El contexto
Para entender a
cabalidad los alcances de un suceso dado, es menester ineludiblemente
establecer su contexto.
Sin el mismo, el
suceso queda como suspendido en el aire, surgido de la nada, y no se le puede
considerar adecuadamente.
La observación del
piloto civil y hombre de negocios Kenneth Arnold, ocurrida el 24 de Junio de
1947, en las estribaciones del Monte Rainier, en el Estado de Washington,
EE.UU., cuando ve 9 objetos que se trasladan en una columna en diagonal,
haciendo movimientos ondulatorios, y que no tiene dudas de que se trata de
aparatos presumiblemente militares a los que adjudica una velocidad de 2.735
kilómetros por hora, constituye el caso que comenzó con el tema OVNI.
Este es el primer
acontecimiento registrado históricamente en EE.UU. donde se da cuenta de un
tipo de aparato aéreo diferente, y es el que va a promover la creación del
“Proyecto Signo” por parte de la USAF. La Fuerza Aérea de esa nación.
Pero el caso Arnold
necesariamente debe enmarcarse en el contexto histórico de su tiempo para
comprenderlo.
La Segunda Guerra Mundial había finalizado con la
rendición de Japón, el 2 de Septiembre de 1945. Con anterioridad, el 7 de Mayo
de ese mismo año, se había rendido Alemania.
22 meses después de finiquitada la Guerra, tiene lugar
el caso Arnold, cuando ya está declarada la llamada Guerra Fría.
Para ello, no
pueden soslayarse el extenso telegrama del Embajador estadounidense George
Kennan, emitido el 9 de febrero de 1946, el discurso de Winston Churchill en
Fulton, pronunciado el 5 de marzo de 1946, y el discurso del Presidente Harry
S.Truman ante el Congreso el 12 de marzo de 1947.
Entre tanto, y previamente a una declarada oposición
de Occidente a la URSS, desde 1945 en adelante se llevará adelante la Operación
Paperclip por la cual más de 1.600 científicos y técnicos alemanes de primera
línea así como sus familiares, serán llevados a Estados Unidos, se les ofrecerá
alojamiento, y trabajo en distintas agencias oficiales y empresas privadas.
No obstante, ninguno de estos científicos pertenece a
un grupo ultra-secreto, que trabajando con presupuesto propio, en instalaciones
subterráneas, bajo las órdenes del ingeniero civil y General de las SS, Hans
Kammler, --cuyo destino final hasta ahora permanece incierto—fue capaz de
desarrollar una Física distinta a la conocida hasta entonces, y de lograr
avances tecnológicos en materia aeronáutica, en nada relacionados con
Peenemünde.
Arnold, un experimentado piloto-aviador, denuncia su
observación a los medios, y declara: “Estoy
convencido de que se trataba de algún tipo de avión, aunque en muchos aspectos
no se ajustaba a los tipos convencionales que conocía”.
Pero más importante es lo que añadió: “Aunque he invitado al Ejército y al FBI
para que investiguen la autenticidad de mi historia y examinen mi capacidad
mental o física, no he recibido ninguna
muestra de interés por parte de esas dos importantes fuerzas protectoras de
nuestro país; supongo que tras los informes que di a la United y Associated
Press, y en dos ocasiones por radio, recorriendo toda la nación, si nuestra inteligencia militar no
conociera lo que observé, hubieran sido los primeros en venir a visitarme.”
Vale la pena tomar muy en cuenta esta parte final de
la declaración de Arnold, pues se verá confirmada por otro acontecimiento que
señalaré más adelante.
Arnold recién fue oficialmente interrogado el 17 de
Julio de 1947.
Dando pasos obviamente determinados por la Guerra Fría,
el Presidente Truman, en el mismo día, el 18 de Septiembre de 1947, decide la
creación de la Fuerza Aérea de EE.UU. (USAF) y de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA).
Apenas 3 meses después de ocurrido el caso Arnold, y a
sólo 5 días de creada la USAF, el Jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército,
Tte. Gral. Nathan F. Twining, le envía al Comandante General de la USAF,
Brigadier General George Schulgen una carta
a solicitud de éste.
Dicho documento indicaba primeramente las
características generales de los objetos avistados:
1) Superficie metálica o reflectante de la luz.
2) Ausencia de estela, excepto en unas pocas circunstancias cuando el objeto
aparentemente estuvo operando bajo condiciones de alto rendimiento.
3) Circular o elíptico en su forma, plano en la parte de
abajo y abovedado en la parte superior.
4) Varios informes de vuelos en formación muy bien
mantenida, variando de tres a nueve objetos.
5) Normalmente no hay sonido asociado, excepto en tres
instancias en que se notó un sustancial ruido ensordecedor.
6) Se estima que el nivel de las velocidades de vuelo
está normalmente por sobre los 300
nudos. [unos 500 kmph. -MH]
Y atención a lo
que sigue, que considero sumamente importante:
“Es posible dentro del conocimiento actual en EE.UU.
–si se emprende un detallado y extenso desarrollo— construir
un avión pilotado que tenga la descripción general del objeto en el sub-párrafo
(e) previo, el cual podría tener un radio de acción aproximado de 7.000 millas
a velocidades subsónicas”.
El mismo
Tte.Gral. Twining expesa más abajo:
“Se debe dar debida consideración a lo siguiente:
--La posibilidad de que estos objetos sean de origen
nacional –el producto de algún proyecto de alta seguridad no conocido por el AC/AS-2
o por este comando.
--La posibilidad
de que alguna nación extranjera tenga una forma de propulsión posiblemente
nuclear, que está fuera de nuestro conocimiento nacional.
Fue justamente en base a esta carta, que el Brig.
Gral. Schulgen redactó el 28 de Septiembre de 1947, un Memorando del cual me
permito destacar su párrafo 4 y el inicio del párrafo 5.
“4. Este extraño objeto, o fenómeno, puede ser considerado, en vista de
ciertas observaciones, como un avión de largo alcance
capaz de ascender rápidamente, alta velocidad de crucero (posiblemente
subsónica en todo momento) y altamente maniobrable y capaz de volar en una
formación muy cerrada. Con el propósito de análisis y evaluación del fenómeno
llamado “platillo volante”, el objeto observado se supone que sea un avión
tripulado, de origen ruso, y basado en el pensamiento de perspectiva y logros
reales de los alemanes”.
“5. También existe una posibilidad de que el pensamiento en perspectiva
de los hermanos Horten pueda haber inspirado este tipo de avión –particularmente el “Parábola”, que tiene la
forma de una luna creciente.”
Schulgen prosigue su Memorando
con precisas instrucciones respecto a averiguaciones e interrogatorios a
efectuar, con un fuerte acento en el desarrollo aeronáutico de punta de los alemanes
(especialmente de los hermanos Horten) y cuánto del mismo pueden estar
aprovechando los rusos.
Así, bajo el título Investigación
y Desarrollo, el Brigadier General Schulgen plantea:
“a. ¿Qué científicos alemanes
tuvieron un conocimiento superior al promedio sobre el trabajo de los hermanos
Horten y su perspectiva de pensamiento, dónde se encuentran ahora esos
científicos, y cuál es su presente actividad? Deben ser contactados e interrogados”.
Casi se hace innecesario hacer
notar que durante todo este tiempo se habla de aviones de una tecnología
avanzada respecto de la común, generada por científicos y técnicos
alemanes, con el temor de que hubiese sido aprovechada por la Unión Soviética.
El 13 de Diciembre de 1948, (ya
transcurrido año y medio del caso Arnold y habiendo ocurrido numerosos otros
casos) el Dr. James E. Lipp, un analista de la División Misiles de la Rand
Corporation le envía una extensa carta al Brigadier General Donald Putt,
Director de Investigación y Desarrollo de la Fuerza Aérea de EE.UU. en la cual
hace primeramente una disquisición especulativa sobre las posibilidades de ser
visitados por extraterrestres, que los confina a que procedan de Marte, y las
características que deberían tener los
seres y sus aparatos.
Pero, finalmente, el Dr. Lipp expresa lo siguiente:
“La distribución de los objetos
volantes es peculiar, por decir lo menos. Hasta donde este escritor sabe, todos
los incidentes han ocurrido en Estados Unidos…..La pequeña área cubierta indica
fuertemente que los objetos volantes son de origen terrestre, ya sea físico o
psicológico.”
Por el momento, se seguía
pensando en aviones u objetos volantes de origen terrestre.
El pensamiento reinante: armas
secretas
En algunos círculos de la USAF,
dado que los “platillos volantes” no eran propios ni soviéticos, se llega a
pensar en la posibilidad de que provengan del Espacio.
La perspectiva y posibilidad muy
cierta de que fuesen ingenios alemanes queda simplemente relegada, sin entrar a
analizar que finalizada la 2da. Guerra Mundial, no obstante, podría haber un
grupo con capacidad de operar en y desde otros países que ya no sería Alemania.
Ese justamente es el grupo que el
historiador Joseph Farrell llama la “breakaway civilization”, civilización escindida. Un grupo que va a desarrollar una guerra psicológica (la idea de
lo extraterrestre) respaldada a la vez por el uso de una avanzada tecnología que
se presenta en lo que la gente llama “platillos volantes”.
Llegado a este punto me resulta
particularmente importante compartir un criterio expresado por el Capitán Edward J. Ruppelt, quien fuera
el más destacado Jefe del Proyecto Blue Book.
Dijo Ruppelt: “Cuando terminó la
2da.Guerra Mundial, los alemanes tenían varios tipos radicales de aviones y
misiles guiados en desarrollo. La mayoría estaban en las etapas más
preliminares, pero eran los únicos aparatos conocidos que podían siquiera
aproximarse a la performance de los objetos denunciados por observadores de
OVNIS”.
Para cubrir esta actividad y el
desarrollo de prototipos y de aviones que van a espiar a la URSS, la
inteligencia de la USAF diseminará la idea de visitantes extraterrestres.
Pero, desde el caso Arnold y
hasta 1950, nadie en EE.UU. piensa siquiera en atribuir a los “platillos
volantes” un origen extraterrestre.
En tal sentido, Robert E.
Bartholomew, investigador en Sociología de la Universidad James Cook de North
Queensland, Australia, y George S. Howard, profesor de Psicología de la
Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos, escribieron un libro relevante,
que --no obstante— muy pocos ufólogos
(si acaso algunos) tienen en cuenta.
El libro se titula: “UFOs
& Alien Contact – Two centuries of Mystery” (OVNIs y Contacto
Alienígena – Dos siglos de Misterio), Prometheus Books, New York, 1998, 408
páginas. El título sin duda es engañoso, pero la postura de sus escritores es
científica.
Y lo que dan a conocer estos
autores es muy claro acerca de cuándo comienza el mito y cómo se gesta el
mismo.
En la página 191, los autores dicen:
“El 15 de Agosto de 1947, una encuesta Gallup reveló que el 90 de
los estadounidenses encuestados estaban al tanto de las observaciones de
“platillos volantes” y que la mayoría creía que armas secretas de EE.UU. o
extranjeras, trucos, y globos eran responsables”. Nada se dijo acerca de
‘visitantes extraterrestres’, ni siquiera un mensurable 1 por ciento jugó con
ese concepto”. El subrayado es mío.
Y en las páginas 192 a 193
expresan:
“La noción común de que los platillos volantes representaban un arma
secreta de los EE.UU. o extranjera continuó dominando la opinión popular hasta
Mayo de 1950, cuando apareció una Encuesta de Opinión Trimestral. Del 94 por
ciento de estadounidenses encuestados que habían oído sobre “platillos
volantes”, la mayoría (23 por ciento) creía que eran aparatos militares
secretos. Sólo el 5 por ciento los ubicó dentro de la categoría de “cometas,
estrellas fugaces, algo de otro planeta”. Posteriormente en 1950 la explicación
del arma secreta cambió radicalmente a una explicación extraterrestre, y
permaneció así desde entonces.
Gestación del mito extraterrestre
Los mismos autores se encargan de
explicar cómo se hizo cambiar a la opinión pública. Se puede leer en la página
193 del libro de referencia
“La razón primaria para este cambio de actitud fue la publicación de
varios libros populares y artículos en revistas a favor de la hipótesis
extraterrestre. El exitoso libro “The Flying Saucers Are Real” (Los
Platillos Volantes Son Reales) de 1950, por el Mayor retirado de los Cuerpos de
Infantería de Marina Donald Keyhoe, es un ejemplo. “Behind the Flying Saucers”
(Detrás de los Platillos Volantes) de Frank Scully (1950) decía que extraterrestres
de un platillo caído eran mantenidos en una instalación militar secreta. El
libro vendió sesenta mil copias y luego se reveló que era todo un fraude. En “The Riddle of Flying Saucers: Is Another World
Watching?” (El Enigma de los
Platillos Volantes: ¿Nos Observa Otro Mundo?(1950) , el escritor de ciencia
Gerald Heard, declaraba que “abejas” extraterrestres eran responsables por las
denuncias de avistamientos. Como resultado de estos libros y los continuados
relatos de observaciones en la prensa, pronto aparecieron numerosos artículos
populares en revistas como Life, Look, Time, Newsweek y Popular
Science, poniendo énfasis típicamente en la hipótesis extraterrestre. Del
punto de vista de la literatura popular, es interesante que entre 1947 y el 9 de Enero de 1950, The
Reader’s Guide to Periodical Literature (La Guía del Lector de Literatura
Periódica) hace una lista de ocho artículos en revistas, sobre los platillos
volantes. Sin embargo, reflejando la creencia popular de ese período, esos artículos
fueron puestos en una lista bajo los encabezados de “Ilusiones y
Alucinaciones”, “Aeronáutica”, “Aeroplanos”, y “Globos – Uso e
Investigación”. Comenzando 1952 y
continuando hasta el presente, la teoría extraterrestre se solidificó como el
motivo dominante en películas de OVNIs y presentaciones en televisión”.
Pero esta intensa andanada de
libros, artículos en diarios y revistas que comienza en 1950, tiene un punto de
origen común: el Pentágono, y más precisamente, la Inteligencia de la USAF,
como lo atestigua el propio Donald Keyhoe en su libro “Flying Saucers from Outer Space” (1953), traducido al
español como “Platos Voladores de Otros
Mundos”, impreso en México por Populibros La Prensa.
En las páginas 289 y 290 de la
versión en español, Keyhoe relata cómo le fue entregado un material por parte
de Al Chop, entonces encargado de la Oficina de Prensa de la USAF. Y se le
dijo: “La Fuerza Aérea desea que este documento sea dado a publicidad”, a
condición de que no se revele la fuente. El documento estaba integrado por una
serie de casos, y llevaba por título: “El Planeta Tierra anfitrión de la
Vida Extraterrestre”.
Keyhoe seguirá los pasos y las
indicaciones de un eximio periodista, Ken Purdy, a la sazón Director de
la revista True y varias
otras. Va a ser Purdy quien alentará a Keyhoe y le dará pistas para seguir
publicando casos “OVNI”.
Pero, el investigador histórico Jan Aldrich, al frente
del Proyecto 1947, revela específicamente de dónde procedía la fuente en la que
abrevaba Purdy. Para ello, basta ver el Documento publicado en http://www.project1947.com/fig/49docdex.htm
Los hechos son los siguientes:
El 29 de Abril de 1949, el
periodista Sydney Shalett publica la primera parte de un artículo referido a
los platillos volantes en “The
Saturday Evening Post”.
El General de División de la USAF
Charles P. Cabell no estuvo satisfecho con lo publicado por Shalett, y como
atestigua Aldrich:
“….. el sentido de justicia de Cabell puede haber ayudado a Keyhoe y Purdy a
obtener información que les convenció de que los OVNIs eran extraterrestres. El
efecto deseado del artículo de Shalett fue pronto superado por los artículos de
Keyhoe y su subsiguiente exitoso libro “The
Flying Saucers Are Real”.
La idea E.T.como cobertura de
actividades militares
En mi libro “OVNIs: La Agenda Secreta” (Diciembre 2005, Fundación
Anomalía, España, 398 páginas; Marzo de 2007, Tradinco, Uruguay, 408 páginas)
doy detallada y documentada cuenta de cómo los militares se valieron de la idea
E.T. para ocultar los vuelos experimentales y operacionales de aparatos aéreos
usados con fines de espionaje.
Baste citar al Dr. Gerald K.
Haines, quien en su artículo titulado “Un
tema perdurable: El papel de la CIA en el Estudio de los OVNIS, 1947-90”
(que reproduzco en su totalidad y con comentarios, en versión exclusiva en
español en mi libro) dice:
“Al hacer verificaciones con el Personal del Proyecto U-2 de la Agencia
en Washington, los investigadores del Blue Book pudieron atribuir muchas de las
observaciones de OVNIS a los vuelos del U-2. Fueron cuidadosos, sin embargo,
en no revelar al público la causa verdadera de los avistamientos. (el
subrayado es mío).
“Según cálculos posteriores de parte de funcionarios de la CIA que
trabajaron con el proyecto U-2 y el proyecto OXCART (SR-71 o Blackbird), más
de la mitad de todos los informes de OVNI desde fines de la década de los años
50 y a lo largo de la década de los años 60 fueron explicados por vuelos
tripulados de reconocimiento (especialmente el U-2) sobre los Estados Unidos”.
–páginas 125 y 126. [el subrayado es mío].
Y aún más: “Esto llevó a la Fuerza Aérea a hacer confusas y engañosas
declaraciones al público a fin de aliviar los temores del público y proteger un
extraordinariamente sensible proyecto de seguridad nacional”.
Posteriormente, y en años
recientes, la CIA ha reiterado tal criterio en forma pública, y así lo ha
recogido la prensa internacional. A vía de ejemplo, el suplemente de Ciencia
del ABC de Madrid del 20 de Junio de 2015, publicó un artículo bajo el título:
“La CIA admite que el aumento de
avistamientos de ovnis fue culpa suya”.
Científicos y militares más
instrumentos
Una denuncia de OVNI adquiere
importancia si de la misma participan múltiples testigos, si los mismos son
calificados, y si simultáneamente lo observado fue registrado por instrumentos.
El Profesor Charles B. Moore, ha
sido señalado como el principal responsable del entonces ultra-secreto Proyecto
Mogul, el que se ha utilizado por algunos para pretender explicar el caso
Roswell.
Y bien, este destacado
científico, meteorólogo, fue testigo de dos observaciones clasificadas como
“unknown” –debidas a objetos desconocidos— por el Blue Book.
La primera ocurrió el 24 de Abril
de 1949 en Arrey, Nuevo México. El Blue Book anota que “fueron testigos: el
meteorólogo y experto en globos C.B. Moore y otros de un equipo de lanzamientos
de globos.” Y lo que vieron fue un
objeto de color blanco, de forma redonda elipsoide, cuyo largo era dos veces y
media su ancho.
Y el 11 de Octubre de 1951, en
Minneapolis, Minnesota, la anotación del Blue Book es como sigue:
“6:30 a.m. Testigos:
Investigadores de globos de la General Mills, incluyendo al ingeniero
aeronáutico J.J. Kaliszewski, al aerólogo C.B. Moore, al piloto Dick Reilly en
el aire, y a Dough Smith en tierra. La tripulación del vuelo vio el primer
objeto, que brillaba intensamente con una parte oscura debajo y un halo en
torno al mismo. El objeto llegó alto y rápido, luego fue más despacio e hizo
círculos ascendentes por aproximadamente dos minutos, y finalmente se fue a
velocidad hacia el Este. Pronto vieron otro, confirmado por observadores en
tierra que usaron un teodolito, que pasó raudo por el cielo. El tiempo total en
que el primer objeto fue avistado fue de 5 minutos, el segundo fue de unos
segundos.”
Un caso que hasta el día de hoy
permanece como producto de un objeto desconocido, es el ocurrido el 17 de Julio
de 1957, que involucró al más sofisticado avión de entonces para tareas de
inteligencia electrónica, el Boeing Stratojet RB-47, equipado con tres
estaciones ELINT a bordo, que llevaba como misión efectuar ejercicios de
contra-medidas electrónicas.
La tripulación estaba compuesta
por seis oficiales especializados en guerra electrónica. Observaciones
visuales, captaciones por los equipos ELINT y por radares en tierra, dieron
cuenta de la presencia de un objeto que siguió y maniobró en torno al avión
durante un recorrido de casi dos horas, a través de los Estados de Mississippi,
Louisiana y Texas.
El Dr. Joseph Allen Hynek,
astrofísico que investigó denuncias de OVNI trabajando para la Fuerza Aérea de
EE.UU. y considerado entonces la máxima autoridad en la materia, llevó a cabo
en 1952 una pequeña encuesta entre 45 astrónomos para saber cuántos habían
visto algún OVNI. Entre ellos, 5 (un 11%) admitió haber observado uno de estos
objetos.
A su vez, el Centro para el
Estudio de los OVNIs, (CUFOS) fundado por Hynek, realizó una encuesta más
exhaustiva en 1980, que incluyó a 1.800 miembros de varias asociaciones de
aficionados a la Astronomía. El 24% respondió haber “observado un objeto que
resistió los mayores esfuerzos por identificarlo”.
Cuando se repasan los casos de
los primeros años del tema, se nota claramente un esfuerzo por la inteligencia
que está detrás de los objetos no identificados, de aparecerse, de darse a
conocer, de mostrarse, como para que se le tenga en cuenta.
Una conferencia clave
En 29 de Julio de 1952, va a acontecer la conferencia de prensa más importante llevada a cabo en la historia del Pentágono.
Ante una sala repleta de periodistas, el General de Division John A. Samford, Director de Inteligencia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, pronunció un breve discurso del que ha quedado una memorable frase: “Personas creíbles han visto cosas increíbles”.
Y cuando finalmente se le preguntó cuál era su opinión sobre los OVNIs, expresó:
“Pienso
que la mayor probabilidad es que estos sean fenómenos asociados con intereses
intelectuales y científicos sobre los que estamos en camino de conocer más,
pero que no hay nada en ellos que esté asociado con material o vehículos o
misiles que estén dirigidos contra Estados Unidos.”
Así, en una sola frase el Gral. Samford resumió tres conceptos
fundamentales:
1) Se trata de fenómenos
asociados con intereses intelectuales y científicos –por tanto, humanos.
2) Estaban en camino de
conocer más –eso implica que ya conocían algo, lo suficiente como para afirmar
que:
3) No hay nada en ellos
que esté asociado con material o vehículos o misiles que estén dirigidos contra
Estados Unidos –lo cual obviamente descartaba a la Unión Soviética.
Este concepto final se va a reiterar por
distintas autoridades y agencias a lo largo de la historia.
Así por ejemplo: “Al mismo tiempo que la CIA
estaba conduciendo su última revisión interna de los OVNIs, la presión del
público forzó a la Fuerza Aérea a establecer una comisión especial ad hoc para
revisar el BLUE BOOK. Presidida por el Dr. Brian O’Brien, Miembro del Consejo
de Asesoramiento Científico de la Fueza Aérea, el panel incluyó a Carl Sagan,
el famoso Astrónomo de la Universidad de Cornell. Su informe no ofreció nada
nuevo. Declaró que los OVNIs no amenazaban la seguridad nacional y de
que “no pudo encontrar un caso OVNI que representara adelantos científicos o
tecnológicos fuera del marco de referencia terrestre”. (extraído del
mismo estudio de Gerald K. Haines).
El cierre del Blue Book, así como el cierre de
la investigación oficial de la RAF en el Reino Unido, indican claramente que
los OVNIs no ponen en peligro la navegación aérea, por lo cual el tema pasa
directamente al área científica y los militares consideran que han podido
descartar debidamente, toda implicancia para la seguridad aérea de sus
respectivos países.
Es imposible que –en tiempo de tantas
filtraciones de documentos oficiales y
de tal desarrollo tecnológico como el actual-- alguna nación no hubiese
declarado oficialmente que los OVNIs representan la inequívoca presencia de una
inteligencia procedente del Espacio.
Esto no ha ocurrido, la publicación de los
archivos oficiales por parte de varios países, más notoriamente Estados Unidos,
el Reino Unido, Francia y España, no han aportado ninguna evidencia de
presencia extraterrestre.
Un hecho semejante no puede ocultarse por
décadas, ni es posible que hubiese un acuerdo de silencio entre naciones
totalmente antagónicas.
Por el contrario, hay sociedades más afectadas que
otras por el rumor, el mito, la fantasía, las ideas sobre ocultamientos y
conspiraciones, y la comercialización del tema como entretenimiento. El ejemplo
más cabal es el History Channel y toda su interminable serie de
seudo-documentales sobre “ancient astronauts”.
Ni los renovados tripulantes de la Estación
Espacial Internacional, ni la infinidad de satélites artificiales, ni entidades
como la NORAD que escruta la más mínima partícula que vuele en torno a la
Tierra, han captado nada procedente del Espacio.
Resulta por otra parte inconcebible que la
población toda del planeta quedase sin aviso y totalmente indefensa ante lo que
sería a todas luces una invasión, a estar a los dislates que los más
enfervorizados creyentes en el mito o fabuladores en torno al mismo, plantean.
Hace poco, un distinguido colega chileno decía
“los OVNIs se han secado”, porque no hay más denuncias de observaciones, como
en aquellos remotos tiempos.
Y salvo los casos de fotos o videos (para los
que existe la capacidad total de resolverlos) no hay otro tipo de
acontecimiento relativo a objetos volantes de características extrañas (excepto
los Fenómenos Luminosos Anómalos, que constituyen por sí, una categoría
totalmente aparte).
Lo que parece lógico es que una tecnología
humana que podía ser diferente y de punta en los años 40s y 50s, haya quedado
finalmente obsoleta, al igual que –para poner un ejemplo— el uso de los
trasbordadores espaciales.
Eso no lleva a descartar que algún grupo
–particularmente militar, o para-militar, o actuando bajo contrato— usando tecnología
actual, se escude en el mito ovni-extraterrestre, para llevar a cabo algunas
operaciones clandestinas. Sobre esto último, hay que estar siempre alerta.
Pero, pienso que en el esfuerzo por desterrar
totalmente el mito extraterrestre, se cae en la trampa de considerarlo como la
única alternativa posible.
Entonces se concluye erróneamente que si no hay
extraterrestres, no hay OVNIs lo cual es caer en la redes del mismo mito.
Descartar por tanto una procedencia
extraterrestre de los OVNIs, no tiene necesariamente que llevar a descartar a
éstos por sí mismos. Es como si para limpiar profundamente un apartamento,
decidiéramos demoler todo el edificio en que se encuentra. O como dirían otros:
“tirar al niño con el agua de bañarlo”.
Milton
W. Hourcade
Junio 24 de 2017
A fines de 1957, Milton W. Hourcade tuvo la
idea de crear una institución para invstigar y estudiar los OVNIs. El 29 de
Abril de 1958, junto a otras personas comenzó el Centro de Investigación de
Objetos Voladores Inidentificados (C.I.O.V.I.) que permaneció activo durante
50 años.
El Centro fue pionero en
Uruguay y uno de los más antiguos en América Latina, acumulando una vasta
experiencia en la investigación de campo, estudio, análisis y conclusión de iniciales
denuncias de OVNI.
En 2008, al final de una conferencia pública en
el Planetario de Montevieo, Hourcade propuso la creación del UAPSG-GEFAI.
Hourcade sigue relacionándose con los más prestigiosos
investigadores a nivel internacional, y ha dado innumerables conferencias
mayormente en instituciones científicas y universidades en diferentes países.
Es también el autor de cuatro libros sobre el tema OVNI, el último de los
cuales en inglés. Uno de sus libros obtuvo el Premio Internacional Zurich, otorgado
por la Fundación Anomalía de España.
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