En casi cada ámbito de la vida tendemos a pensar según ciertos parámetros pre- establecidos.
En el área de los
Fenómenos Aéreos Inusuales, ha habido tradicionalmente algunas forma de
confrontar el problema: 1) El rechazo total. No hay nada acerca de ello y nada
se puede hacer. Esta es la posición de los escépticos radicales y de los que
han desacreditado el tema. 2) Creencia total, irracional la mayor parte de las
veces, con tendencia a la fantasía, y sin evidencia de valor científico. Esta
es la posición de los creyentes en extraterrestres y el origen espacial de los
FAI. 3) Hay aún un misterio y debemos investigar y estudiar para saber
exactamente identidad. Ésta es la actitud racional y con base científica.
Dentro de esta
tercera posición, consideramos que los FAI caen dentro de alguna de estas posibilidades.
a) Un fenómeno natural aún no específicamente descrito en
su totalidad y hasta ahora no reconocido por la ciencia.
b) Un producto de tecnología humana, que es altamente
probable sea secreta.
c) Un producto de exo-tecnología con la posibilidad de
que sea algo de un universo paralelo o del espacio exterior.
Cuando comenzó la
investigación oficial en Estados Unidos, las Fuerzas Armadas que competían
entre sí estaban sorprendidas por el fenómeno. No sabían cómo manejarlo
adecuadamente, y no sabían qué pensar acerca del mismo.
Habia un grupo de
militares renuentes que estaban en la negación total. Según ellos no había nada
como “platillos volantes”. Eso era un sub-producto de la prensa, y de gente
estúpida o chiflada.
Había un grupo de
otras autoridades militares más benevolente e interesado en investigar y
estudiar el tema, pensando que realmente había algo y que era mejor saber
exactamente lo qué era, en tiempo de la Guerra Fría.
Entre tanto, las
alternativas con las que trataban eran casi dos: o bien los “platillos volantes”
eran un producto estadounidense de máximo secreto, o era algo hecho por la
Unión Soviética usando tecnología desarrollada por los científicos alemanes
capturados luego de la Segunda Guerra Mundial.
Muchas veces, cuando
consultaban a diferentes agencias del gobierno estadounidense acerca de si
tenían algo que pudira ser una respuesta a lo que científicos y técnicos estaban
denunciando, la respuesta fue siempre un “no”.
Por otro lado,
descartaron la idea de que la Unión Soviética pudiera estar detrás de los
artefactos.
Debido al hecho de
que la gente describía formas (generalmente redondas) y específicamente
maniobrs que no se podían alcanzar por nada conocido en los Estados Unidos o en
las naciones occidentales, la sugerencia que hacía un pequeño grupo era que
estos objetos volantes tenían que proceder de otro planeta. En ese entonces
poco se sabía sobre Marte y Venus, y las especulaciones tendían a pensar en uno
de esos esos vecinos espaciales como el posible origen de los objetos.
A lo largo de los
años, este argumento ha sido repetido millones de veces.
En el centro del
argumento está el hecho de que se muestra una tecnología que los Estados Unidos
de América no poseen. Una tecnología que no era posesión de los países
occidentales ni de la URSS.
Una vez llegados a
este punto, pienso que es pertinente pensar acerca de algunas situaciones
paralelas.
Por ejemplo, ninguno
de esos países supo nada acerca de la medicina china, que tiene una más grande
antigüedad y está basada en conceptos totalmente diferentes sobre el cuerpo y
cómo cada cosa está interrelacionada.
Actualmente es conocida
y está reconocida. Pero no entonces.
Este es tan sólo un
ejemplo de cómo un grupo de seres humanos puede desarrollar una ciencia total
basada en conceptos, experimentos y prácticas diferentes.
Por lo tanto, antes
de pensar en seres viniendo con sus naves desde el espacio, ¿no sería prudente
pensar que quizás puede haber un grupo de seres humanos, que en toal secreto y en
cierta forma escondiéndose del resto de a humanidad, haya sido capaz de desarrollar
una Física y tecnología bajo bases diferentes?
En vez de pensar en
universos paralelos, podemos simplemente pensar acerca de una realidad
paralela, en nuestro propio universo.
El Dr. Jacques F.
Vallée ha escirto dos extensas ponencias científicas contra la hipótesis E.T.
El Dr. J. Allen Hynek
se preguntaba por qué los radares de la Línea Dew y de la NORAD nunca
detectaron objetos viniendo a la Tierra y volviendo al espacio. También preguntaba
cómo gente procedente del espacio puede soportar nuestra atmósfera, nuestra
gravedad y nuestra presión atmosférica sin ningún problema.
Bueno, si seguimos
esas preguntas la respuesta es sólo una que hace a todas posible: porque se
trata de seres humanos como nosotros.
Hallo que esta es una
asombrosa posibilidad, una que aparentemente sólo ha sido pensada por un
pequeño grupo de personas.
Simplemente presento
esta idea a vuestra consideración y comentarios.
Lic. Milton W.
Hourcade
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