“Qué maravilloso que nos hemos encontrado con una paradoja. Ahora tenemos cierta esperanza de progresar”. Niels Bohr (1)
En su fino e incisivo humor, el celebrado científico y talento danés Niels Henrik David Bohr, nos ha confrontado con una situación muy seria: si queremos progresar en nuestro conocimiento científico, tenemos que estar dispuestos a aceptar una paradoja.
¿Cual puede ser esa paradoja para nosotros?
Quizás la principal es pensar que a pesar de la falta de señales recibidas de una civilización inteligente viviendo en algún lugar del Espacio, probablemente esté allí.
O mejor deberíamos decir que ellas están alli, queriendo significar muchas civilizaciones inteligentes.
Pero con todas las posibilidades de que esas civilizaciones existan, no obstante, hay una imposibilidad práctica de que en cualquier momento podamos ponernos concientemente en contacto con ellas, porque si ellas toman contacto con nosotros, probablemente no seamos capaces de comprender que lo están haciendo.
Es una cuestión de tiempo y dimensiones, es una cuestión de tamaño y escala. También es una cuestión de desarrollo tecnológico.
El extinto Arthur Clarke, con su idea del monolito en la Luna (2001 Odisea del Espacio) quiso hacernos pensar que una civilización inteligente procedente del espacio exterior, trataría de dejar señales de su existencia y aparatos tecnológicos que podríamos descubrir una vez que comenzáramos a viajar al espacio, y no antes.
Quizás la Luna y Marte nos reserven grandes sorpresas, o quizás debamos ir más allá de esos cercanos cuerpos celestes, para encontrar algo. O de pronto todo el sistema solar no sea suficiente en su tamaño y escala, para hallar un artefacto hecho por otra inteligencia.
De modo que la paradoja es que quizás podamos estar rodeados por otras civilizaciones inteligentes, pero nunca seremos capaces de conocerles.
(1) Citado en “Niels Bohr: The Man, His Science, & the World They Changed” (1966) por Ruth Moore, p. 196
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