Sabido es que personalmente prefiero referirme a Fenómenos Aéreos Inusuales, pero deliberadamente he usado el adjetivo Ufológico, porque así es como se describen a sí mismos muchos de quienes abordan el tema. Sólo lo utilizo esta vez, por una especial concesión, al dirigirme en mi intención, a esas personas que se autotitulan de "Ufólogos".
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He llegado a una edad
en que sólo me interesan las cosas que importan, y las que no, las dejo de
lado.
Estoy en un momento
de mi vida en el cual, la sinceridad, la verdad, la búsqueda de respuestas
correctas, la investigación afinada, todo eso tiene sentido. Lo demás, es
hojarasca que se lleva el viento.
Así las cosas, no
tengo absolutamente compromiso con nadie para callar lo que quiero decir, ni
para guardar silencio sobre lo que quiero callar.
Pero estoy abierto a
compartir mi experiencia de vida, lo que sé, para transferirlo a quienes me
sigan, a fin de que desde hoy mismo, lo aprovechen.
He dedicado la mayor
parte de mi existencia al apasionante tema de los OVNIs. Y tengo mucho y
sustancioso para compartir.
Lo voy a ir haciendo
parte por parte. En cada una de ellas procuraré ser breve, pero preciso y
sustancioso. Que cada quien aproveche cuanto pueda.
¿Cuál es la definición de OVNI y cuándo se aplica?
El creador de la
sigla O.V.N.I. (U.F.O.) fue el Capitán Edward J. Ruppelt, de la Fuerza Aérea de
los Estados Unidos, cuando estuvo al frente del Plan Libro Azul (Project
BlueBook) que en sí implicaba confeccionar un catálogo de casos. Eso es un
BlueBook.
He conocido diez definiciones
de OVNI (individuales o institucionales).
La mejor es la que
dio el Dr. Joseph Allen Hynek, que dice que es:
“un objeto o luz
visto en el cielo o sobre la tierra, cuya apariencia, trayectoria, dinámica
general y conducta luminiscente no sugiere una explicación lógica convencional
y que no sólo está confundiendo a los percipientes originales, sino que permanece no identificado luego de una
apretado escrutinio de toda evidencia disponible, por personas que son
técnicamente capaces de hacer una identificación con sentido común, si es
posible”.
En diálogo con el famoso periodista y conductor del
programa de televisión The Tomorrow Show,
Tom Snyder, de la National Broadcasting Corporation, decía el Dr. Hynek en 1980, preguntado al respecto:
“La U de U.F.O. significa no-identificado…pero debe
ser no-identificado no sólo para la persona que lo plantea sino que debe
permanecer no-identificado luego de considerable estudio. Y entonces, y sólo
entonces es un U.F.O.”
Para mi está muy
claro que “OVNI” no es el objeto que el percipiente original (o sea el testigo)
no puede identificar, sino lo que
permanece no identificado a posteriori, o sea luego que el caso ha sido
investigado debidamente y estudiado adecuadamente por personas que son
técnicamente capaces de hacer una identificación con sentido común.
Y aquí rescato dos
conceptos importantes: habla de personas técnicamente capaces.
No cualquiera puede
ponerse a investigar y estudiar si no tiene esa capacidad y puede ejercerla
adecuadamente, lo cual significa tener el respaldo de técnicos y científicos en
forma multidisciplinaria, a quienes consultar según lo determine el caso a
estudio.
A lo otro que se
refiere Hynek es a que sean personas capaces de hacer una identificación con
sentido común. Las personas fantasiosas,
fanáticas, hinchas de lo extraño, quienes encaran un caso para usarlo como
trampolín a fin de demostrar que lo extraño existe, no están aplicando sentido
común, sino una posición totalmente sesgada. Por tanto no están en condiciones de
determinar cuándo algo termina siendo un OVN I.
En mi libro “Elementos de Ovnilogía”, y luego lo
reitero en mi libro “OVNIs: La Agenda
Secreta”, la definición que optamos en el CIOVI de Uruguay fue:
“Llamamos OVNI al objeto o fenómeno en sí
mismo. Y clasificamos un caso como correspondiente a tal categoría, luego de un
proceso de investigación, estudio y análisis exhaustivos, aplicando el método
científico, mediante el cual no nos ha sido posible adscribir lo observado y/o
registrado y/o detectado, a nada natural o artificial conocido.”
Me parece que es la
definición más completa que se ha producido hasta el presente.
Como la sigla ha sido
mal usada, y en sí presenta deficiencias (se habla de “objeto”, se habla
“volador”) prefiero usar la sigla F.A.I. (Fenómenos Aéreos Inusuales).
Luego viene el tema
de que es “no identificado” respecto de lo conocido.
¿Cuándo, en qué momento
histórico, por quién?
De ahí que un caso
declarado OVNI, no queda en manera alguna congelado, sino que está sujeto a
revisión. Y esa revisión hay que hacerla
si es posible, cuando se cuenta con los conocimientos que no se tuvieron
antes. Ejemplo: el fenómeno de los
“fantasmas y duendes” aceptado por la ciencia recién en 1994.
¿Quíén es quién en Ovnilogia (o Ufología)?
Este es un aspecto
importantísimo.
En mi libro “Elementos de Ovnilogía”, tracé desde el
inicio una definición fundamental, que corta como con el filo de una espada
claramente a dos tipos de personas vinculadas al tema.
Digo allí que “El
ovnílogo es alguien que vive para
los OVNIs y no de los OVNIs”.
Y esta distinción
primera y tajante es básica.
Si quien se refiere
al tema es una persona seria, responsable, que jamás ha lucrado con el mismo y
que ha dedicado buena parte de su tiempo a investigar y estudiarlo, o un científico
con buena reputación, o una institución oficial o privada que por su actividad
se ha prestigiado, entonces, lo que diga hay que tenerlo en cuenta y
considerarlo seriamente.
De pronto la persona
puede estar honestamente equivocada en algo, pero su sinceridad y total
desinterés, le hacen respetable.
En cambio si quien
habla del tema es alguien que no tiene empacho en declarar públicamente que
vive del mismo, y lo explota comercialmente organizando viajes a lugares para
presuntos “contactos”, vende revistas en los kioscos, CDs, DVDs, y cobra
entradas caras por conferencias que da, o recibe un pago muy alto por dar una
charla, entonces estamos ante alguien que está en el tema porque lo usa como
mercancía.
Con la tal persona y
la institución a la cual represente o dirija, es mejor no tener contacto de
ninguna especie. Mancha, nos ensucia, nos desprestigia, hace que otros duden de
nuestra integridad moral.
Ni su nombre debe ser
mencionado. No lo merecen.
Y hay que saber
marcar y mantener esta distinción.
Hay pues que tener
esto muy claro. Hay que identificar netamente a quienes comercian con el tema,
y tenerles totalmente marginados.
En el ámbito de la
Ufología, estos individuos no tienen lugar.
Cada quien en su país,
sabe de quiénes se trata. Pero si tengo que nombrarlos, --a los que conozco por
lo menos—no tengo inconveniente en hacerlo.
No les debo nada,
como no sea haber ensuciado el campo de investigación y estudio al que me
dedico, y engañar constantemente a la gente.
El valor de los testimonios
Lo que un testigo
declara nunca puede ser tomado a pie juntillas.
Si hacemos bien
nuestro trabajo de investigación de campo, sabremos separar objetivamente lo
que el testigo describe que vio, de la interpretación que hace de lo que
observó.
En el 99% de las
denuncias de OVNI, el testigo es honesto, y describe exactamente lo que vio,
que –más aclarado luego de algunas preguntas nuestras—perfila nítidamente lo observado. Y justamente eso nos ayuda a
resolver el caso.
Los pocos casos que
he encontrado en mi experiencia en CIOVI de testigos que mintieron a sabiendas,
fue en los casos que implicaban fotografías. Invariablemente los testigos
tejían una historia en torno a la foto falsa, para darle autenticidad.
Ni uno superó el
filtro de nuestra investigación y estudio.
Actualmente, en mi
experiencia en el GEFAI, la actitud de quienes sacan fotos y se sorprenden
cuando descubren algo que no vieron, al momento de observar la foto o fotos en
la PC o laptop, es poner el material a nuestra disposición, y preguntar qué
puede ser. No afirman ni especulan nada, quieren que les digamos de qué se
trata. Confían en los investigadores.
Considero ésta una
actitud inteligente y honesta. De momento, para todos los casos que así se nos
han sometido a estudio, hemos tenido una explicación fundada.
El famoso argumento
de que “el testigo es una persona de bien, honesta, que es apreciada en su barrio”,
etc. no sirve.
En un testimonio, lo
que está en juego no es la honestidad de la persona, y cuando digo que no
podemos tomar su testimonio a pie juntillas es simplemente porque no hay testigo que no esté contaminado.
No sacamos al testigo
de una caja de cristal o de un frasco de cloroformo en el que estuvo conservado
a resguardo de todas las influencias de la cultura y la sociedad.
Desde un artículo en
un diario o revista, hasta un “documental” del History Channel o del Discovery
Channel, la lectura de libros, o buscar y ver páginas web y videos en la
Internet, nadie está exento de la influencia que la cultura y la sociedad
ejercen en el individuo.
Por tanto, la persona
está llevada inconscientemente a interpretar eso que le pareció extraño en
términos de lo que la cultura le ofrece
(mayormente, una “nave extraterrestre” a la que podrá llamar más
cautelosamente “OVNI” pero con la misma idea de base).
Somos nosotros los
llamados a delinear muy cuidadosamente las características de lo observado,
--dejando de lado toda interpretación--
para perfilar bien el caso, y buscar entonces una explicación, o sea, la
identificación correcta de lo observado.
Eso, sin perjuicio
además, de analizar muy bien quién es el testigo. Sus hábitos y costumbres (¿es
alcohólico, drogadicto, tiene problemas de personalidad?). ¿Es dado al tema,
pertenece a algún grupo o secta, cree en los “hermanos del cosmos”, y en
“mensajes telepáticos” recibidos de ellos?. ¿Es repetidor, o sea, ya lleva
varias veces en que dice haber visto “OVNIS”?.¿Cuál es su nivel
cultural, su actividad?
Todos esos factores
inciden a la hora de evaluar a la persona misma del testigo. Porque van a
afectar directamente el grado de credibilidad que se le adjudique.
Si la credibilidad
del testigo es baja, el caso hay que tomarlo con pinzas, y muy posiblemente
haya que descartarlo.Es un testimonio
inválido o cuasi, a partir del mismo testigo.
Un caso adquiere
mayor relevancia si hay múltiples testigos, y más aún si se trata de testigos
múltiples e independientes –que observaron algo sin contacto entre si y desde
distintos lugares.
Se impone la
entrevista por separado a cada uno de ellos, repreguntar lo que no quede claro,
y de última, llevar a careo donde hubieren discrepancias sustanciales (sobre
tamaño, colores, forma, maniobras, etc.).
Una observación se ve
respaldada por fotos, videos, o detección por radar, pero, en buena medida
depende del testigo en los dos primeros casos.
En un caso de
detección por radar, hay que asegurarse que el aparato tenía un buen funcionamiento,
y que no hubo inversiones de temperatura.
Las inversiones de
temperatura pueden generar ver reflejos en la atmósfera de cosas que están en
tierra, y asimismo, que éstas sean detectadas por el radar.
Claro que la rúbrica
radárica de objetos sólidos es muy diferente a la de reflexiones atmosféricas
derivadas de inversiones de temperatura.
De ahí que los datos
meteorológicos para la fecha y hora de la observación sean importantes.
Fecha, hora, lugar, duración
Aunque parezca
innecesario decirlo, estos son parámetros básicos e ineludibles de cualquier
caso.
No se puede analizar
y estudiar adecuadamente un caso si no se poseen con precisión estos datos.
Si la fecha es
imprecisa, la hora estimada, el lugar no recordado exactamente, el caso se
viene abajo. Es imposible hacer un estudio del mismo.
Inmediatez de la investigación
Aquí somos nosotros
los investigadores los que estamos puestos en tela de juicio.
Un caso y su
investigación tendrán valor, si fue inmediatamente investigado.
Cuanto más
tiempo pase entre el incidente y su investigación, menos valor tiene el caso.
Casos investigados
años después, cuando testigos inclusive han fallecido, no son aceptables más
que como anécdotas pero no pueden
integrar la casuística, pues entre medio está la debilidad de la mente
humana que olvida cosas e incorpora otras. Especialmente en casos donde la
prensa ha tenido una intensa intervención.
Cada entrevista, cada
interrogante de los periodistas, estropean más el testimonio original, de modo
que cuando tardíamente llega el investigador, casi todo está echado a perder.
Luego se pretende
hacer un trabajo de escritorio, ordenar cronológicamente los hechos, y estudiar
lo sucedido.
Pero el tiempo
transcurrido entre el suceso y la investigación es irrecuperable, y cuanto
mayor es el tiempo, menor la validez del
caso –si aún le queda algo.
Las distorsiones, las
interpretaciones, las variantes que los propios testigos pueden introducir,
inducidos por los periodistas, y la memoria afectada tratando de recordar
exactamente cómo sucedieron los hechos, todo ello conspira contra la validez de
un caso.
Nada pues supera a la inmediatez. Mejor tomar un caso antes de
que la prensa siquiera se entere.
Y si acaso el
investigador se entera porque el caso fue publicado por la prensa, más rápido
debe acudir a entrevistar al testigo, porque cuantos menos medios lleguen al
mismo, mejor será la versión que obtenga de los hechos.
Pero repito lo
esencial: cuanto mayor es el tiempo transcurrido entre la ocurrencia de un caso
y su investigación, menor es el valor del mismo, así que luego haya sido
investigado.
Con los medios
electrónicos, digitales e informáticos que actualmente se poseen, es mucho más
fácil que décadas atrás, ubicar a los testigos, entrevistarlos, ver el lugar de
los hechos, efectuar mediciones, etc.
Algunos mitos que se han desmoronado
Uno de los argumentos
a favor de la existencia de naves extrañas, es que las mismas no sólo han sido
vistas, o fotografiadas, sino que han sido detectadas por radar, y el radar,
---se ha dicho-- no miente, ni tiene
psicosis.
Pero…si se pretende
inferir que las tales naves pertenecen a una inteligencia superior, ¿cómo es
posible que no utilicen la tecnología furtiva que las haría indetectables al
radar?
Otro mito –éste muy
difundido por Donald Keyhoe—ha sido que “nadie prueba aparatos en territorio
extranjero”. Falso: la nave de prueba
“Bird of Prey” (Ave de Rapiña) de la Boeing, fue probada sobre territorio
chileno.
Y los Globos de Ultra
Larga Duración (con fines presuntamente científicos) de Estados Unidos, son
lanzados desde la Antártida.
Otro mito es que los
pilotos aviadores son los mejores observadores. Ha sido el propio Dr. Hynek,
que conoció e investigó muchos casos donde pilotos aviadores militares
denunciaban haber visto y perseguido un móvil aéreo, quien ha dicho que los
pilotos aviadores suelen cometer muchos errores de apreciación, no tienen en
cuenta sus propios movimientos relativos respecto del objeto que están viendo,
etc. De lo cual se deriva que no son los mejores observadores como muchos
pretenden.
En el libro del Dr. Hynek
“The Hynek UFO Report” descubrimos
que los pilotos cometen más identificaciones erróneas que personas de cualquier
otra ocupación, según consta en los archivos del BlueBoook. Hynek declaró: “Lo
que tenemos aquí es un buen ejemplo de un bien conocido hecho psicológico: la
“transferencia” de capacidad y experiencia no tiene habitualmente lugar. Esto es, que un experto en un campo no
necesariamente “transfiere” su competencia a otro” (pág. 261)
El mayor mito de
todos es el de los extraterrestres.
Nadie se pregunta
¿qué han estado haciendo en la Tierra –supuesto estuvieran— en 66 años?, ¿dónde
está su intervención?
Hay quienes pretenden
que las potencias mundiales (principalmente aunque no exclusivamente los
Estados Unidos de América) ocultan al mundo la “verdad” de que los E.T están
entre nosotros. Pero pocos se detienen a pensar que demandaría una increíble e
imposible confabulación mundial, de gobiernos ideológicamente opuestos entre sí,
y con agendas muy diferentes, para sostener todos al unísono y sin ninguna
fisura, que no hay tal cosa, si la hubiera. O finalmente para ocultar lo que
algunos suponen sería la realidad.
Esto no sólo atenta
contra el sentido común, sino que no se sustenta a sí mismo.
El Dr. Jacques
Fabrice Vallée, sin duda una de las figuras descollantes de la Ovnilogía
internacional, uno de los pensadores más enjundiosos sobre el tema, tiene un
escrito imperdible, donde argumenta en contra del origen extraterrestre de los
OVNIs.( “Five Arguments Against the
Extraterrestrial Origin of Unidentified Flying Objects”)”Cinco argumentos
contra el origen extraterrestre de los Objetos Voladores No Identificados”
De la misma forma se
expresaba el Dr. Hynek quien argumentaba que la NORAD y los sistemas de
vigilancia y defensa de Estados Unidos no habían nunca detectado la entrada y
salida de la Tierra de ningún objeto extraño, y añadía que no comprendía cómo
podían haber seres que pudiesen respirar nuestra misma atmósfera, soportar la
gravedad y la misma presión atmosférica que nosotros. Y entonces recurría a la
idea de universos paralelos. Serían terrestres pertenecientes a un universo
paralelo que de tanto en tanto aparecerían transitoriamente en el nuestro.
Pero siguiendo el
propio argumento del Dr. Hynek, ¿por qué no pensar sencillamente que se trata
de terrestres llevando a cabo un proyecto ultra-secreto?
¿En cuántos casos de
Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, los testigos han descrito que vieron hombres?
Menciono sólo dos
circunstancias internacionalmente conocidas: los individuos observados en
Papúa, Nueva Guinea por el Padre Hill y gente de su congregación, y los
individuos vistos en un aparato, sobre el mar (como en Papúa) en Colares,
Brasil, por el Capt. Uyrangé Hollanda y su grupo militar.
Epílogo
No me caben dudas de
que existen Fenómenos Aéreos Inusuales.
No dudo de que
algunos de ellos pueden ser formas de energía controladas, y otros son aparatos
que vuelan o sumergibles, que transportan individuos.
No discuto que parte
de la actividad de esos individuos es tomar una zona, una pequeña población en
un lugar remoto, y someterla a todo tipo de pruebas y experimentaciones, como
conejillos de indias.
También pienso que los mismos individuos pueden ser
los responsables de algunas (muy pocas) abducciones, y de las mutilaciones de
ganado.
Pero tengo en cuenta
que en las páginas 209 y 210 de su libro
“The Report on Unidentified Flying Objects”, el Capt. Ruppelt relata que:
“Unos pocos días antes del incidente [la aparición de luces sobre Washington DC
el 19 de Julio de 1952] un científico de una agencia que no puedo nombrar …..dijo
que tenía un último comentario que hacer –un pronóstico. …”Dentro de unos pocos
días…van a estallar y ustedes van a tener el abuelo de todos los avistamientos
de OVNIs. La observación ocurrirá en Washington o en Nueva York, probablemente
en Washington”.
¡Y así fue!.....
Y tengo en cuenta que
luego de estar tratando de reunir evidencias, e investigar los incidentes
ocurridos en Colares, el Capt. Hollanda recibió órdenes superiores de abandonar
inmediatamente toda su investigación y cerrar el caso.
¿Entonces?
Alguien sabe
realmente de qué se trata…alguien
con mucho poder.
Y algo más: es
evidente que existe una conexión entre los operadores de los objetos o
fenómenos, y quienes saben de su existencia y de lo que hacen.
Por algo ya en 1952,
luego de las luces sobre Washington D.C. y en una conferencia de prensa que ha
sido histórica, el General de División John A. Samford, entonces Director de
Inteligencia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos declaró: “Pienso que la mayor
probabilidad es que estos sean fenómenos asociados con intereses intelectuales
y científicos sobre los que estamos en camino de conocer más, pero que no hay nada en ellos que esté
asociado con material o vehículos o misiles que estén dirigidos contra Estados
Unidos.”
Más bien, se diría
que Estados Unidos ha aprovechado de
esos “intereses intelectuales y científicos”. Y que otros países, mucho
después, aprovecharon del mito de lo extraterrestre para sus propios propósitos
y beneficio; por ejemplo, Francia, Rusia
y China.
Creo que si
encaminamos nuestro pensamiento por ese lado, vamos a acercarnos mucho más a la
verdad que está detrás del fenómeno.
Tomemos como ejemplo
a un ser humano, el genio de Nikola Tesla, sus ideas, creaciones insólitas,
experimentos jamás realizados antes. Tesla sorprendió al mundo de la Física de
entonces con conceptos totalmente diferentes, revolucionarios en su contenido.
Supongamos un grupo
regimentado de científicos e individuos, trabajando con mucho dinero a
disponibilidad, pero super secretamente, en túneles subterráneos, desarrollaron
una Física sobre bases diferentes que el resto del mundo de entonces, y la
aplicaron en forma práctica logrando artefactos tecnológicos desconcertantes.
Cualquiera que viera
esos artefactos y sus performances, podría decir que es “algo de otro mundo”, sencillamente
porque operaban sobre otros principios, usando otra fuente de energía, y
demostraban ser una tecnología no conocida en ese entonces por las grandes
potencias. Y sin embargo, se originaron en nuestro mismísimo planeta.
Y bien, esta puede
ser la respuesta al misterio que ha envuelto hasta hoy todo el tema.
Sólo que admitirlo no
resulta en absoluto conveniente. Que los propios descubrimientos y sus
aplicaciones prácticas atentan contra un orden económico mundial, contra el uso
de fuentes de energía bien conocidas como los hidrocarburos, el carbón, y el
gas natural.
De ahí el secreto y
el ocultamiento.
Comparto todo esto
con sinceridad, con verdadero afecto, aguardando les sea verdaderamente útil
mientras me reitero a las órdenes por cualquier consulta.
Lic. Milton W.
Hourcade
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