ningún tipo de filtro o estudio meticuloso, consideran el tema como parte de la entretención, más que de información y menos de una proyección cultural.

En las causas reales o lejanas, la responsabilidad de ciertos ufólogos es inexcusable, ya que por décadas han mantenido con vida un mito a sabiendas que posee incoherencias básicas en su estructura, es carente de una doctrina elemental que sustente un estudio metódico y peor aún, está al margen de la ciencia. Estas condiciones permanentes, se mimetizan con la descomunal entrega de información a una sociedad sumergida en una época llena de conflictos culturales y sobre todo, en momentos donde se produce una verdadera crisis antropológica, o catalogada por algunos filósofos como la crisis metafísica del ser humano, donde hoy el cuestionamiento es completo y general a todo lo establecido.

Me detengo y profundizo este último punto, ya que la labor de algunos ufólogos a nivel global, ha sido la de difusión más que la de investigación, transformándose en verdaderos divulgadores de un enigma, mutando de manera definitiva a mercaderes del misterio.

Esta aseveración me consta y la hago desde mi experiencia personal, ya que al iniciar mis primeros pasos en la ufología, expuse mi trabajo de investigación el 30 de mayo del 2002 en la Escuela Técnica Aeronáutica de la DAGC en Chile, y precisamente una de las conclusiones que hice alusión, fue que la contaminación del tema OVNI era responsabilidad en gran medida, de la comunidad ufológica. Bastó este cierre, para que de inmediato surgieran entre ciertos ufólogos presentes, algunos insultos y ofensas por cometer la peor de las transgresiones que alguien foráneo a la industria extraterrestre podría hacer. 

Hasta el día de hoy, uno de esos mismos opinólogos de la ovnilogía aficionada, desea incluso públicamente que alguno de los aviones que yo vuelo se caiga.
Ahora bien, para que exista este verdadero mercado del misterio, la principal razón es que los OVNIs son y han sido por décadas un negocio que genera suculentas utilidades a quienes los difunden, adheridos por cierto a la especulación, ya que en este sentido, a los programas de televisión, foros, debates, entrevistas y congresos, son muy pocos los pensadores críticos que son invitados, obedeciendo a que en la ufología, no está permitido la contraposición de ideas, sobre todo a quienes se les considera o gravemente se autodenominan como figuras dentro de este tema.

Sumemos además, la complacencia de un público ávido de información sensacionalista y al mismo tiempo, la inexistencia de debates representativos que permitan el mínimo cuestionamiento a las afirmaciones extraordinarias que exhiben estos profesionales del show, como muy bien plantea Milton Hourcade en su libro “Elementos de Ovnilogía” (Cap. VI).

Esta es la principal razón para que gran parte de la comunidad ufológica mundial mantenga viva la idea del origen extraterrestre del fenómeno, no pudiendo negar que es una presunción muy    entretenida, seductora y comercialmente atractiva. Pero bien sabemos que en un debate académico, la HET no se sostiene ni por dos minutos, incluso siendo defendida por el propio Vallée en un ejercicio de ideas opuestas.

Hoy la ufología navega por aguas no profundas, en el sentido que sus divulgadores disfrutan, como señalé anteriormente, de la complacencia de una sociedad expectante a nuevas informaciones o avistamientos. Estos mismos ufólogos, son los que en el ejercicio de sus potestades comunicacionales, realizan lo que denomino “maleabilidad”, la que consiste en modificar su discurso, según el público que los escuche. 

Acá en Chile es muy común que en una entrevista televisiva, algunos ufólogos presenten un discurso más bien ligado al pensamiento crítico, pues bien en sus conferencias privadas y peor aún, en sus vigilias dejan de manifiesto la intención de tomar contacto con “ellos”, los tripulantes o hermanos mayores extraterrestres.
También sucede otro fenómeno comunicacional muy interesante, en el sentido que existe un grupo de divulgadores ufológicos, reconocidos como ufólogos, que son actores de sorprendentes historias que ellos mismos protagonizan como testigos o más extraordinario aún, como contactados. No olvidemos que hay un grupo no menor de pretendidos contactados que recorren el mundo dictando conferencias, lanzando libros y que son considerados en muchos países, incluyo el propio, como “ufólogos” o “investigadores”.    

Referente a los mismos, el propio Vallée en 1979 publica el libro “Mensajeros del Engaño” (Messenger of Deception – Ufo contacs and cult), donde ya hace 36 años establece un crucial punto de separación de una ufología especulativa con la apegada a método y sano escepticismo.

De todas maneras, no deja de llamar la atención que a pesar de este tipo de publicaciones, cada cierto tiempo vuelven a renacer los conceptos más delirantes y místicos que insertan este fenómeno en las garras del pensamiento mágico y contactista, gracias a esa incansable y permanente labor de aquellos que hago mención en forma reiterada, los ufólogos especuladores.

En concreto, como impugnación a mi primera pregunta, puedo señalar que a pesar de no tener la menor noción acerca del origen del fenómeno, de no poder explicarlo y menos predecirlo, existe un puñado de casos, los cuales no superan los cincuenta, que no poseen un esclarecimiento racional que explique concretamente la manifestación observada y/o registrada. 

Dentro de estos reportes, los que ha contribuido el mundo aeronáutico son poseedores de una contundencia y objetividad que permite el acercamiento de la ciencia y eso es un avance muy positivo para el desarrollo y futuro de la ufología. 

Quizás una de las lecciones que se pueden obtener a priori de esta aproximación científica, es que se deben obligatoriamente depurar los mecanismos de obtención de información o reportes, beneficiándose al máximo con los medios técnicos electrónicos existentes. Esto inscribe una necesidad de optimizar y perfeccionar el nivel de evidencia de las manifestaciones estudiadas, dada la imprecisión de nuestros sentidos, los que hasta ahora forman la base sustancial de los testimonios y por ende, de la información que poseemos del fenómeno.    
  
En cuanto a la indisoluble unión de los OVNIs con la HET, puedo demostrar la idea que se mantiene una tendencia por parte de la ufología especulativa, que ambiciona preservar el misterio que habría detrás del fenómeno.
Mientras prosiga el tema vinculado al pensamiento mágico, al misticismo y sobre todo a la charlatanería, será muy complejo apartar del inconsciente colectivo el concepto OVNI/ET.

Consecuente con lo anterior y contraviniendo el sabio consejo de amistades vinculadas al pensamiento crítico, creo que es necesario la exposición y debate abierto con todos los mercaderes del misterio que han deteriorado este interesante tema, sin lograr prosperar en absoluto en la incorporación de nuevos aportes o conocimiento. A pesar de estas impugnaciones públicas y permanentes, esta gente se niega permanentemente al debate. Cada cual puede sacar sus propias conclusiones al respecto.

Como conclusión final y en resumen, la ufología u ovnilogía es el estudio de los objetos voladores no identificados y aunque sea una pseudociencia, debemos comprenderla en el todo, para posteriormente realizar el análisis, es decir, la separación de sus partes con las cuales hoy se pretende el estudio desde el enfoque teórico, intentando llamar a la ciencia para que abiertamente acepte el desafío académico, en el sentido que existe la evidencia (verificable) de las manifestaciones del fenómeno, cuyo estudio requiere de una intersubjetividad observable por todos, sin interpretación alguna y que tal cual es, por ejemplo, hoy se encuentra afectado algunas operaciones aéreas alrededor de todo el mundo.

Si bien es cierto, la ciencia se basa en procesos de acumulación histórica de conocimientos, existen los reportes verificables que permitan una sustentabilidad para acceder y exigir un estudio mucho más profundo, y que signifique la inclusión de diversas disciplinas como lo es la física a través de la aerodinámica, la química en el caso que existan vestigios, la meteorología, la filosofía a través de la fenomenología, la psicología y sociología, entre muchas otras.

Basado en que podemos estudiar el fenómeno a través de la variable efecto, como herramienta verificable, se requiere una madurez y consideración completa.
Haciendo memoria del filósofo alemán Emmanuel Kant, en su “Crítica de la razón pura”, en ufología se precisa la inmediata salida de un estado obstruido e infantil de quienes por diversos prejuicios, algunos muy justificados por cierto, no asumen el problema ufológico como una cuestión debatible que a la postre, permitiría incrementar nuestro conocimiento en mayor medida del universo en el cual nos desarrollamos.

El mundo de la aviación, es el que hoy aporta la mayor cantidad de datos confiables (en el sentido de que poseen mayor evidencia electrónica y sus testigos son calificados, considerando un porcentaje no menor de errores de percepción) para incrementar el estudio del fenómeno, pero se debe
considerar también la existencia de casos no aeronáuticos que aún se sostienen pese a todo, como son los casos franceses Cussac 1967, Trans en Provence 1980, Phoenix USA 1997 y el caso de la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea de Santiago de Chile, en Septiembre del 2012.

Aplicando estos conocimientos de filosofía, epistemología, historia y filosofía de la ciencia, podemos adentrarnos en la forma de cómo hoy se estudia y procesa los diversos reportes de manifestaciones de fenómenos u objetos voladores no identificados.

El futuro de la ufología depende de quiénes estudien el fenómeno, de la forma cómo lo estudien y con qué medios lo hagan, dejando en claro que el conocimiento que poseemos es precario, por no decir prácticamente nulo inexistente.

Hago mención al conocimiento verdadero acerca de los OVNIs, o desde la configuración científico-aeronáutica los FANIs, teniendo presente las exigencias interdisciplinarias que requiere este tema, con la complejidad que significa la escasa información confiable, concreta y probada existente hasta hoy. 

Ya es inexcusable la intervención concreta y estable de la ciencia. El mundo académico y científico debe tomar este tema, tal cual y de manera muy subliminal lo tomó hace años el mundo aeronáutico, reconociendo que existen investigadores que apegados al método científico, intentaron profundizar en el fenómeno. A ellos se les agradece por conservar una postura y visión pegada a una línea objetiva, imparcial y escéptica en la esencia de la palabra, ya que está más que demostrado que los ufólogos especuladores, literalmente y a sabiendas que no les agrada este reconocimiento, en casi 70 años de historia ufológica, francamente no dieron el ancho para investigar el fenómeno.

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