09 September 2014

MUTILACIÓN DE ANIMALES: UNA NUEVA TESIS



Mutilación de animales: una nueva tesis presentada por Daniel Robin, Presidente de la Asociación “Ovni Investigación”


Publicada en la revista web: Ovnis-Direct el 24 de Julio de 2014
Traducción del francés por Milton W. Hourcade

 
Una intervención de “gente de dentro”

Preámbulo a cargo del traductor:  por razones que Robin detalla y analiza, descarta tres hipótesis: a) que la mutilación de animales sea una actividad realizada por extraterrestres; b) que sea llevada a cabo por militares estadounidenses o agencias de inteligencia; c) que sea realizada por elementos contratados por los militares o agencias de inteligencia.

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Si yo estimo que las tres hipótesis precedentes me parecen suficientemente serias como para considerarlas y estudiarlas, pienso, no obstante, que ninguna de ellas es capaz de explicar de manera completa y definitiva el misterio de las mutilaciones de animales. Por el momento, estoy convencido que este misterio permanece entero porque ninguna de estas tres pistas evocadas permite en definitiva comprender las verdaderas razones de las mutilaciones (el “móvil” de los “crímenes” cometidos), y por qué no ha habido nunca un testigo directo de los hechos y un culpable arrestado. Por lo tanto, voy a proponer en este expediente una nueva hipótesis que he llamado “intervención de la gente de dentro”, pero que bien podría haber titulado también “intervención de la humanidad de fuera”, o aún, intervención de “la agencia en la sombra”. Voy por supuesto a explicar la razón por la cual empleo acá esta curiosa expresión de “humanidad de fuera”.


Cuando comencé a estudiar este siniestro expediente de las mutilaciones de animales, pensé enseguida que la hipótesis de la intervención extraterrestre permitiría explicar todo. Sin embargo, a lo largo del tiempo, mi posición ha evolucionado y hoy pienso que esa hipótesis es inadecuada.


Como ya lo indiqué más arriba, si los extraterrestres estuvieran implicados, hallo que los métodos de obtención de materiales biológicos son primitivos, brutales, salvajes y de una gran crueldad.  Para extraterrestres que se beneficiarían de una tecnología muy superior a la nuestra, imagino que para llevar a cabo la obtención de muestras con propósitos de experimentaciones biológicas o genéticas (o para cualquier otro estudio o vigilancia biológica) no necesitarían más que algunas muestras de tejidos obtenidos discretamente de un número restringido de animales, y la continuación de sus investigaciones sería hecha en sus laboratorios. ¿Para qué mutilar miles de animales para algunas muestras de ADN? ¿Por qué ese despliegue escandaloso e impertinente de violencia y de crueldad? Todo ocurre como si los culpables supieran que van a permanecer siempre impunes.


Para mi, el espectáculo de esas atroces mutilaciones dice mucho acerca del débil nivel de moralidad de los culpables.  Muestran un desprecio total por la vida animal, y también  un desprecio total por la labor de los trabajadores del campo. No respetan ni a los animales ni a los hombres. Su comportamiento respecto de los animales me recuerda de manera impactante el del hombre respecto de los animales domésticos que utiliza por ejemplo, para alimentarse. Basta visitar la instalación de una granja intensiva para tomar conciencia de la poca compasión que el ser humano muestra respecto de los animales que tiene a su cargo.

Si no se trata de un servicio especial del ejército, ni de una sociedad militar privada bajo contrato con el gobierno, ni de extraterrestres, entonces ¿quién es el culpable?


Para que se comprenda correctamente la hipótesis que voy a presentar en este expediente, y que –hasta donde sé— es inédita, es importante en un inicio retornar a las declaraciones del célebre astronauta Edgar Mitchell.


Durante una entrevista en una cadena de televisión estadounidense por ejemplo, Mitchell no dudó en decir que numerosas observaciones de ovnis, son en realidad observaciones de ingenios fabricados por los seres humanos.



Si las intenciones del veterano astronauta son veraces, eso significa que existiría en nuestro planeta un grupo humano secreto que dispondría de una tecnología no-convencional que sería muy superior a la que utilizamos en nuestra vida cotidiana. En el marco de la hipótesis que formulo en este expediente, esta tecnología secreta sería la misma utilizada para la mutilación de animales. Los helicópteros sin matrícula por ejemplo, serían productos puros de esa tecnología y se beneficiarían entonces de performances superiores a los helicópteros “clásicos” utilizados por los militares. En razón de sus performances no-convencionales podrían aún ser confundidos con los ovnis. 


Notemos enseguida que los planteos de Mitchell no se pueden tomar a la ligera. Cada palabra que utiliza tiene su importancia. El Dr. Mitchell es una personalidad fuera de lo común. Doctor en aeronáutica y astronáutica, es un héroe nacional y una figura carismática para quienes son apasionados de la conquista espacial. Piloto del MEL [Módulo de Excursión Lunar – N. del T.], fue el sexto hombre en caminar sobre la luna en la misión Apolo 14 que se desarrolló el 31 de Enero de 1971.

Esquemáticamente el punto de vista del Dr. Mitchell se puede resumir así: el veterano astronauta está persuadido de que un grupo secreto que él llama “la gente de dentro”, cuyos miembros (desconocidos para el público) pertenecen a sociedades privadas muy cercanas a los ambientes militares, posee informaciones fundamentales sobre el fenómeno ovni. Esas “gente de dentro” tendrían informaciones ultra-sensibles respecto a los ovnis y sus ocupantes. El mundo de la inteligencia militar estaría perfectamente informado de la existencia de esa presencia extranjera y mantendría el secreto no importa a qué precio.


Por el contrario, si bien la NASA niega su implicación en esta simulación, parecería no obstante evidente que posee información de extrema importancia sobre este tema.


Si la existencia de ese grupo es más que probable, por otro lado es muy difícil calcular la cantidad de individuos que lo compone. El aspecto más complicado de la existencia de ese grupo es que estaría situado fuera de todas las estructuras oficiales conocidas e identificables.


Uno ha supuesto desde hace mucho tiempo que las fuerzas armadas estadounidenses cobijan en su seno un grupo de este tipo que, aunque secreto, dependería a pesar de todo, de las fuerzas armadas, de su organización y de su jerarquía. Las agencias de inteligencia estadounidenses (CIA, FBI, NSA, NRO, DIA, etc.) son también buenas candidatas susceptibles de albergar grupos clandestinos trabajando en secreto sobre el fenómeno ovni.


Pero, el punto de vista de Mitchell sugiere por el contrario que esas misteriosas “gentes de dentro” no serían dependientes de los militares, ni de los servicios secretos, ni del gobierno, ni de ninguna otra instancia gubernamental identificable. En ese sentido, se trataría de algo “privado” como dice Mitchell. Esas “gentes de dentro” no tendrían literalmente que rendirle cuentas a nadie porque disfrutarían de una autonomía total. Una situación semejante, si es real, plantea una cantidad de interrogantes. ¿Cómo se financia el grupo? ¿De qué apoyos se beneficia? ¿De dónde saca su poder? ¿De qué armas y de qué tecnologías dispone? ¿Cuál es el sentido de su acción?


Si es difícil responder con precisión a cualquiera de estas preguntas, podemos a pesar de todo concebir un tipo de situación en la cual estas misteriosas “gentes de dentro” representarían una suerte de “agencia en la sombra” que ocuparía una posición situada en realidad en el exterior de todas las estructuras sociales y del estado.


Curiosamente, mejor que “gentes de dentro”, se trataría de “gente de fuera”, es decir individuos que no estarían sometidos a las leyes que se aplican a los ciudadanos comunes (impunidad absoluta), y que no estarían integrados a ninguna jerarquía existente, ya sea civil o militar.  Nadie podría capturarles y no podrían ser frenados en su actividad por ningún poder conocido. Si un grupo semejante, en posesión de poderes tan exorbitantes existe realmente, es una situación muy alarmante contra la cual, lamentablemente, no tenemos ningún medio de acción. 

Lo que importa comprender es que no estaríamos ante la presencia de una estructura cuyo propósito sería de estudiar el fenómeno ovni en secreto, una especie de “laboratorio” clandestino de alguna manera financiado por el gobierno, sino de un grupo que no ignora en absoluto ese fenómeno y que se ubicaría en el corazón de cantidad de asuntos vinculados a los ovnis, y notoriamente el de las mutilaciones de animales.


Al escuchar con atención la entrevista al Dr. Edgar Mitchell registrada en el DVD titulado “Ovnis, 50 años de negación, ocultamiento de los ovnis y las tecnologías alienígenas, por el gobierno” (Junio de 2011), nos sorprendió por el tono nuevo con el cual expuso sus revelaciones que vinieron todas a corroborar las que ya había divulgado en la famosa entrevista dada en directo el 24 de Julio de 2008 a la estación local británica Radio Kerrang. En las ondas, en 2008, Mitchell parecía más confiado y sereno, en tanto que en 2011, en el DVD, el tono es más solemne y muestra sin ambigüedad una verdadera inquietud.


El contenido mismo de sus respuestas deja entrever que existiría un “lado oscuro” vinculado a las actividades más o menos vinculadas con los ovnis. Su inquietud es perceptible a medida que evoca el comportamiento de ciertos grupos humanos implicados en las actividades de ovnis. No duda en hablar de control mental ejercido por esos grupos con el propósito de obtener la verdad o lo que es más inquietante, de llevar a cabo experiencias en gran escala. Esas experiencias de control mental estarían destinadas a condicionar a las masas en una dirección querida. Eso sería una suerte de condicionamiento mundial en que la finalidad sería dirigir el psiquismo de los seres humanos en vistas a crear una sociedad totalitaria (el famoso “Nuevo Orden Mundial” de los conspiracionistas). Sobre todo, no duda en decir que el “centro de actividad” en los Estados Unidos (el verdadero centro de la toma de decisiones a nivel nacional) no parece ser en absoluto de resorte del gobierno, de la competencia de los militares, menos aún del ejecutivo, y eso es muy inquietante. Y señalo también, a título informativo solamente, un documento que va en el sentido de la tesis que nos proponemos  y que se titula “Luego de la Divulgación” por Richard Dolan y Brice Zabel, Keyhole Publishing 2010).


En ese documento se puede leer en la página 2:


  o “grupo escindido” de la humanidad estándar. Es una evolución del término “complejo militar-industrial” de Eisenhower, del “grupo de silencio” de Keyhoe, y del “imperio secreto” de Bassett, y otro “MJ-12”>


Sus principales atributos son:


·        Tecnologías más avanzadas que todo lo que tienen los gobiernos de la Tierra

·        Capacidad de exploración de aspectos inaccesibles para el resto de la población

·        Posibles encuentros e interacción con los extraterrestres

·        Una comprensión superior a nivel científico y cosmológico

·        Infraestructuras autónomas (generalmente subterráneas) que ofrecen una protección material pero también una protección del secreto y evidentemente una independencia total de acción.


Este grupo escindido o extirpado forma una verdadera civilización paralela como lo  han sido históricamente diferentes culturas humanas, como los imperios de Oriente, de Occidente, de África y de América, en sus épocas. No obstante, se puede destacar que esas culturas históricas provenían de raíces relativamente diferentes y aisladas con relativamente poca comunicación (y muy lenta) entre ellas. En cambio aquí, asistimos al surgimiento de una sociedad paralela a partir de un mismo medio y de intensas interacciones con la cultura madre. Es una relación que se podría calificar de parásita simplemente en vista de las sumas colosales que han servido para construir este “mundo oscuro”, también calificado como “grupo de control”.


En lo que a mi concierne, tomo muy en serio las declaraciones de Edgar Mitchell que evocan la existencia de lo que por mi parte llamo “la agencia de la sombra”, o “la humanidad de fuera”, cuyos miembros se ubicarían de alguna manera fuera de todas las estructuras (oficiales o no) creadas por los estados.


Es por eso que yo evoco en este expediente una intervención de “la humanidad  de fuera” para explicar las mutilaciones de ganado. Semejante organización ubicada por encima o más allá de la humanidad común, se mofaría de las leyes y de quienes intentaran aplicarlas. Se beneficiaría de recursos financieros considerables y dominaría una tecnología aún desconocida por la humanidad común, sin duda alguna sacada de retro-ingeniería hecha a partir de la recuperación de naves extraterrestres.


La idea de la intervención de representantes de “la humanidad de fuera” reposa sobre dos constantes simples y lógicas:


a) El modo de operar de los mutiladores de animales es demasiado sofisticado para que se pudiese tratar de un grupo humano “clásico” si puedo decirlo así (un servicio militar especial o una sociedad militar privada).  Tales operaciones sobrepasan las capacidades de una organización humana normal. Este hecho es admitido por todos los investigadores. La utilización de helicópteros sin matrícula, perfectamente furtivos, rápidos y silenciosos, capaces de transportar una bestia por el aire mientras se efectúan operaciones quirúrgicas complejas sobre el animal sin dejar ninguna traza en el suelo no está al alcance de una tecnología militar clásica. Esta manera de operar sugiere medios más sofisticados. El hecho de que por estas atrocidades ningún culpable haya sido jamás arrestado y que prácticamente no se ha manifestado ningún testigo, pone en evidencia que no estamos en presencia de una operación realizada por una organización humana común.


b) Por otro lado, como lo hemos destacado más arriba, a pesar de un grado de sofisticación que se ubica por encima de las capacidades de la tecnología humana clásica perfectamente identificada, la forma de operar de los mutiladores es, a mi criterio, demasiado grosera, primitiva, brutal y violenta para ser hecha por representantes de una civilización extraterrestre más evolucionada que nosotros. Si verdaderamente los extraterrestres estuvieran implicados creo que lo harían de otra manera, con mucho más refinamiento e inteligencia.


En consecuencia, si no se trata de un grupo de tipo militar clásico (“normal”), ni de los extraterrestres, la hipótesis de la intervención de representantes de “la humanidad de fuera” deviene interesante y plausible.


Como lo hemos precisado al comienzo de esta frase, la hipótesis planteada para explicar las mutilaciones de animales debería ser capaz de dar una respuesta plausible y aceptable a las cinco interrogantes siguientes:


a) ¿Cuál es el “móvil” de esas crueles mutilaciones?

b) ¿Cómo explicar su duración en el tiempo?

c) ¿Cómo explicar su amplitud en el espacio?

d) ¿Cómo explicar la cantidad considerable de animales mutilados?

c) ¿Por qué ningún culpable ha sido jamás identificado o arrestado por esas masacres?



¿Estamos entonces en condiciones de responder a todas estas interrogantes y avanzar la hipótesis de una intervención de representantes de “la humanidad de fuera”?



¿Cuál es el “móvil” de esas crueles mutilaciones?  En el marco de la hipótesis que proponemos, las mutilaciones de animales no son una operación de monitoreo de un agente infeccioso que se diseminaría rápidamente en la cadena alimentaria humana (ganado, corderos, ciervos salvajes y de cría), como lo afirma el informe del NIDS. Esta no es una operación de monitoreo de los efectos de los restos radioactivos sobre los animales luego de los ensayos de bombas atómicas. Tampoco es una recolección de material biológico y genético para alimentar no se sabe qué programa de investigaciones ultra-secretas. 

De nuestro punto de vista, el defecto principal de esas hipótesis es que las mismas se basan en la noción de relevamiento de muestras para análisis o investigaciones posteriores.  Pensamos, por el contrario, que se trata de una cosa bien distinta. 

Si consideramos la escala en la cual se han perpetrado las mutilaciones animales, parece evidente que no estamos más dentro de un cuadro de una simple operación de colecta de muestras. Esas operaciones se parecen más a extracciones en vistas a crear acopios, porque al final, las cantidades de materia biológica recogida son enormes.



Un rápido cálculo permite establecer una estimación de la cantidad total de material biológico extraído del conjunto de las bestias mutiladas.



Debemos reconocer sin embargo que no conocemos con gran precisión la cantidad exacta de animales mutilados.  La gama propuesta por los investigadores es grande: entre 10.000 y 20.000 bestias mutiladas (suele citarse la cifra de 12.000).



[Aquí Robin se dedica a hacer cálculos de cuánto se le extrae a un vacuno para consumo humano, los cortes que se hacen, etc. lo cual no añade sustancialmente nada a su tesis, por lo que, salteando esta parte de números, vamos a lo esencial que continúa – N. del T.]



En numerosas mutilaciones es la totalidad de las carnes que son extraídas, sea un 23% de 300 kg = 69kg (redondeado en 60kg). Las vísceras forman parte también de muchos casos de mutilaciones, sean un 25% = 300 kg = 75 (redondeado en 70 kg).



El total de material biológico extraído de una mutilación completa es de 12 kg de sangre + 60kg + 70kg = 142 kg por animal. Esta no es evidentemente más que una estimación en bruto que permite no obstante calcular la cantidad total de material biológico extraído en el período que se sitúa entre 1967 y 1994, o sea: 142 x 12.000 = 1:704.000 kg o 1.074 toneladas.



Entonces vemos bien que no puede en ningún caso tratarse de recoger muestras para efectuar análisis. Estamos mayormente en un proceso, o un programa de tipo industrial. Es una operación en gran escala que está planificada a lo largo de un extenso período de tiempo.



Entonces la pregunta es: ¿con qué propósito?



El primer comentario que se impone es que el aspecto de las “mutilaciones de ganado” no representa en definitiva más que la parte visible de un iceberg. Por cierto que esta dimensión del fenómeno es espectacular y chocante, pero no es sin duda más que una pequeña parte de un rompecabezas. El segundo comentario es que se necesita verdaderamente tener una buena razón para llevar adelante una operación de tal envergadura durante por lo menos 27 años desplegando medios tan importantes y si caer preso. Eso no está a la mano de cualquiera.



¿Qué se puede hacer con 1.700 toneladas de material biológico de origen animal? Si no es para fines de monitoreo y análisis de las muestras, es seguramente con un propósito de experimentación en vistas de producir un resultado preciso. El objetivo de esas experimentaciones es quizás de producir una sustancia especial que no se puede fabricar de manera artificial por síntesis. Para ofrecer un paralelo con prácticas industriales que utilizan material biológico, vamos a dar solamente tres ejemplos de sustancias fabricadas a partir de animales y de cadáveres humanos: las vacunas antigripales, la insulina y la hormona del crecimiento.



[Obviemos la descripción sobre la obtención de estos productos de uso en medicina, encaminándonos directamente a la parte final de esta hipótesis – N. del T.]


Los mutiladores de ganado, ¿utilizan ovocitos de la vaca extraídos del núcleo para elaborar clonos? ¿son capaces de crear “quimeras biológicas”, es decir organismos que integran genotipos provenientes de individuos descendientes de especies diferentes?


b, c, d, e) Dado que consideramos que el “móvil” de las mutilaciones de animales no es el de extraer muestras para efectuar análisis,  sino más bien  una suerte de programa de tipo industrial para fabricar una sustancia que sería indispensable para los mutiladores, podemos responder de manera lógica a las otras cuatro interrogantes. Si se trata de un programa de tipo industrial llevado a cabo en gran escala, comprendemos entonces sin pena por qué dura tanto tiempo, por qué tiene tal amplitud en el espacio y en fin, por qué se justificaría sacrificar miles de animales. 

En cuanto a la interrogante  “e” (“¿Por qué ningún culpable ha sido jamás identificado y arrestado por estas masacres?”), la respuesta se impone por sí sola: los mutiladores pertenecen a un grupo humano que llamo “la humanidad de fuera” que posee poderes exorbitantes (notoriamente el de impedir que la policía lleve a cabo las investigaciones iniciadas) y que se sitúa más allá de todas las estructuras oficiales de un estado (gobierno, fuerzas armadas, justicia).


9) Fuentes

« Ovnis, vers la fin du secret ? », por Gildas Bourdais, Editions le Temps Présent, 2010.
« Mutilations de Bétail, trente ans de mystères extraterrestres ? », por Michel Granger, re-edición en 2003 de JMG.
« Ovni : la Grande Manipulation », por Jacques Vallée, Editions du Rocher, 1983.
« Les chirurgiens Furtifs, autopsie d’un mythe américain », por Yann Mège, Le Livre Bleu Editeur, 2002.


Mi comentario


Como investigador y estudioso del tema no puedo pasar por alto un aporte tan significativo como éste, y considero por tanto una obligación comentarlo.


En primer lugar, me parece muy original, y si en algo básico estoy de acuerdo es en que por fin me encuentro a alguien que no atribuye la mutilación de ganado a “extraterrestres”, sino a seres humanos. 


Esto lo he venido diciendo desde siempre, por lo que me felicito en encontrar a alguien que piense de la misma manera. Ya antes lo había dicho Greg Bishop en su libro "Project Beta", en la página 13 (Simon & Shuster, N. York, 2005, 278 páginas)


Algo similar pasa con algunas y muy escasas abducciones, las que tienen un origen fáctico y no meramente psicológico, donde hay toda una puesta en escena, pero en el fondo y sustancialmente, podría llegarse a pensar en que es el mismo grupo humano que mutila animales, el que secuestra a algunas personas para someterlas a un trato que se asemeja mucho a la tortura, tal cual –entre otros-- lo denunciara Jacques Vallée.


Acompaño también la idea de que es un grupo humano que está por fuera de las estructuras de cualquier nación, y que –esta es mi idea personal—desde la IIa. Guerra Mundial en adelante, fue capaz de desarrollar tecnologías revolucionarias y no superadas debido a su aplicación a conocimientos de tiempos remotos, y al desarrollo de una Física sobre bases distintas al resto de la humanidad, de la cual se derivó una tecnología de avanzada, jamás creada ni entendida ni reproducida en otra parte del mundo.


Esa misma tecnología superior y diferente, frente a la cual los testigos han quedado estupefactos y han pensado “esto no es de este mundo”, “no es nuestro”, “no se parece a nada conocido”. 


Pero justamente aquí comienza mi tesitura crítica de Robin. Porque este autor aún cree o considera a los “extraterrestres”. Claro que si los considera me adelantaría a preguntarle ¿qué papel entre tanto le adjudica a ellos?


Porque creo que es un error pensar que hay helicópteros muy especiales que “En razón de sus performances no-convencionales podrían aún ser confundidos con los ovnis.”  Y en esta frase hay dos errores –desde mi punto de vista. 1) hablar de “ovnis” queriendo intrínsecamente significar “platillos volantes”, y no propiamente objetos no identificados.  2) Pensar que los aparatos que resultan no identificados son otra cosa distinta que estos mismos “helicópteros” operando sobre ciertas zonas.


Pero además, Robin ahonda su error en base a su creencia en los “extraterrestres” cuando considera que los aparatos asociados a las operaciones de mutilación de ganado –y a tantas otras, agregaría de mi parte--  tienen “una tecnología aún desconocida por la humanidad común, sin duda alguna sacada de retro-ingeniería hecha a partir de la recuperación de naves extraterrestres.”  

De seguro Robin piensa en lo que cayó cerca de Roswell, y él cree que se trató de una nave venida del espacio. Pero, supuesto hubiese sido eso (que no lo fue) es seguro que lo caído fue llevado y guardado por la Fuerza Aérea de Estados Unidos. ¿Cómo podría ese “grupo humano de fuera” apoderarse de algo que está guardado en un hangar oficial estadounidense? 


Su planteo entre en franca colisión con la realidad histórica. Por tanto, no es de recibo.


¿Por qué no pensar mejor en que hubo y sigue habiendo un grupo humano –heredero de aquel inicial— que opera de la manera en que Robin dice, pero que ha sido capaz de crear su propia tecnología, reitero, sobre las bases de una Física diferente?


Siempre reiterando el error de pensar en “extraterrestre” Robin llega a decir: la forma de operar de los mutiladores es, a mi criterio, demasiado grosera, primitiva, brutal y violenta para ser hecha por representantes de una civilización extraterrestre más evolucionada que nosotros”.  Eso mismo debería llevarle a la conclusión de que justamente no se trata de “una civilización más evolucionada que nosotros”, sin descartar por otra parte, que si fuera –como cabe suponer—más evolucionada que nosotros del punto de vista científico-técnico, no quiere decir (y los humanos lo demostramos a diario) que lo sea del punto de vista ético. Y si tan avanzada es, podría vernos a nosotros, tal cual nosotros experimentamos sin piedad alguna con ratones de laboratorio y otros animales.


De modo que en primer lugar, es romántico pensar que una civilización capaz de llegar a nuestro planeta va a tener conmiseración por animales, cuando nosotros mismos no la tenemos. ¿Habrá visto Robin alguna vez cómo se aniquilan a los vacunos en un matadero?, ¿habrá visto cómo se crían las aves antes de matarlas para el consumo?, ¿habrá visto la brutal forma en que se matan los lobos marinos para extraerles la piel que luego señoras muy distinguidas lucen con orgullo? Ciertamente que Robin hace alguna referencia al respecto, razonando acerca de nuestra propia humana brutalidad.


No, los extraterrestres, si tales, no tienen que tener ninguna consideración especial hacia los animales, y ni siquiera respecto de nosotros, los seres humanos. Esto lo tendríamos que tener muy claro, para no idealizar lo que podría ser la más terrible catástrofe para la humanidad toda.


En segundo lugar, no hay que adjetivar lo que ocurre. La forma en que los animales son mutilados habla por sí sola.


Si se trata de un grupo humano, como pienso, y piensa Robin, consideremos que tiene un gran avance científico-tecnológico, pero que por otra parte es frío y despiadado. Capaz de hacer experimentos genéticos con animales y con humanos.  Un grupo de renegados que no se para en mientes ante nadie y por nada.


Pero un grupo que –si goza de impunidad—no sólo es porque su tecnología superior le permite escapar sin dejar rastros de sus actividades, sino además porque cuenta con una permisibilidad que muy posiblemente surgió hace décadas, de un pacto.

Un detalle más de discrepancia, son los cálculos exagerados que hace Robin para sustentar que detrás de las mutilaciones hay un proceso a escala industrial. Me afilio más a la tesis del NIDS en el sentido de que se toman muestras para llevar periódico análisis de la presencia de enfermedades priónicas, o de los efectos de sustancias radioactivas en los animales luego de detonaciones atómicas.

Porque a los animales se les extraen la sangre, los órganos, ojos, lengua, no así la carne ni la piel, de modo que el kilaje retirado de cada animal es mucho menor que lo calculado por Robin.



Resumiendo mi comentario: concuerdo con Robin que se trata de un grupo humano de características muy especiales como tal, y que opera con una ciencia y tecnología que el resto del mundo no posee. 


Discrepo con Robin en que haya siquiera que considerar la idea de “extraterrestres” entre nosotros. Ese justamente es el argumento que mejor le ha venido a este grupo de renegados, para seguir operando impunemente.


Milton W. Hourcade

Virginia – Septiembre 9 de 2014.



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