ANUNCIO DE LA SERIE
Comienzo por decir
que el título no me agrada. En primer lugar, prefiero la traducción “ovnílogo”,
que me parece de todo punto de vista de recibo y correcta. La he usado en todos
mis escritos y libros.
No obstante, debo
admitir que aún en España, al experto en el tema OVNI se le califica de
“ufólogo”, una especie de neologismo que me resulta como el “spanglish”,
hablado en Estados Unidos por los latinoamericanos incultos.
Sólo como una
concesión a este incorrecto uso internacional es que uso esa palabreja.
En segundo lugar,
resiento de la sigla misma “UFO”, cuyo origen conozco perfectamente bien, y cuyo
contenido sigue siendo válido. Pero ha sufrido con el uso y en el ámbito
popular una variante, en la que ha perdido el significado de la letra “U”
equivalente a no-identificado. Así, para mucha gente hablar de “UFO” u “OVNI”,
determina una inmediata asociación con nave extraterrestre, o extraterrestres.
Por eso prefiero considerarme
como alguien que investiga y estudia los Fenómenos Aéreos Inusuales.
Aclarado este punto
–que me parece importante— estas
Reflexiones abordarán cinco temas:
1) Cuándo llamar y calificar algo como
“OVNI”.
2) El Secreto;
3) La mercantilización,
4) El escepticismo,
5) ¿Hacia
dónde vamos?
Esta serie está
especialmente dedicada para los ufólogos latinoamericanos recientes y a
aquellos que no llevan en el tema más de 15 años. Es por eso que estará escrita sólo en idioma
español y no en inglés.
Desde ya agradezco
vuestra atención y lectura, y todo
comentario que se me haga llegar.
Lic. Milton W.
Hourcade
Nota: Las ideas y criterios expuestos son personales,
por lo cual no representan la opinión del GEFAI.
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¿CUÁNDO LLAMAR Y CALIFICAR ALGO COMO OVNI? Por el Lic. Milton W. Hourcade
Muchas cosas, ideas,
conceptos, etc. no hallan su real sentido si no se colocan en su contexto.
El contexto del tema
OVNI es la Guerra Fría.
No ha de sorprender
entonces que el Capitán Edward J. Ruppelt, a la sazón al frente del Project
Blue Book de la Fuerza Aérea de Estados Unidos –el organismo encargado de
recolectar y procesar las denuncias de cosas extrañas vistas en el cielo—optara
por crear en 1952 la sigla U.F.O. que se lee como “you foe”, o sea, “tú,
enemigo”.
Porque el verdadero
interés que tenía el Blue Book no era otro que el de poder determinar si alguna
de las cosas que la gente denunciaba, podían terminar siendo artefactos de espionaje
o ataque de la entonces Unión Soviética.
Por otra parte, había
que salir de la ridícula denominación de “platos voladores” o “platillos
volantes” que si bien prendió como un arquetipo (entró de lleno a manifestarse
el principio de la gestalt) no obstante, ni siquiera respondía a lo visto
inicialmente por Kenneth Arnold, en su observación del 24 de Junio de 1947 que
abriera la “era de los platillos volantes”.
Acuñada la sigla
O.V.N.I. en su traducción al español, ha sido por décadas de uso consensuado
que la misma se refería a aquello que originalmente denunciado como algo
extraño, permanecía siendo tal luego de un concienzudo y adecuado estudio.
Ahora, en una pérdida
total de sentido y como una expresión de enorme ignorancia, cualquier individuo
se cree con derecho de proclamar que vio un “OVNI”, y –como suele suceder—subir
fotos o un video a YouTube, bajo ese rótulo, que llama poderosamente la
atención pero que no responde a una realidad final. Son fotos la inmensa
mayoría de las cuales no han sido siquiera debidamente analizadas ni
estudiadas.
La sigla OVNI
entonces es usada al voleo, sin cumplir ningún requisito.
Pero lo peor que está
sucediendo, y por eso me preocupa, es que los llegados hace poco al tema, que
pretenden asumir el carácter de Ufólogos, no se han sabido ubicar frente a la
sigla, y cometen el mismo error de los ignorantes que no conocen el origen, la
historia de la misma, y que no tienen el criterio formado para saber cuándo
aplicar y cuándo no, la designación OVNI.
Para peor, la versión
llamémosle “popular” de lo que la gente entiende por “OVNI”, debido a que se ha
instilado de ex profeso la idea de lo extraterrestre, asocia inmediatamente la
sigla a tal origen, entonces el OVNI se convierte en “nave extraterrestre”.
Para poner las cosas
en su justo lugar, y decirlas con total claridad de modo que nadie tenga luego
la excusa de que no lo sabe, voy a citar las elocuentes palabras de una
autoridad mundial indiscutida en el tema, como lo fue el Astrofísico Dr. Joseph
Allen Hynek , entonces Director del Centro Lindheimer de Investigación
Astronómica y Jefe del Departamento de
Astronomía de la Northwestern University, quien por 22 años fuese el asesor en
astronomía del Proyecto Blue Book.
Al respecto, y en
diálogo con el famoso periodista y conductor del programa de televisión The Tomorrow Show, Tom Snyder, de la
National Broadcasting Corporation, decía el Dr. Hynek en 1980:
“La U de U.F.O. significa no-identificado…pero debe
ser no-identificado no sólo para la persona que lo plantea sino que debe
permanecer no-identificado luego de considerable estudio. Y entonces, y sólo
entonces es un U.F.O.”
Me permito recalcar
esta parte final: “sólo entonces es un
U.F.O.”, ergo, ¡nunca antes!
Pero ya en 1972, en su famoso libro The UFO Experience: A Scientific Inquiry el Dr. Hynek daba esta definición de U.F.O.
“…un objeto o luz visto en el cielo o sobre la tierra, cuya apariencia, trayectoria, dinámica general y conducta luminescente no sugiere una explicación lógica convencional, y que no sólo está confundiendo a los percipientes originales, sino que permanece no identificado luego de un apretado escrutinio de toda la evidencia disponible, por personas que son técnicamente capaces de hacer una identificación con sentido común, si es posible.”
Es obvio entonces que la designación de OVNI, no la dan los eventuales testigos de la observación de algo aparentemente extraño, sino que la dan “personas que son técnicamente capaces de hacer una identificación” y agrega algo que noto falta alarmantemente en muchos nuevos ufólogos, muy entusiastas en su tarea, pero nada más: “con sentido común”.
Ese sentido común que nos lleva a ser cautos, a no disparar la imaginación, a no hacer afirmaciones temerarias y a priori, a no entusiasmarnos demás, sino con los pies bien sobre la Tierra, procurar a partir de una duda lógica aplicada sistemáticamente, discernir si es posible, una explicación convencional para lo aparentemente extraño.
Ese sentido común que nos indica que en la escala de las explicaciones, debemos ir de la más a la menos posible, peldaño por peldaño.
A todo esto hay que agregar que es necesario diferenciar entre una denuncia de OVNI, el “UFO report”, al que tantas veces se refiriera el mismo Dr. Hynek, y la clasificación final de un caso, luego del debido proceso de investigación y estudio.
Necesario es señalar, que la investigación principia por una reconstrucción en el lugar de los hechos, lo más pronto posible luego de conocida la denuncia, con el registro de los testimonios presentados, mediciones lineales, angulares, eventual tomas de muestra del suelo, mediciones magnéticas, de radioactividad, etc. dependiendo de la complejidad del caso.
Luego procede la etapa de estudio, que principia por cotejar la información aportada por el o los testigos, con datos meteorológicos, astronómicos, de tráfico aéreo, actividades especiales desarrolladas en una zona (como la suelta de globos por ejemplo), y con la debida consulta a expertos en las áreas que corresponda, quienes emitirán sus opiniones, las que orientarán a los estudiosos para la evaluación final del caso, su conclusión y su clasificación según ciertos criterios que indiquen la importancia del mismo.
El destacado
estudioso argentino Sr. Oscar Adolfo Uriondo, escribió hace años que la
designación “OVNI” era una categoría no susceptible de reducción ulterior.
Estoy de acuerdo con
ese carácter final en la categorización de un caso, siempre que se tenga en
cuenta que todo caso siempre tiene que permanecer abierto a su posible
revisión, situación que puede llevar a modificar su designación de “OVNI”.
Es siempre necesario
tener la cautela y comprender que con el correr del tiempo, la ciencia puede
descubrir un fenómeno natural antes desconocido o no reconocido, o que pueden
llegar a poseerse datos complementarios que al momento no estuvieron
disponibles. Todo ello puede determinar que a la postre, lo que se clasificó
como “U.F.O” devenga en I.F.O. o sea, Objeto Volador Identificado.
Virginia, Abril 13 de
2013.
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EL SECRETO
Por el
Lic. Milton W. Hourcade
Comencemos por una
verdad incontrastable: todos a nivel personal tenemos y guardamos secretos.
Quien diga que no, miente.
Si ello sucede en la
individualidad, ¿cómo no habría de acontecer el los países?
Es natural que así
suceda, y no debe sorprender a nadie.
Ahora bien, quienes
están en el tema OVNI, se abrogan el derecho de exigir que diversos países que
han tenido o tienen investigación oficial del tema, abran los archivos y den a
conocer absolutamente todo cuanto han podido llegar a saber.
Es curioso que nadie
proceda así con otros secretos de Estado, mucho más importantes. No conozco
grupo u organización alguna, que solicite a los países que revelen información
militar, de acuerdos diplomáticos, o de reserva de minerales estratégicos, etc.
etc.
Nadie se inquieta ni
pregunta por esas cosas. ¿Por qué?, simplemente porque se sabe que las mismas
no van a ser reveladas, ni pueden serlo. A cada país le va su propia seguridad,
en muchos aspectos.
Pero con el tema OVNI
curiosamente parece que fuera tan trivial, que hay gente que cree que puede
reclamar y pide que se levante el secreto y se dé a conocer lo que se ha
llegado a saber oficialmente.
Aquí hay que
descubrir al cangrejo que está debajo de la piedra: y ese cangrejo se llama:
creencia en los extraterrestres.
Porque quienes
quieren que se conozca todo –supuesto aún no se hubiese revelado-- en realidad demandan la apertura de archivos
con la esperanza, --o aún peor—la convicción de que si ello se hace, quedaría
demostrado que los extraterrestres han llegado a la Tierra, están entre
nosotros, y quién sabe cuántas cosas más.
No obstante, todo eso
es imaginación pura. Es un supuesto sin asidero científico alguno. No se ha
presentado al día de hoy una evidencia con valor científico que demuestre que
el planeta Tierra es visitado permanentemente por extraterrestres en sus naves.
Por otro lado, se
pretende llegar a la conclusión, antes de la prueba. Es como poner el carro
delante de los caballos.
Pero vamos a los hechos: el Blue Book se cerró y sus archivos están
íntegramente publicados en la Internet. Así también por vía de la Internet se
pueden obtener documentos del FBI, de la CIA, de la NSA, de la Armada
estadounidense, todos vinculados con el tema OVNI.
Si alguien quiere
enterarse más de algunos aspectos poco revelados de la investigación oficial
tras bambalinas, recomiendo la lectura del libro “Forbidden Science” (Ciencia Prohibida) del Dr. Jacques F. Vallée.
El GEIPAN, organismo
francés de investigación y estudio del tema, abrió totalmente sus archivos de
casos, los cuales están publicados en Internet.
En España, gracias a
la tenacidad de la labor cumplida por el destacado Ufólogo Vicente-Juan
Ballester Olmos, el ejército de esa
nación dio a conocer también sus archivos.
También ha abierto
sus archivos Dinamarca, y en América Latina Ecuador, Brasil y parcialmente
Chile y Argentina.
El Reino Unido, ha
hecho en años recientes, dos extensas publicaciones de todos sus archivos
referentes al tema. La primera de las cuales dio a conocer nada menos que
documentos ultrasecretos, que habían circulado sólo en esferas de Inteligencia
de la Real Fuerza Aérea. No fueron documentos para ser publicados, no
perseguían por tanto ninguna tapadera o cobertura de algo. El famoso cover-up.
Todos estos documentos también se obtienen vía Internet.
Claro, hay que tener
la paciencia de buscarlos y leerlos.
Lo más interesante de
todo para mí, es que ninguno de ellos, de ningún país, revela algo sensacional,
espectacular, “la bala de plata” (como dicen en Estados Unidos) que revele que
la información se nos ocultó porque mostraba la presencia de extraterrestres
entre nosotros.
En su momento, en
pleno auge de la investigación llevada a cabo por el Blue Book en Estados
Unidos (no olvidar que es la época de la Guerra Fría), dicho organismo retuvo
información que no proporcionó a la prensa.
El propio Dr. Hynek
lo dijo en 1980, entrevistado por Tom Snyder en televisión:
“En mi asociación con el Proyecto Blue Book, yo sé, sé
muy bien que no era un proyecto científico. También sé que ellos nunca, nunca,
iban a notificar a los medios cuando surgía un caso interesante. Ellos hacían
cuanto podían definitivamente para retener la información. Yo no voy a suponer que
era un maquiavélico, siniestro ocultamiento o conspiración, no me gustan esos
términos, pero retener documentos, sí.”
Quiero enfatizar que
el verbo que usa el Dr. Hynek es to
withhold que significa “retener”, no esconder, ni ocultar o tapar
información.
Pero me permito
recordar y subrayar, que en tanto funcionaron los proyectos Sign, Grudge y Blue
Book, organizaciones privadas como NICAP; APRO, y luego el CUFOS –fundado por
el Dr. J. Allen Hynek— y la MUFON, podían enterarse de denuncias de OVNI, y
publicarlas in-extenso, incluso en ocasiones en que las mismas implicaron a
personal e instalaciones militares.
Algo que hasta el día
de hoy no ha hecho la CRIDOVNI, de Uruguay, a pesar de que alguno de sus
integrantes ha asistido a congresos donde se ha planteado el tema de la apertura
de los archivos oficiales, y de haber prometido hacerlo, a dos destacados
investigadores y estudiosos del tema, en una reunión privada. Me refiero al
Prof. Rubén Morales (de Argentina) y al Sr. Germán Vázquez (de Uruguay).
No tiene sentido
seguir una política de ocultamiento. No estoy diciendo que se publiquen los
nombre de los testigos, pero al menos que se den a conocer los casos, y que los
mismos se pongan a disposición completa de los investigadores y estudiosos para
poder conocerlos y evaluarlos respectivamente.
Por estar contra el
ocultamiento, en su oportunidad no sólo suscribí (Noviembre 12 de 2007) sino
que además traduje el documento original en inglés al idioma español, titulado:
Declaración Internacional al Gobierno de
los Estados Unidos, presentada por la Coalición para la Libertad de
Información (CFI por su sigla en
inglés), en la cual la coalición
solicitaba que la Fuerza Aérea o la NASA investiguen las denuncias de OVNI.
Por la misma razón,
suscribí el documento que oportunamente hiciera circular la CEFORA, Comisión de Estudios del Fenómeno Ovni en la
República Argentina, a favor de quitarles el carácter de secreto a documentos
oficiales referidos al tema OVNI.
Pero reitero algo
fundamental que lo constatan los propios hechos: no surge de ningún archivo
oficial publicado, nada que revele que ha habido un secreto imponente capaz de
cambiar el rumbo de la humanidad.
¿Ha habido secreto?
Sí lo hubo. ¿Por qué? Porque mientras se
estaba tratando de conocer, evaluando las observaciones y discerniendo cuál era
la naturaleza de lo observado, no se podían dar a conocer casos que podían por
su información, resultar claves para una acción de un país en el campo
estratégico-militar.
Tampoco podían darse
a conocer detalles que pudiesen comprometer la seguridad nacional, por el mero
hecho de mencionar a agentes de inteligencia que se vincularon a ciertos casos,
cuya actividad en una organización determinada tenía que ser protegida.
Esas son razones
válidas y de peso para mantener ciertas cosas sin revelarlas al público.
Por otro lado, en el
caso específico de Estados Unidos, es harto evidente que se utilizó la
ingeniosa idea de hacer creer a la gente que había artefactos aéreos
extraterrestres, como una forma estupenda de ocultar los experimentos y
operaciones de aparatos poco convencionales, destinados fundamentalmente a
labores de espionaje. Si alguien accidentalmente veía uno de esos artefactos,
era bueno persuadirle de que lo observado tal vez fuese algo procedente de otro
mundo…
Asi se creó
deliberadamente el mito de lo extraterrestre, que perdura hasta hoy en el
inconsciente colectivo, y que entusiasma por su aura de misterio, a mucha
gente.
Virginia, Abril 13 de
2013.
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LA MERCANTILIZACIÓN Por el Lic. Milton W. Hourcade
Desde el mismo
comienzo, hubo un grupo de personas que vio el tema de los “platos voladores”
como una mercancía.
Se vendían bien los
artículos publicados en diarios y revistas. Se vendían bien libros. Se vendían
bien las reuniones de los “contactados” en Giant Rock.
Se hacían buenos
acuerdos con hoteles, para reunirles gente en “congresos” que han resultado
simplemente un masaje mental trabajando la idea de los extraterrestres, porque
vende bien y satisface a un sector del público que quiere que le confirmen
aquello en que ya cree.
Hubo quienes algo más
sofisticadamente, crearon grupos civiles de “investigación” que más que eso
eran difusores del tema para un núcleo de suscriptores de sus publicaciones, lo
cual era otra vez, una mercantilización del tema.
No digo que no
hubiese publicaciones serias y válidas, pero bajo ese manto, la mayoría hizo el
juego a la genial idea de los “extraterrestres”. Había que gestar, sostener y
ampliar el mito. Así convino a las
autoridades del momento en Estados Unidos, y luego en otros países como el
Reino Unido (con bases aéreas mixtas, estadounidense-británicas), Francia, la
URSS, y más recientemente China.
El mismo proceso de
mercantilización llevó a que a la simple visión de objetos extraños en el cielo
se le fuesen sumando variantes que cada vez les acercaran más.
Entonces comienzan
los Encuentros Cercanos, donde se habla de objetos a una distancia de apenas
150 metros de los eventuales testigos. Después se da un paso más, y aparecen
los ECII, donde el ambiente, suelo, plantas, animales, pueden ser afectados.
Aumentando la aproximación, aparecen los ECIII donde se ve una aparato y
ocupantes (la puesta en escena se hace cada vez mejor) y finalmente (aceptado
con cierta renuencia por el Dr. Hynek que creara la tipología de casos) se
llega a los ECIV, donde se va a experimentar con ciertos individuos –mayormente
mujeres—a través del uso de las llamadas “abducciones”.
Y ahí van a aparecer
los abductólogos, expertos en completar mediante hipnosis, el experimento o la
operación cumplida, para inducir en los abducidos la historia más conveniente a
fin de seguir alimentando la idea de que dichos actos reñidos con los derechos
humanos, son cometidos por
“extraterrestres”.
Pero cada uno de
estos pasos, de esta aproximación, aparece respaldada y de paso genera otra
serie de libros, conferencias pagas, CDs, DVDs, películas producidas por
Hollywood siguiendo las directivas de
quienes tienen interés en seguir fomentando el tema por razones no del todo
discernibles.
Esto amplifica la
mercantilización. Una es bien directa, surge del propio país donde se creara la idea de los E.T.
La otra es
consecuencia de esta, y es la explotación que han hecho en países subsidiarios
algunos bien conocidos utilizadores del tema como mercancía.
En América Latina,
muy lamentablemente las personas que han mercantilizado el tema y lo han
explotado obteniendo gran beneficio personal, son las más conocidas del público
en general. Son las personas que han dado frecuentes conferencias para las que
hay que pagar suculentas entradas. Son
las personas que editan revistas, publican libros y venden CDs and DVDs en una producción permanente, que funciona
como una verdadera maquinaria de hacer dinero.
Son las personas que disponen de suficiente dinero como para viajar por América Latina, visitando diversos países. Son quienes organizan congresos internacionales, o llevan a grupos en giras por ciertos puntos geográficos, o bien extienden la temática hacia aspectos esotéricos.
Son las personas que disponen de suficiente dinero como para viajar por América Latina, visitando diversos países. Son quienes organizan congresos internacionales, o llevan a grupos en giras por ciertos puntos geográficos, o bien extienden la temática hacia aspectos esotéricos.
En un área aún peor,
que de mi punto de vista personal linda con el delito, un embaucador que ha
sido reiteradamente denunciado por sus fraudes y mentiras, es Sixto Paz Wells,
quien viaja por América Latina promoviendo la secta religiosa Rahma (porque
eso es en realidad), donde vende el cuento de sus viajes espaciales, de sus
contactos y mensajes telepáticos recibidos de los extraterrestres a quienes
prefiere llamar “hermanos del cosmos”.
Esta persona cobra en
dólares para llevar a gente crédula, a diferentes lugares geográficos donde se
espera ocurran encuentros espectaculares y comunicaciones que obviamente, no
tienen lugar.
Así es como el tema
se ha ido usando y explotando económicamente por quienes más daño le han hecho
al mismo de todo punto de vista.
Los auténticos
investigadores no vivimos del tema. Jamás lo hemos explotado comercialmente. Al
contrario, el tema nos ha ocasionado gastos que hemos sufragado personalmente:
libros, viajes, correspondencia, etc.
Nuestras conferencias
y charlas son siempre gratuitas, y llevamos al público la verdad. El fruto de
nuestra dedicación y nuestro trabajo realizado con total honestidad
intelectual.
No tenemos ningún
interés en fomentar la fantasía, la ganas de la gente en creer en algo, la
atracción que sin duda ejerce lo que se pretende misterioso o extraño.
Nuestro trabajo es
otro. Es desarrollado con sinceridad, con seriedad, con respeto, buscando y
difundiendo siempre cuanto hemos llegado a saber.
Virginia, Abril 15 de
2013.
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EL ESCEPTICISMO Por el Lic. Milton W. Hourcade
En el ámbito
ufológico, tildar a alguien de “escéptico” se ha convertido con el andar del
tiempo y el mal uso del término, en un insulto.
Generalmente el mismo
procede de creyentes (que no investigadores ni estudiosos) del tema, para
quienes los extraterrestres están desde hace tiempo entre nosotros, andan por
ahí volando sus máquinas que entran y salen de la Tierra, nunca fallan (excepto
cerca de la Base del entonces Ejército
del Aire en Roswell, Nuevo México), ni provocan accidentes aéreos con los miles
de aviones que circulan los cielos del planeta cada día.
Para estos creyentes,
esta presencia extraterrestre es un axioma, y cualquiera que lo ponga en duda,
no merece ser considerado un ufólogo. ¡A ese extremo se ha llegado!
El 16 de Diciembre de
1982, en una conferencia ante científicos y técnicos uruguayos, el Dr. Joseph
Allen Hynek dijo:
“Hay cuatro razones muy buenas por las cuales la simplista
hipótesis extraterrestre, parece no tener asidero. En primer lugar, si tomo una
simple tarjeta y dejo que su espesor represente la distancia entra la Tierra y
la Luna, entonces preguntaría: ¿cuántas
tarjetas habría que colocar, una detrás de otra, para representar la distancia
a la estrella más cercana, aparte del Sol?... Vean, la gente viene y me
dice:”Hemos ido a la Luna, ¿por qué ellos no pueden venir aquí?”
Resulta que si completamos esto, tenemos que seguir
apilando tarjetas hasta que tengamos 30 kilómetros de tarjetas, para
representar la distancia hasta la estrella más cercana, Alfa Centauri.
Hay otras tres razones. Una es que cuando se informa
de estas criaturas, parecen estar en casa en nuestra gravedad y en nuestra
atmósfera. Esto parece muy extraño.
Más aun, hay sistemas de detección complejos y
altamente sofisticados, nuestra DEW Line, Radares, Radares de la NORAD, y los
satélites infrarrojos y los varios sistemas de reconocimiento, que hasta donde
yo sé no han detectado esto en su llegada o salida.”
Respecto de la
hipótesis extraterrestre, (bien llamada hipótesis, porque no es más que eso),
otra indiscutida autoridad en la materia, el Dr. Jacques F. Vallée, escribió en
el Journal of Scientific Exploration, Vol. 4, No.
1, pp. 105- 1 17, 1990 un artículo que tituló “Five Arguments Against the Extraterrestrial Origin of Unidentified
Flying Objects” (Cinco Argumentos Contra el Origen Extraterrestre de los
Objetos Voladores No Identificados) cuya lectura recomiendo especialmente.
Ambos científicos han
afirmado públicamente, y yo con ellos sigo afirmando, que hay un Fenómeno que
merece su consideración, investigación y estudio sobre bases científicas.
Eso excluye las ideas a priori, las fantasías, los
enfoques conspiranoicos, y toda esa anti-ciencia que circula ampliamente en la
Internet.
Pero además, tenemos
que volver al principio de la historia del tema en Estados Unidos, para poner
las cosas en sus justos términos.
Hubo gente
recalcitrante y reaccionaria, que negaba a rajatabla que alguien hubiese visto
algo extraño en el cielo. Para esa gente eso no era posible, por lo tanto quien
dijera algo era un estúpido, un loco, o algo así.
Ese criterio
denostador y discriminador, mereció justificadas duras críticas, ente las
cuales siempre me conté.
El punto de vista de
que “no puede ser, por tanto no existe”, es absolutamente antitético con el
pensamiento científico.
La aproximación
científica indica que el criterio correcto se plantea en estos términos: “si
puede ser, hay que probarlo, hay que demostrarlo”. De ahí el fundamento para la
investigación y estudio.
Han transcurrido 66
años del Caso Arnold, y aún no hemos hallado una respuesta cabal y váida, y una
evidencia con indiscutible valor científico como para que no pueda ser refutada
de ningún modo.
Esto tiene que
llamarnos la atención.
Los Fenómenos Aéreos
Inusuales, son intrínsecamente elusivos, y por eso difíciles de aprehender.
Pero ese escepticismo
a priori, que hubo al comienzo del tema, y que sigue habiendo en algunas
personas, es totalmente inaceptable.
Hay un segundo
escepticismo, éste totalmente de recibo como parte del método científico.
Es el que pone en
duda un testimonio hasta que el mismo se pruebe en todos sus extremos.
Gracias a esa duda,
el porcentaje de lo no-identificado se fue reduciendo cada vez más con el
tiempo, y hoy día podemos decir que se ubica entre el 0,5 y el 1,5 por ciento
de todas las denuncias, que de paso, son cada vez menos.
Si esa duda no
existiera, no habría investigación honesta y decente. Simplemente colectaríamos
las denuncias y las amplificaríamos a través de los medios disponibles, creando
un caos informativo descomunal, que sólo lleva a confusión, a una natural
aversión de parte de los científicos a involucrarse con el tema y a sostener un
mito basado en datos no investigados, filtrados, analizados y concluidos.
A eso se dedican
muchos pseudo y autotitulados “ufólogos”. Eso sólo crea lo que técnicamente se
califica de ruido, y no sirve para nada.
La aplicación de la
duda lógica y sistemática, el uso de la razón y el sentido común, son
herramientas con las que hay que trabajar obligatoriamente para conocer
realmente ante qué estamos.
Los “testigos más
calificados”, personas honestas y de bien, se equivocan como cualquiera en
denunciar lo que para ellos bajo ciertas circunstancias resultó extraño, cuando
no lo era.
Toca a los
investigadores determinar la verdadera naturaleza de lo avistado. Cuando ese
trabajo se realiza con honestidad
intelectual, aplicando el método científico, es posible arribar a la
explicación del 98,5 al 99,5 % de las originales denuncias de OVNI.
Diferenciar muy
cuidadosamente entre el escepticismo a rajatabla de quienes niegan siquiera la
posibilidad de la ocurrencia de ciertos Fenómenos Aéreos Inusuales o Anómalos,
y el escepticismo funcional que tenemos que desarrollar en nuestra tarea los
investigadores, es primordial para obrar con justicia.
Virginia, Abril 15 de
2013.
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¿HACIA DÓNDE VAMOS?
Por el Lic. Milton W. Hourcade
En el ámbito
ufológico internacional hay una sensación de derrota.
Cada vez se fueron
cerrando más centros y grupos de investigación privados que allá en la décadas
de los años 1950 y 1960 superaban el
número de 200 en todo el mundo.
Entes oficiales han
cerrado también sus proyectos de investigación.
La retracción es tal
que para algunos investigadores, como los españoles por ejemplo, el tema ya es
cuestión de historia, queda como un fenómeno cultural a estudiar o
analizar, y como pieza de museo.
La inexistencia de
denuncias de OVNI llevó al cierre del
CIOVI en Uruguay, la entidad decana del país, y una de las que por más tiempo
permaneció vitalmente activa en América Latina.
Lo que hay ahora es
simplemente el entretenimiento de los OVNIs cibernéticos, esos que llenan buena
parte de YouTube con trucos hechos mediante gráficas de computación, y el
muestrario de cualquier cosa (desde bolsas de nailon flotando en el aire,
pasando por pájaros, aviones vistos a distancia, o simplemente polvo flotando
cerca de la lente de las cámaras), más la baja resolución de montones de fotos
tomadas con teléfonos celulares; todas rotuladas “OVNI”.
Ese material no sirve
para nada, como no sea para crear confusión,
seguir manteniendo el mito de lo extraterrestre y disfrutar la
credulidad de terceros.
Cuando despojamos al
tema de sus aspectos míticos, y lo miramos seriamente y de frente, para
encararlo científicamente, encontramos la única veta válida y posible con que
seguir trabajando.
Ya no somos subsidiarios
de lo dicho, escrito y divulgado desde Estados Unidos. Porque inocentemente le
hicimos el juego a quienes querían alinearnos
dentro de la afirmación de lo E.T.
Suerte la nuestra que
–gracias a investigadores como el Dr. León Davidson—comenzamos a tener la
valiosa sospecha que detrás de la fachada E.T. se escondía otra cosa. Y al
analizar y profundizar esa veta, nos encontramos con documentos oficiales muy
importantes, y con lo que escribiera el Capitán Edward J. Ruppelt --entonces Jefe del Proyecto Bluebook--, y las inteligentes reflexiones del Dr.
Vallée, y todo ello junto nos llevó a tener una postura realista sobre el tema.
Ya nadie denuncia
aparatos volantes con forma de platillo en los cielos, ni aterrizajes, ni
encuentro con seres de forma humana aunque pequeños. Las abducciones también se
detuvieron.
La mutilación de
ganado no, pero no tiene nada que ver con el fenómeno. Es otro de los tantos
sucesos que convenientemente se le
adjuntan, otra vez, para tapar a quienes están cometiendo esos verdaderos
atentados contra los pobres animales y contra la economía de los propietarios
de los mismos.
Cuando dejamos todo
eso a un lado, vamos perfilando al fenómeno en sí mismo.
Un fenómeno luminoso,
predominantemente nocturno, impredecible, cuya plasticidad le permite dividirse
o unirse y que se presenta transitoriamente.
Pero, un fenómeno que
tiende a repetirse en ciertas áreas del planeta. Esas áreas se transforman en
lugares calientes (hot spots), adonde ahora, un grupo de cerca de 50
científicos, técnicos e investigadores privados, acuden con todo un
instrumental para registrar, medir y luego analizar lo observado.
Y esta es la tarea de
punta que silenciosa pero efectivamente se está llevando a cabo.
Los investigadores
actuales cuentan con medios que no se contaban en apenas décadas anteriores.
Los teléfonos celulares son una verdadera red de comunicación de imágenes,
sonidos y mensajes en tiempo real.
Los mapas y fotos de
internet nos permiten inmediatamente explorar desde el aire o desde tierra un determinado
punto del planeta.
Estamos en otro
momento de esta tarea científica.
Ya no somos
colectores de testimonios de lo que otros dicen haber visto. Somos observadores
y registradores directos, pues vamos a la búsqueda del fenómeno donde éste se
manifiesta reiteradamente.
Estamos esperando que
esta actividad rinda en corto plazo los frutos deseados.
Entre tanto, ¿qué
hipótesis pueden manejarse para explicarlo?
Yendo de lo más
simple a lo más complejo, de lo más posible al lo menos posible, la escala puede
leerse así:
1 (1) Un fenómeno natural hasta ahora no estudiado
adecuadamente, y por tanto no reconocido por la ciencia. (el mejor ejemplo de
esto es el de los Fantasmas y Duendes, enormes formaciones plasmáticas en la
alta atmósfera, que existieron y fueron denunciadas por pilotos, pero que la
ciencia no las reconoció hasta 1994).
2 (2) Un fenómeno artificial creado por tecnología secreta y
de punta, con propósitos de eventualmente ser utilizado como un arma altamente
sofisticada, o como forma de monitorear un área.
3 (3) El producto de una exo-tecnología procedente de otra
dimensión temporal o de un universo
paralelo que comparte su existencia en nuestro mismo planeta.
4 (4)El producto de una exo-tecnología que podría proceder
del espacio exterior, asumiendo el carácter de sondas energéticas capaces de
transmitir en tiempo real todo tipo de información sobre el planeta explorado.
Y aquí considero que agotamos la lista de hipótesis.
A esta actividad se suma también, y no es menos
importante, la labor también silenciosa pero efectiva de organizaciones
internacionales como el Grupo de Estudio de Fenómenos Aéreos Inusuales (GEFAI)
que funciona desde Abril de 2008.
Este grupo que cuenta con científicos y técnicos en
diversas disciplinas, más expertos en el tema de los F.A.I., no sólo se aboca
eventualmente a investigar y estudiar alguna denuncia de OVNI que le llega,
sino a analizar otros temas que nadie o casi nadie tiene en cuenta, pero que
hacen al conjunto de la temática OVNI.
En tal sentido, por ejemplo se encuentra un estudio
sobre ciertas actividades científico-militares desarrolladas por las potencias mundiales
en las décadas de 1950 y 1960.
Otro aspecto, lindante con la psicología y la
sociología, es el estudio de la “ecología del rumor” como acertadamente la
llamara el periodista investigador argentino Alejandro Agostinelli en su libro “Invasores”, pág.252.
Estos son factores que pueden llegar a explicar –desde
vertientes muy distintas—aspectos que han nutrido el tema OVNI.
Esta es lo que me agrada llamar la Nueva Ufología.
En esto estamos, y seguimos comprometidos.
Virginia, Abril 15 de 2013.
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