Hoy nos honramos en dar una calurosa bienvenida como nuevo Miembro del GEFAI a Rodrigo Andrés Bravo Garrido quien en Noviembre del año 2010 junto a Juan Castillo Cornejo publicó el libro “Ufología Aeronáutica”.
Rodrigo Bravo se encarga él mismo de presentar sus credenciales en su primera contribución con este blog, artículo que con mucho gusto aquí reproducimos.
PALABRAS Y
CREENCIAS
(RODRIGO
BRAVO GARRIDO)
Quiero
Agradecer la invitación que me realizara el Lic. Milton Hourcade para
contribuir al debate en la página U.A.P.S.G./G.E.F.A.I., con relación al artículo
“El Futuro de la Ufología”, escrito
por el investigador Vicente-Juan Ballester Olmos, y poder hacer públicos
mis pensamientos y comentarios frente al tema que nos convoca.
Como algunas
personas saben, soy Oficial del Ejército de Chile, con la especialidad de
Piloto Militar, siendo representante del Ejército y asesor externo del Comité
de Estudios de Fenómenos Aéreos Anómalos (CEFAA), perteneciente a la Dirección
General de Aeronáutica Civil de Chile (DGAC), desde el año 2002.
En estricto
rigor, comencé el estudio del fenómeno aéreo anómalo (FAA-UAP) desde la
perspectiva aeronáutica y de seguridad operacional en el año 2000, cuando se me
designó como tema de investigación (tesis) para egresar como Piloto de
Ejército, trabajo que presenté y defendí el año 2001, siendo esta investigación
la base sustancial de mi libro “Ufología
Aeronáutica” publicado en Chile el 2010 y en Brasil el 2011. (Este libro se
entrega en forma gratuita en formato PDF, para todas las personas que estén
interesadas en leerlo).
En estos 14
años de proximidad con el tema OVNI, puedo rotular explícitamente que no
encuentro mayores discordancias con uno de los mayores referentes en la
ufología mundial, como es Jacques Vallée, en sus ideas permanentes y en
especial, en su discurso “UAP una
estrategia para la investigación”, dictado en el seminario organizado
por el GEIPAN en Julio del 2014, disertación que ha provocado este atractivo
intercambio de opiniones.
Extraído del
análisis que realizó VJBO, tomé como título para esta exhortación, dos términos
que reflejan la verdadera encrucijada filosófica que engloba este fenómeno,
haciendo una reflexión ufológica acerca de las evidencias que hoy sostienen el
estudio de los OVNIs, los relatos basados en palabras de los propios testigos y
en nuestras creencias en su amplio y complejo sentido.
Hago
presente esta pequeña reflexión, forjando una diferencia en la ufología
convencional o incluso especulativa, ya que desde un análisis aeronáutico,
existe un consenso en la aprobación de un fenómeno aéreo anómalo, no siendo
cuestionada en absoluto su existencia y por el contrario, constituyendo
alrededor del mundo diferentes organismos de investigación oficiales que
respaldan sus estudios en el campo de seguridad aeroespacial y trabajando en
función de los efectos que estas manifestaciones traen al desarrollo normal de
las operaciones aéreas, sin perjuicio que hasta este momento y tal cual
concuerdan los textos que son referencia del presente análisis (JV, VJBO y MH),
desde un enfoque aeronáutico y por ende una perspectiva científica, no se
conoce en absoluto cual es el origen o causa de los llamados OVNIs.
En cambio,
desde el aspecto sociológico y sobre todo cultural, esta temática adquiere
propiedades mucho más complejas y de heterogéneas interpretaciones, respaldadas
exclusivamente en el área de la especulación y de la mitología.
Repasando el
artículo de Milton, en el que hace referencia a su libro “OVNIs: La Agenda Secreta”, donde expone, documenta y demuestra que
la adjudicación de un origen extraterrestre de los OVNIs, es obra y gracia del
gobierno de los Estados Unidos de América, caben dos preguntas primarias, que
espero alcanzar a responder en estas líneas.
Si ya está demostrado
que el supuesto origen extraterrestre de los OVNIs, es un invento que
tiene detrás ese condimento que llamamos “aliento humano”, ¿Por qué razón
seguimos investigando estos fenómenos? y ¿Por qué se mantiene casi indisoluble
la relación OVNI-Extraterrestre?
Ambas
interpelaciones tienen respuestas y la gran mayoría de los ufólogos las
saben.
Los objetos
voladores no identificados como tales y basado en los años que existe
la denominada “era moderna de los OVNIs”, son una creencia que se sostiene porque
el ciudadano común y corriente le otorga una interpretación imaginaria y
ajena a la realidad concreta de estas manifestaciones.
Si buscamos
causas inmediatas o aparentes, encontramos en primera instancia a los medios de
comunicación en general, los cuales sin ningún tipo de filtro o estudio
meticuloso, consideran el tema como parte de la entretención, más que de
información y menos de una proyección cultural.
En las
causas reales o lejanas, la responsabilidad de ciertos ufólogos es inexcusable,
ya que por décadas han mantenido con vida un mito a sabiendas que posee
incoherencias básicas en su estructura, es carente de una doctrina elemental
que sustente un estudio metódico y peor aún, está al margen de la ciencia.
Estas condiciones permanentes, se mimetizan con la descomunal entrega de
información a una sociedad sumergida en una época llena de conflictos
culturales y sobre todo, en momentos donde se produce una verdadera crisis
antropológica, o catalogada por algunos filósofos como la crisis metafísica del
ser humano, donde hoy el cuestionamiento es completo y general a todo lo
establecido.
Me detengo y
profundizo este último punto, ya que la labor de algunos ufólogos a nivel
global, ha sido la de difusión más que la de investigación, transformándose en
verdaderos divulgadores de un enigma, mutando de manera definitiva a mercaderes
del misterio.
Esta
aseveración me consta y la hago desde mi experiencia personal, ya que al
iniciar mis primeros pasos en la ufología, expuse mi trabajo de investigación el
30 de mayo del 2002 en la Escuela Técnica Aeronáutica de la DAGC en Chile, y
precisamente una de las conclusiones que hice alusión, fue que la contaminación
del tema OVNI era responsabilidad en gran medida, de la comunidad ufológica.
Bastó este cierre, para que de inmediato surgieran entre ciertos ufólogos
presentes, algunos insultos y ofensas por cometer la peor de las transgresiones
que alguien foráneo a la industria extraterrestre podría hacer.
Hasta el día
de hoy, uno de esos mismos opinólogos de la ovnilogía aficionada, desea incluso
públicamente que alguno de los aviones que yo vuelo se caiga.
Ahora bien,
para que exista este verdadero mercado del misterio, la principal razón es
que los OVNIs son y han sido por décadas un negocio que genera suculentas
utilidades a quienes los difunden, adheridos por cierto a la especulación, ya
que en este sentido, a los programas de televisión, foros, debates, entrevistas
y congresos, son muy pocos los pensadores críticos que son invitados,
obedeciendo a que en la ufología, no está permitido la contraposición de ideas,
sobre todo a quienes se les considera o gravemente se autodenominan como
figuras dentro de este tema.
Sumemos
además, la complacencia de un público ávido de información sensacionalista y al
mismo tiempo, la inexistencia de debates representativos que permitan el mínimo
cuestionamiento a las afirmaciones extraordinarias que exhiben estos
profesionales del show, como muy bien plantea Milton Hourcade en su libro “Elementos de Ovnilogía” (Cap. VI).
Esta es la
principal razón para que gran parte de la comunidad ufológica mundial mantenga
viva la idea del origen extraterrestre del fenómeno, no pudiendo negar que es
una presunción muy entretenida, seductora y comercialmente
atractiva. Pero bien sabemos que en un debate académico, la HET no se sostiene
ni por dos minutos, incluso siendo defendida por el propio Vallée en un
ejercicio de ideas opuestas.
Hoy la
ufología navega por aguas no profundas, en el sentido que sus divulgadores
disfrutan, como señalé anteriormente, de la complacencia de una sociedad
expectante a nuevas informaciones o avistamientos. Estos mismos ufólogos, son
los que en el ejercicio de sus potestades comunicacionales, realizan lo que
denomino “maleabilidad”, la que consiste en modificar su discurso, según el
público que los escuche.
Acá en Chile
es muy común que en una entrevista televisiva, algunos ufólogos presenten un
discurso más bien ligado al pensamiento crítico, pues bien en sus conferencias
privadas y peor aún, en sus vigilias dejan de manifiesto la intención de tomar
contacto con “ellos”, los tripulantes o hermanos mayores extraterrestres.
También
sucede otro fenómeno comunicacional muy interesante, en el sentido que existe
un grupo de divulgadores ufológicos, reconocidos como ufólogos, que son actores
de sorprendentes historias que ellos mismos protagonizan como testigos o más
extraordinario aún, como contactados. No olvidemos que hay un grupo no menor de
pretendidos contactados que recorren el mundo dictando conferencias, lanzando
libros y que son considerados en muchos países, incluyo el propio, como
“ufólogos” o “investigadores”.
Referente a
los mismos, el propio Vallée en 1979 publica el libro “Mensajeros del Engaño” (Messenger of Deception – Ufo contacs and cult),
donde ya hace 36 años establece un crucial punto de separación de una
ufología especulativa con la apegada a método y sano escepticismo.
De todas
maneras, no deja de llamar la atención que a pesar de este tipo de
publicaciones, cada cierto tiempo vuelven a renacer los conceptos más
delirantes y místicos que insertan este fenómeno en las garras del pensamiento
mágico y contactista, gracias a esa incansable y permanente labor de aquellos
que hago mención en forma reiterada, los ufólogos especuladores.
En concreto,
como impugnación a mi primera pregunta, puedo señalar que a pesar de no tener
la menor noción acerca del origen del fenómeno, de no poder explicarlo y menos
predecirlo, existe un puñado de casos, los cuales no superan los cincuenta, que
no poseen un esclarecimiento racional que explique concretamente la
manifestación observada y/o registrada.
Dentro de
estos reportes, los que ha contribuido el mundo aeronáutico son poseedores
de una contundencia y objetividad que permite el acercamiento de la ciencia y
eso es un avance muy positivo para el desarrollo y futuro de la
ufología.
Quizás una
de las lecciones que se pueden obtener a priori de esta aproximación
científica, es que se deben obligatoriamente depurar los mecanismos de
obtención de información o reportes, beneficiándose al máximo con los medios
técnicos electrónicos existentes. Esto inscribe una necesidad de optimizar
y perfeccionar el nivel de evidencia de las manifestaciones estudiadas,
dada la imprecisión de nuestros sentidos, los que hasta ahora forman la base
sustancial de los testimonios y por ende, de la información que poseemos del
fenómeno.
En cuanto a
la indisoluble unión de los OVNIs con la HET, puedo demostrar la idea
que se mantiene una tendencia por parte de la ufología
especulativa, que ambiciona preservar el misterio que habría detrás
del fenómeno.
Mientras prosiga el
tema vinculado al pensamiento mágico, al misticismo y sobre todo a la
charlatanería, será muy complejo apartar del inconsciente colectivo
el concepto OVNI/ET.
Consecuente
con lo anterior y contraviniendo el sabio consejo de amistades vinculadas
al pensamiento crítico, creo que es necesario la exposición y
debate abierto con todos los mercaderes del misterio que han
deteriorado este interesante tema, sin lograr prosperar en absoluto en la
incorporación de nuevos aportes o conocimiento. A pesar de estas impugnaciones
públicas y permanentes, esta gente se niega permanentemente al
debate. Cada cual puede sacar sus propias conclusiones al respecto.
Como
conclusión final y en resumen, la ufología u ovnilogía es el estudio de
los objetos voladores no identificados y aunque sea una pseudociencia, debemos
comprenderla en el todo, para posteriormente realizar el análisis, es decir, la
separación de sus partes con las cuales hoy se pretende el estudio
desde el enfoque teórico, intentando llamar a la ciencia para que abiertamente
acepte el desafío académico, en el sentido que existe la evidencia
(verificable) de las manifestaciones del fenómeno, cuyo estudio requiere de una
intersubjetividad observable por todos, sin interpretación alguna y que tal
cual es, por ejemplo, hoy se encuentra afectado algunas operaciones aéreas
alrededor de todo el mundo.
Si bien es
cierto, la ciencia se basa en procesos de acumulación histórica de
conocimientos, existen los reportes verificables que permitan una
sustentabilidad para acceder y exigir un estudio mucho más profundo, y que
signifique la inclusión de diversas disciplinas como lo es la física a través
de la aerodinámica, la química en el caso que existan vestigios, la
meteorología, la filosofía a través de la fenomenología, la psicología y
sociología, entre muchas otras.
Basado en
que podemos estudiar el fenómeno a través de la variable efecto, como
herramienta verificable, se requiere una madurez y consideración completa.
Haciendo
memoria del filósofo alemán Emmanuel Kant, en su “Crítica de la razón pura”, en ufología se precisa la inmediata
salida de un estado obstruido e infantil de quienes por diversos prejuicios,
algunos muy justificados por cierto, no asumen el problema ufológico como
una cuestión debatible que a la postre, permitiría incrementar nuestro
conocimiento en mayor medida del universo en el cual nos desarrollamos.
El mundo de
la aviación, es el que hoy aporta la mayor cantidad de datos confiables (en el
sentido de que poseen mayor evidencia electrónica y sus testigos son
calificados, considerando un porcentaje no menor de errores de percepción) para
incrementar el estudio del fenómeno, pero se debe
considerar también la existencia de casos
no aeronáuticos que aún se sostienen pese a todo, como son los casos
franceses Cussac 1967, Trans en Provence 1980, Phoenix USA 1997 y el caso
de la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea de Santiago de Chile, en
Septiembre del 2012.
Aplicando
estos conocimientos de filosofía, epistemología, historia y filosofía de la
ciencia, podemos adentrarnos en la forma de cómo hoy se estudia y procesa los
diversos reportes de manifestaciones de fenómenos u objetos voladores no
identificados.
El futuro de
la ufología depende de quiénes estudien el fenómeno, de la forma cómo lo
estudien y con qué medios lo hagan, dejando en claro que el conocimiento
que poseemos es precario, por no decir prácticamente nulo
inexistente.
Hago mención
al conocimiento verdadero acerca de los OVNIs, o desde la configuración
científico-aeronáutica los FANIs, teniendo presente las exigencias
interdisciplinarias que requiere este tema, con la complejidad que
significa la escasa información confiable, concreta y probada existente hasta
hoy.
Ya
es inexcusable la intervención concreta y estable de la ciencia. El
mundo académico y científico debe tomar este tema, tal cual y de manera muy
subliminal lo tomó hace años el mundo aeronáutico, reconociendo que existen
investigadores que apegados al método científico, intentaron profundizar en el
fenómeno. A ellos se les agradece por conservar una postura y visión
pegada a una línea objetiva, imparcial y escéptica en la esencia de la
palabra, ya que está más que demostrado que los ufólogos especuladores, literalmente
y a sabiendas que no les agrada este reconocimiento, en casi 70 años de
historia ufológica, francamente no dieron el ancho para investigar el
fenómeno.
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