Mutilación de animales: una nueva tesis
presentada por Daniel Robin, Presidente de la Asociación “Ovni Investigación”
Publicada en la revista web:
Ovnis-Direct el 24 de Julio de 2014
Traducción del francés por Milton W. Hourcade
Una intervención de “gente de dentro”
Preámbulo a cargo del traductor:
por razones que Robin detalla y
analiza, descarta tres hipótesis: a) que la mutilación de animales sea una
actividad realizada por extraterrestres; b) que sea llevada a cabo por
militares estadounidenses o agencias de inteligencia; c) que sea realizada por
elementos contratados por los militares o agencias de inteligencia.
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Si yo estimo que las
tres hipótesis precedentes me parecen suficientemente serias como para
considerarlas y estudiarlas, pienso, no obstante, que ninguna de ellas es capaz
de explicar de manera completa y definitiva el misterio de las mutilaciones de
animales. Por el momento, estoy convencido que este misterio permanece entero
porque ninguna de estas tres pistas evocadas permite en definitiva comprender
las verdaderas razones de las mutilaciones (el “móvil” de los “crímenes”
cometidos), y por qué no ha habido nunca un testigo directo de los hechos y un
culpable arrestado. Por lo tanto, voy a proponer en este expediente una nueva
hipótesis que he llamado “intervención de la gente de dentro”, pero que bien
podría haber titulado también “intervención de la humanidad de fuera”, o aún,
intervención de “la agencia en la sombra”. Voy por supuesto a explicar la razón
por la cual empleo acá esta curiosa expresión de “humanidad de fuera”.
Cuando comencé a
estudiar este siniestro expediente de las mutilaciones de animales, pensé
enseguida que la hipótesis de la intervención extraterrestre permitiría
explicar todo. Sin embargo, a lo largo del tiempo, mi posición ha evolucionado
y hoy pienso que esa hipótesis es inadecuada.
Como ya lo indiqué
más arriba, si los extraterrestres estuvieran implicados, hallo que los métodos
de obtención de materiales biológicos son primitivos, brutales, salvajes y de
una gran crueldad. Para extraterrestres
que se beneficiarían de una tecnología muy superior a la nuestra, imagino que
para llevar a cabo la obtención de muestras con propósitos de experimentaciones
biológicas o genéticas (o para cualquier otro estudio o vigilancia biológica)
no necesitarían más que algunas muestras de tejidos obtenidos discretamente de
un número restringido de animales, y la continuación de sus investigaciones
sería hecha en sus laboratorios. ¿Para qué mutilar miles de animales para
algunas muestras de ADN? ¿Por qué ese despliegue escandaloso e impertinente de
violencia y de crueldad? Todo ocurre como si los culpables supieran que van a
permanecer siempre impunes.
Para mi, el
espectáculo de esas atroces mutilaciones dice mucho acerca del débil nivel de
moralidad de los culpables. Muestran un
desprecio total por la vida animal, y también
un desprecio total por la labor de los trabajadores del campo. No
respetan ni a los animales ni a los hombres. Su comportamiento respecto de los
animales me recuerda de manera impactante el del hombre respecto de los
animales domésticos que utiliza por ejemplo, para alimentarse. Basta visitar la
instalación de una granja intensiva para tomar conciencia de la poca compasión
que el ser humano muestra respecto de los animales que tiene a su cargo.
Si no se trata de un
servicio especial del ejército, ni de una sociedad militar privada bajo
contrato con el gobierno, ni de extraterrestres, entonces ¿quién es el
culpable?
Para que se comprenda
correctamente la hipótesis que voy a presentar en este expediente, y que –hasta
donde sé— es inédita, es importante en un inicio retornar a las declaraciones
del célebre astronauta Edgar Mitchell.
Durante una
entrevista en una cadena de televisión estadounidense por ejemplo, Mitchell no
dudó en decir que numerosas observaciones de ovnis, son en realidad
observaciones de ingenios fabricados por los seres humanos.
Si las intenciones
del veterano astronauta son veraces, eso significa que existiría en nuestro
planeta un grupo humano secreto que dispondría de una tecnología no-convencional
que sería muy superior a la que utilizamos en nuestra vida cotidiana. En el
marco de la hipótesis que formulo en este expediente, esta tecnología secreta
sería la misma utilizada para la mutilación de animales. Los helicópteros sin
matrícula por ejemplo, serían productos puros de esa tecnología y se
beneficiarían entonces de performances superiores a los helicópteros “clásicos”
utilizados por los militares. En razón de sus
performances no-convencionales podrían aún ser confundidos con los ovnis.
Notemos enseguida que
los planteos de Mitchell no se pueden tomar a la ligera. Cada palabra que
utiliza tiene su importancia. El Dr. Mitchell es una personalidad fuera de lo
común. Doctor en aeronáutica y astronáutica, es un héroe nacional y una figura carismática
para quienes son apasionados de la conquista espacial. Piloto del MEL [Módulo
de Excursión Lunar – N. del T.], fue el sexto hombre en caminar sobre la luna
en la misión Apolo 14 que se desarrolló el 31 de Enero de 1971.
Esquemáticamente el
punto de vista del Dr. Mitchell se puede resumir así: el veterano astronauta
está persuadido de que un grupo secreto que él llama “la gente de dentro”,
cuyos miembros (desconocidos para el público) pertenecen a sociedades privadas
muy cercanas a los ambientes militares, posee informaciones fundamentales sobre
el fenómeno ovni. Esas “gente de dentro” tendrían informaciones ultra-sensibles
respecto a los ovnis y sus ocupantes. El mundo de la inteligencia militar estaría
perfectamente informado de la existencia de esa presencia extranjera y
mantendría el secreto no importa a qué precio.
Por el contrario, si
bien la NASA niega su implicación en esta simulación, parecería no obstante
evidente que posee información de extrema importancia sobre este tema.
Si la existencia de
ese grupo es más que probable, por otro lado es muy difícil calcular la
cantidad de individuos que lo compone. El aspecto más complicado de la
existencia de ese grupo es que estaría situado fuera de todas las estructuras
oficiales conocidas e identificables.
Uno ha supuesto desde
hace mucho tiempo que las fuerzas armadas estadounidenses cobijan en su seno un
grupo de este tipo que, aunque secreto, dependería a pesar de todo, de las
fuerzas armadas, de su organización y de su jerarquía. Las agencias de
inteligencia estadounidenses (CIA, FBI, NSA, NRO, DIA, etc.) son también buenas
candidatas susceptibles de albergar grupos clandestinos trabajando en secreto
sobre el fenómeno ovni.
Pero, el punto de
vista de Mitchell sugiere por el contrario que esas misteriosas “gentes de
dentro” no serían dependientes de los militares, ni de los servicios secretos,
ni del gobierno, ni de ninguna otra instancia gubernamental identificable. En
ese sentido, se trataría de algo “privado” como dice Mitchell. Esas “gentes de
dentro” no tendrían literalmente que rendirle cuentas a nadie porque
disfrutarían de una autonomía total. Una situación semejante, si es real,
plantea una cantidad de interrogantes. ¿Cómo se financia el grupo? ¿De qué
apoyos se beneficia? ¿De dónde saca su poder? ¿De qué armas y de qué
tecnologías dispone? ¿Cuál es el sentido de su acción?
Si es difícil
responder con precisión a cualquiera de estas preguntas, podemos a pesar de
todo concebir un tipo de situación en la cual estas misteriosas “gentes de
dentro” representarían una suerte de “agencia en la sombra” que ocuparía una
posición situada en realidad en el exterior de todas las estructuras sociales y
del estado.
Curiosamente, mejor
que “gentes de dentro”, se trataría de “gente de fuera”, es decir individuos que
no estarían sometidos a las leyes que se aplican a los ciudadanos comunes
(impunidad absoluta), y que no estarían integrados a ninguna jerarquía
existente, ya sea civil o militar. Nadie
podría capturarles y no podrían ser frenados en su actividad por ningún poder
conocido. Si un grupo semejante, en posesión de poderes tan exorbitantes existe
realmente, es una situación muy alarmante contra la cual, lamentablemente, no
tenemos ningún medio de acción.
Lo que importa comprender es que no estaríamos
ante la presencia de una estructura cuyo propósito sería de estudiar el
fenómeno ovni en secreto, una especie de “laboratorio” clandestino de alguna
manera financiado por el gobierno, sino de un grupo que no ignora en absoluto
ese fenómeno y que se ubicaría en el corazón de cantidad de asuntos vinculados
a los ovnis, y notoriamente el de las mutilaciones de animales.
Al escuchar con
atención la entrevista al Dr. Edgar Mitchell registrada en el DVD titulado
“Ovnis, 50 años de negación, ocultamiento de los ovnis y las tecnologías
alienígenas, por el gobierno” (Junio de 2011), nos sorprendió por el tono nuevo
con el cual expuso sus revelaciones que vinieron todas a corroborar las que ya
había divulgado en la famosa entrevista dada en directo el 24 de Julio de 2008
a la estación local británica Radio Kerrang. En las ondas, en 2008, Mitchell
parecía más confiado y sereno, en tanto que en 2011, en el DVD, el tono es más
solemne y muestra sin ambigüedad una verdadera inquietud.
El contenido mismo de
sus respuestas deja entrever que existiría un “lado oscuro” vinculado a las
actividades más o menos vinculadas con los ovnis. Su inquietud es perceptible a
medida que evoca el comportamiento de ciertos grupos humanos implicados en las
actividades de ovnis. No duda en hablar de control mental ejercido por esos
grupos con el propósito de obtener la verdad o lo que es más inquietante, de
llevar a cabo experiencias en gran escala. Esas experiencias de control mental
estarían destinadas a condicionar a las masas en una dirección querida. Eso
sería una suerte de condicionamiento mundial en que la finalidad sería dirigir
el psiquismo de los seres humanos en vistas a crear una sociedad totalitaria
(el famoso “Nuevo Orden Mundial” de los conspiracionistas). Sobre todo, no duda
en decir que el “centro de actividad” en los Estados Unidos (el verdadero
centro de la toma de decisiones a nivel nacional) no parece ser en absoluto de
resorte del gobierno, de la competencia de los militares, menos aún del
ejecutivo, y eso es muy inquietante. Y señalo también, a título informativo
solamente, un documento que va en el sentido de la tesis que nos
proponemos y que se titula “Luego de la
Divulgación” por Richard Dolan y Brice Zabel, Keyhole Publishing 2010).
En ese documento se
puede leer en la página 2:
Sus principales
atributos son:
·
Tecnologías
más avanzadas que todo lo que tienen los gobiernos de la Tierra
·
Capacidad
de exploración de aspectos inaccesibles para el resto de la población
·
Posibles
encuentros e interacción con los extraterrestres
·
Una
comprensión superior a nivel científico y cosmológico
·
Infraestructuras
autónomas (generalmente subterráneas) que ofrecen una protección material pero
también una protección del secreto y evidentemente una independencia total de
acción.
Este grupo escindido
o extirpado forma una verdadera civilización paralela como lo han sido históricamente diferentes culturas
humanas, como los imperios de Oriente, de Occidente, de África y de América, en
sus épocas. No obstante, se puede destacar que esas culturas históricas
provenían de raíces relativamente diferentes y aisladas con relativamente poca
comunicación (y muy lenta) entre ellas. En cambio aquí, asistimos al
surgimiento de una sociedad paralela a partir de un mismo medio y de intensas
interacciones con la cultura madre. Es una relación que se podría calificar de parásita
simplemente en vista de las sumas colosales que han servido para construir este
“mundo oscuro”, también calificado como “grupo de control”.
En lo que a mi
concierne, tomo muy en serio las declaraciones de Edgar Mitchell que evocan la
existencia de lo que por mi parte llamo “la agencia de la sombra”, o “la
humanidad de fuera”, cuyos miembros se ubicarían de alguna manera fuera de
todas las estructuras (oficiales o no) creadas por los estados.
Es por eso que yo
evoco en este expediente una intervención de “la humanidad de fuera” para explicar las mutilaciones de
ganado. Semejante organización ubicada por encima o más allá de la humanidad
común, se mofaría de las leyes y de quienes intentaran aplicarlas. Se
beneficiaría de recursos financieros considerables y dominaría una tecnología
aún desconocida por la humanidad común, sin duda alguna sacada de
retro-ingeniería hecha a partir de la recuperación de naves extraterrestres.
La idea de la
intervención de representantes de “la humanidad de fuera” reposa sobre dos
constantes simples y lógicas:
a) El
modo de operar de los mutiladores de animales es demasiado sofisticado para que
se pudiese tratar de un grupo humano “clásico” si puedo decirlo así (un
servicio militar especial o una sociedad militar privada). Tales operaciones sobrepasan las capacidades
de una organización humana normal. Este hecho es admitido por todos los
investigadores. La utilización de helicópteros sin matrícula, perfectamente
furtivos, rápidos y silenciosos, capaces de transportar una bestia por el aire mientras
se efectúan operaciones quirúrgicas complejas sobre el animal sin dejar ninguna
traza en el suelo no está al alcance de una tecnología militar clásica. Esta
manera de operar sugiere medios más sofisticados. El hecho de que por estas
atrocidades ningún culpable haya sido jamás arrestado y que prácticamente no se
ha manifestado ningún testigo, pone en evidencia que no estamos en presencia de
una operación realizada por una organización humana común.
b) Por
otro lado, como lo hemos destacado más arriba, a pesar de un grado de
sofisticación que se ubica por encima de las capacidades de la tecnología
humana clásica perfectamente identificada, la forma de operar de los mutiladores es, a mi criterio, demasiado
grosera, primitiva, brutal y violenta para ser hecha por representantes de una
civilización extraterrestre más evolucionada que nosotros. Si
verdaderamente los extraterrestres estuvieran implicados creo que lo harían de
otra manera, con mucho más refinamiento e inteligencia.
En consecuencia, si
no se trata de un grupo de tipo militar clásico (“normal”), ni de los
extraterrestres, la hipótesis de la intervención de representantes de “la humanidad
de fuera” deviene interesante y plausible.
Como lo hemos precisado
al comienzo de esta frase, la hipótesis planteada para explicar las
mutilaciones de animales debería ser capaz de dar una respuesta plausible y
aceptable a las cinco interrogantes siguientes:
a) ¿Cuál es el “móvil” de esas crueles mutilaciones?
b) ¿Cómo explicar su duración en el tiempo?
c) ¿Cómo explicar su amplitud en el espacio?
d) ¿Cómo explicar la cantidad considerable de animales
mutilados?
c) ¿Por qué ningún culpable ha sido jamás identificado o
arrestado por esas masacres?
¿Estamos entonces en condiciones
de responder a todas estas interrogantes y avanzar la hipótesis de una
intervención de representantes de “la humanidad de fuera”?
¿Cuál es el “móvil” de esas
crueles mutilaciones? En el marco de la
hipótesis que proponemos, las mutilaciones de animales no son una operación de
monitoreo de un agente infeccioso que se diseminaría rápidamente en la cadena
alimentaria humana (ganado, corderos, ciervos salvajes y de cría), como lo
afirma el informe del NIDS. Esta no es una operación de monitoreo de los
efectos de los restos radioactivos sobre los animales luego de los ensayos de
bombas atómicas. Tampoco es una recolección de material biológico y genético
para alimentar no se sabe qué programa de investigaciones ultra-secretas.
De
nuestro punto de vista, el defecto principal de esas hipótesis es que las
mismas se basan en la noción de relevamiento de muestras para análisis o
investigaciones posteriores. Pensamos,
por el contrario, que se trata de una cosa bien distinta.
Si consideramos la
escala en la cual se han perpetrado las mutilaciones animales, parece evidente
que no estamos más dentro de un cuadro de una simple operación de colecta de
muestras. Esas operaciones se parecen más a extracciones en vistas a crear
acopios, porque al final, las cantidades de materia biológica recogida son
enormes.
Un rápido cálculo permite
establecer una estimación de la cantidad total de material biológico extraído
del conjunto de las bestias mutiladas.
Debemos reconocer sin embargo que
no conocemos con gran precisión la cantidad exacta de animales mutilados. La gama propuesta por los investigadores es
grande: entre 10.000 y 20.000 bestias mutiladas (suele citarse la cifra de
12.000).
[Aquí Robin se dedica a hacer cálculos de cuánto se le extrae a un
vacuno para consumo humano, los cortes que se hacen, etc. lo cual no añade
sustancialmente nada a su tesis, por lo que, salteando esta parte de números,
vamos a lo esencial que continúa – N. del T.]
En numerosas mutilaciones es la
totalidad de las carnes que son extraídas, sea un 23% de 300 kg = 69kg
(redondeado en 60kg). Las vísceras forman parte también de muchos casos de
mutilaciones, sean un 25% = 300 kg = 75 (redondeado en 70 kg).
El total de material biológico
extraído de una mutilación completa es de 12 kg de sangre + 60kg + 70kg = 142
kg por animal. Esta no es evidentemente más que una estimación en bruto que
permite no obstante calcular la cantidad total de material biológico extraído
en el período que se sitúa entre 1967 y 1994, o sea: 142 x 12.000 = 1:704.000
kg o 1.074 toneladas.
Entonces vemos bien que no puede
en ningún caso tratarse de recoger muestras para efectuar análisis. Estamos
mayormente en un proceso, o un programa de tipo industrial. Es una operación en
gran escala que está planificada a lo largo de un extenso período de tiempo.
Entonces la pregunta es: ¿con qué
propósito?
El primer comentario que se
impone es que el aspecto de las “mutilaciones de ganado” no representa en
definitiva más que la parte visible de un iceberg. Por cierto que esta
dimensión del fenómeno es espectacular y chocante, pero no es sin duda más que
una pequeña parte de un rompecabezas. El segundo comentario es que se necesita
verdaderamente tener una buena razón para llevar adelante una operación de tal
envergadura durante por lo menos 27 años desplegando medios tan importantes y
si caer preso. Eso no está a la mano de cualquiera.
¿Qué se puede hacer con 1.700
toneladas de material biológico de origen animal? Si no es para fines de
monitoreo y análisis de las muestras, es seguramente con un propósito de
experimentación en vistas de producir un resultado preciso. El objetivo de esas
experimentaciones es quizás de producir una sustancia especial que no se puede
fabricar de manera artificial por síntesis. Para ofrecer un paralelo con
prácticas industriales que utilizan material biológico, vamos a dar solamente
tres ejemplos de sustancias fabricadas a partir de animales y de cadáveres
humanos: las vacunas antigripales, la insulina y la hormona del crecimiento.
[Obviemos la descripción sobre la obtención de estos
productos de uso en medicina, encaminándonos directamente a la parte final de
esta hipótesis – N. del T.]
Los mutiladores de
ganado, ¿utilizan ovocitos de la vaca extraídos del núcleo para elaborar
clonos? ¿son capaces de crear “quimeras biológicas”, es decir organismos que
integran genotipos provenientes de individuos descendientes de especies
diferentes?
b, c, d, e) Dado que consideramos que el “móvil” de las mutilaciones
de animales no es el de extraer muestras para efectuar análisis, sino más bien
una suerte de programa de tipo industrial para fabricar una sustancia
que sería indispensable para los mutiladores, podemos responder de manera
lógica a las otras cuatro interrogantes. Si se trata de un programa de tipo
industrial llevado a cabo en gran escala, comprendemos entonces sin pena por
qué dura tanto tiempo, por qué tiene tal amplitud en el espacio y en fin, por
qué se justificaría sacrificar miles de animales.
En cuanto a la
interrogante “e” (“¿Por qué ningún
culpable ha sido jamás identificado y arrestado por estas masacres?”), la
respuesta se impone por sí sola: los mutiladores pertenecen a un grupo humano
que llamo “la humanidad de fuera” que posee poderes exorbitantes (notoriamente
el de impedir que la policía lleve a cabo las investigaciones iniciadas) y que
se sitúa más allá de todas las estructuras oficiales de un estado (gobierno,
fuerzas armadas, justicia).
9) Fuentes
« Ovnis, vers la fin
du secret ? », por Gildas Bourdais, Editions le Temps Présent, 2010.
« Mutilations de Bétail, trente ans de mystères extraterrestres ? », por Michel Granger, re-edición en 2003 de JMG.
« Ovni : la Grande Manipulation », por Jacques Vallée, Editions du Rocher, 1983.
« Les chirurgiens Furtifs, autopsie d’un mythe américain », por Yann Mège, Le Livre Bleu Editeur, 2002.
« Mutilations de Bétail, trente ans de mystères extraterrestres ? », por Michel Granger, re-edición en 2003 de JMG.
« Ovni : la Grande Manipulation », por Jacques Vallée, Editions du Rocher, 1983.
« Les chirurgiens Furtifs, autopsie d’un mythe américain », por Yann Mège, Le Livre Bleu Editeur, 2002.
Mi comentario
Como investigador y
estudioso del tema no puedo pasar por alto un aporte tan significativo como
éste, y considero por tanto una obligación comentarlo.
En primer lugar, me
parece muy original, y si en algo básico estoy de acuerdo es en que por fin me
encuentro a alguien que no atribuye la mutilación de ganado a “extraterrestres”,
sino a seres humanos.
Esto lo he venido
diciendo desde siempre, por lo que me felicito en encontrar a alguien que
piense de la misma manera. Ya antes lo había dicho Greg Bishop en su libro "Project Beta", en la página 13 (Simon & Shuster, N. York, 2005, 278 páginas)
Algo similar pasa con
algunas y muy escasas abducciones, las que tienen un origen fáctico y no
meramente psicológico, donde hay toda una puesta en escena, pero en el fondo y
sustancialmente, podría llegarse a pensar en que es el mismo grupo humano que
mutila animales, el que secuestra a algunas personas para someterlas a un trato
que se asemeja mucho a la tortura, tal cual –entre otros-- lo denunciara
Jacques Vallée.
Acompaño también la
idea de que es un grupo humano que está por fuera de las estructuras de
cualquier nación, y que –esta es mi idea personal—desde la IIa. Guerra Mundial
en adelante, fue capaz de desarrollar tecnologías revolucionarias y no
superadas debido a su aplicación a conocimientos de tiempos remotos, y al
desarrollo de una Física sobre bases distintas al resto de la humanidad, de la
cual se derivó una tecnología de avanzada, jamás creada ni entendida ni
reproducida en otra parte del mundo.
Esa misma tecnología
superior y diferente, frente a la cual los testigos han quedado estupefactos y
han pensado “esto no es de este mundo”, “no es nuestro”, “no se parece a nada
conocido”.
Pero justamente aquí comienza
mi tesitura crítica de Robin. Porque este autor aún cree o considera a los “extraterrestres”.
Claro que si los considera me adelantaría a preguntarle ¿qué papel entre tanto
le adjudica a ellos?
Porque creo que es un
error pensar que hay helicópteros muy especiales que “En razón de sus performances
no-convencionales podrían aún ser confundidos con los ovnis.” Y en esta frase hay dos errores –desde mi
punto de vista. 1) hablar de “ovnis” queriendo intrínsecamente significar “platillos
volantes”, y no propiamente objetos no identificados. 2) Pensar que los aparatos que resultan no
identificados son otra cosa distinta que estos mismos “helicópteros” operando sobre
ciertas zonas.
Pero además, Robin
ahonda su error en base a su creencia en los “extraterrestres” cuando
considera que los aparatos asociados a las operaciones de mutilación de ganado –y
a tantas otras, agregaría de mi parte--
tienen “una tecnología aún desconocida por la humanidad común, sin duda alguna
sacada de retro-ingeniería hecha a partir de la recuperación de naves
extraterrestres.”
De seguro
Robin piensa en lo que cayó cerca de Roswell, y él cree que se trató de una
nave venida del espacio. Pero, supuesto hubiese sido eso (que no lo fue) es
seguro que lo caído fue llevado y guardado por la Fuerza Aérea de Estados
Unidos. ¿Cómo podría ese “grupo humano de fuera” apoderarse de algo que está
guardado en un hangar oficial estadounidense?
Su planteo entre en
franca colisión con la realidad histórica. Por tanto, no es de recibo.
¿Por qué no pensar
mejor en que hubo y sigue habiendo un grupo humano –heredero de aquel inicial—
que opera de la manera en que Robin dice, pero que ha sido capaz de crear su
propia tecnología, reitero, sobre las bases de una Física diferente?
Siempre reiterando el
error de pensar en “extraterrestre” Robin llega a decir: “la forma de operar de los
mutiladores es, a mi criterio, demasiado grosera, primitiva, brutal y violenta
para ser hecha por representantes de una civilización extraterrestre más
evolucionada que nosotros”. Eso
mismo debería llevarle a la conclusión de que justamente no se trata de “una
civilización más evolucionada que nosotros”, sin descartar por otra parte, que
si fuera –como cabe suponer—más evolucionada que nosotros del punto de vista
científico-técnico, no quiere decir (y los humanos lo demostramos a diario) que
lo sea del punto de vista ético. Y si tan avanzada es, podría vernos a
nosotros, tal cual nosotros experimentamos sin piedad alguna con ratones de
laboratorio y otros animales.
De modo que en primer
lugar, es romántico pensar que una civilización capaz de llegar a nuestro
planeta va a tener conmiseración por animales, cuando nosotros mismos no la
tenemos. ¿Habrá visto Robin alguna vez cómo se aniquilan a los vacunos en un
matadero?, ¿habrá visto cómo se crían las aves antes de matarlas para el
consumo?, ¿habrá visto la brutal forma en que se matan los lobos marinos para
extraerles la piel que luego señoras muy distinguidas lucen con orgullo?
Ciertamente que Robin hace alguna referencia al respecto, razonando acerca de
nuestra propia humana brutalidad.
No, los
extraterrestres, si tales, no tienen que tener ninguna consideración especial
hacia los animales, y ni siquiera respecto de nosotros, los seres humanos. Esto
lo tendríamos que tener muy claro, para no idealizar lo que podría ser la más
terrible catástrofe para la humanidad toda.
En segundo lugar, no
hay que adjetivar lo que ocurre. La forma en que los animales son mutilados
habla por sí sola.
Si se trata de un
grupo humano, como pienso, y piensa Robin, consideremos que tiene un gran
avance científico-tecnológico, pero que por otra parte es frío y despiadado. Capaz
de hacer experimentos genéticos con animales y con humanos. Un grupo de renegados que no se para en mientes
ante nadie y por nada.
Pero un grupo que –si
goza de impunidad—no sólo es porque su tecnología superior le permite escapar
sin dejar rastros de sus actividades, sino además porque cuenta con una
permisibilidad que muy posiblemente surgió hace décadas, de un pacto.
Un detalle más de discrepancia, son los cálculos exagerados que hace Robin para sustentar que detrás de las mutilaciones hay un proceso a escala industrial. Me afilio más a la tesis del NIDS en el sentido de que se toman muestras para llevar periódico análisis de la presencia de enfermedades priónicas, o de los efectos de sustancias radioactivas en los animales luego de detonaciones atómicas.
Porque a los animales se les extraen la sangre, los órganos, ojos, lengua, no así la carne ni la piel, de modo que el kilaje retirado de cada animal es mucho menor que lo calculado por Robin.
Un detalle más de discrepancia, son los cálculos exagerados que hace Robin para sustentar que detrás de las mutilaciones hay un proceso a escala industrial. Me afilio más a la tesis del NIDS en el sentido de que se toman muestras para llevar periódico análisis de la presencia de enfermedades priónicas, o de los efectos de sustancias radioactivas en los animales luego de detonaciones atómicas.
Porque a los animales se les extraen la sangre, los órganos, ojos, lengua, no así la carne ni la piel, de modo que el kilaje retirado de cada animal es mucho menor que lo calculado por Robin.
Resumiendo mi
comentario: concuerdo con Robin que se trata de un grupo humano de
características muy especiales como tal, y que opera con una ciencia y
tecnología que el resto del mundo no posee.
Discrepo con Robin en
que haya siquiera que considerar la idea de “extraterrestres” entre nosotros.
Ese justamente es el argumento que mejor le ha venido a este grupo de
renegados, para seguir operando impunemente.
Milton W. Hourcade
Virginia – Septiembre
9 de 2014.
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